SOCFIC quiere crear en Iberoamérica un frente común en defensa de un modelo de farmacia asistencial

Conversamos con los cuatro vicepresidentes de la Sociedad Científico Profesional de Farmacia Iberoamericana Comunitaria

Rinaldo Ferreira, Carlos Mauricio Barbosa, Fernando Martínez y Lucrecia Martínez de Haase

Los días 9 y 10 de junio Barcelona acogió el primer congreso de la Sociedad Científico Profesional de Farmacia Iberoamericana Comunitaria (SOCFIC). Más de 400 farmacéuticos, procedentes de España y de numerosos países de Iberoamérica, debatieron sobre sus respectivos modelos de farmacia y buscaron puntos en común para afrontar un futuro que debe llevar hacia una farmacia asistencial que coloque al paciente en el centro.

La celebración del encuentro nos permitió conversar con los cuatro vicepresidentes de SOCFIC –Fernando Martínez (España), Carlos Mauricio Barbosa (Portugal), Rinaldo Ferreira (Brasil) y Lucrecia Martínez de Haase (Guatemala)– y preguntarles por las prioridades de esta nueva asociación.

«El gran objetivo de SOCFIC para la farmacia iberoamericana –responde Fernando Martínez– es constituir un frente común de defensa del modelo de farmacia que está funcionando en muchos países, lo que supone poner en marcha iniciativas en los países en donde ese modelo no esté implantado o presente debilidades que podamos identificar. Trabajaremos, por ejemplo, para que aquellos países donde la presencia del farmacéutico en la farmacia no es habitual, tengan argumentos de peso para defender la necesidad de que al frente de la farmacia siempre haya un farmacéutico. Nuestro objetivo fundamental será respaldar a estos países a nivel internacional y ayudarles a conseguirlo».

Esta idea la comparten los cuatro vicepresidentes, pero todos añaden su particular punto de vista. Lucrecia Martínez de Haase puntualiza que, básicamente, «el objetivo de SOCFIC es identificar las necesidades de los farmacéuticos en la región iberoamericana y determinar cuáles son los retos y las oportunidades para que en la farmacia haya un farmacéutico y brinde los servicios profesionales a la población. Queremos una atención basada en el paciente y estamos muy contentos de hacer este frente unido, sobre todo por los países donde la regulación no exige que el farmacéutico se encuentre en la farmacia durante el tiempo que esté abierta». Por su parte, Rinaldo Ferreira reconoce «hay diferencias entre cada país, pero cada uno puede aportar sus prácticas para que los otros aprendan. Va a ser un aprendizaje mutuo». Y la última puntualización la aporta Carlos Mauricio Barbosa. «El futuro de la farmacia comunitaria –explica– es, sin duda, una farmacia asistencial, y este es el modelo que la SOCFIC quiere promocionar en toda Iberoamérica. Es un modelo con una farmacia involucrada en su comunidad, en el que los farmacéuticos conocen a sus pacientes y están enfocados en ellos. Creemos que este es el mejor modelo para la sociedad y para la profesión». Considera Carlos Mauricio Barbosa que SOCFIC «será una plataforma muy importante para compartir experiencias profesionales, conocimiento y ciencia. Iberoamérica es una región enorme unida por la lengua, tenemos mucho en común».

 

La formación del farmacéutico es importante, hay que dotarle de las competencias necesarias para su ejercicio profesional y así impulsar la farmacia asistencial, nuestro común denominador (Lucrecia Martínez de Haase)

 

El punto de partida, sin embargo, está marcado por las diferencias. «Tenemos que ser sinceros –reconoce Carlos Mauricio Barbosa–, en Iberoamérica hay países que tienen una farmacia más logística, más comercial, y otros con una farmacia más centrada en el paciente, con una visión más clínica, más asistencial. Hay diferencias, pero estas buenas prácticas de farmacia asistencial que propugnamos pueden ser semillas para los países con modelos centrados en una práctica más comercial. Nosotros queremos farmacias con farmacéuticos para prestar servicios farmacéuticos a la población».

Nosotros queremos farmacias con farmacéuticos para prestar servicios farmacéuticos a la población (Carlos Mauricio Barbosa)

 

Les preguntamos en este punto qué es lo que influye más en el ejercicio profesional, si el modelo organizativo o la formación del farmacéutico. Lucrecia Martínez de Haase es la primera en responder, y lo hace con rotundidad: «Ambos. La formación del farmacéutico es importante, hay que dotarle de las competencias necesarias para su ejercicio profesional y así impulsar la farmacia asistencial, nuestro común denominador, pero el sistema organizativo también es muy relevante. Insisto, es fundamental que la farmacia sea un establecimiento de salud. Tenemos muchas diferencias entre todos los países de Iberoamérica, pero cada uno de ellos tiene fortalezas, y tenemos que establecer un punto en común. Así pues, los dos van de la mano, la organización y la calidad». Rinaldo Ferreira hace una breve puntualización: «Hay que cuidar de las personas, pero también hay que cuidar de la gestión de la farmacia. Los conocimientos se suman para el buen ejercicio profesional».

Hay que cuidar de las personas, pero también hay que cuidar de la gestión de la farmacia. Los conocimientos se suman para el buen ejercicio profesional (Rinaldo Ferreira)

 

Fernando Martínez, profesor de la Universidad de Granada, no puede evitar aportar un punto de vista académico: «Yo creo que la organización es importante, pero en un modelo de farmacia asistencial, de farmacia clínica, la formación permanente y actualizada es clave. Tengamos en cuenta que estamos defendiendo un farmacéutico que va a responsabilizarse de la farmacoterapia del paciente. Eso supone una actualización permanente para que todas sus intervenciones se basen en la evidencia científica. Por tanto, necesitamos farmacéuticos formados y acreditados. Este es el gran paso para este cambio hacia un modelo centrado en el paciente».

Necesitamos farmacéuticos formados y acreditados. Este es el gran paso para este cambio hacia un modelo centrado en el paciente

 

Carlos Mauricio Barbosa aprovecha este pequeño giro de guion para recoger el testigo: «Es importante tener en cuenta que las ciencias de la salud cambian con gran rapidez. Un farmacéutico que durante cinco años no haga formación continuada se queda desactualizado, y esto no se lo puede permitir el farmacéutico, que es un profesional de la salud que debe disponer siempre de las herramientas de conocimiento científico actuales para poder desarrollar su profesión centrada en el paciente. Es, por tanto, muy importante una buena formación de base en la Universidad, pero también es fundamental una formación continuada». Y termina retomando la pregunta inicial: «El modelo de organización de la farmacia es importante, sin duda, pero solo puede seguir adelante si cuenta con farmacéuticos capaces, con competencias para poder ejercer efectivamente la profesión. Ser un farmacéutico asistencial no es fácil, constantemente aparecen nuevos medicamentos más eficaces para tratar las enfermedades, pero también con muchos problemas de reacciones adversas, de incompatibilidades, de interacciones… El modelo de farmacia dependerá de la existencia de farmacéuticos con estas características en cada país».

Enfilamos el final de la conversación preguntando si creen que es posible que en Iberoamérica se valore más el papel del farmacéutico. «Es un reto muy grande, sobre todo en Latinoamérica, donde, en algunos países, el farmacéutico no tiene una presencia directa en este establecimiento de salud». Quien ha respondido es Lucrecia Martínez de Haase, que añade: «Uniendo fuerzas se pueden lograr cambios. SOCFIC nos ayuda al conseguir que los colegas de los diferentes países que la conformamos nos sentemos, veamos las fortalezas que tienen en algunos países y apoyemos a otros donde el farmacéutico ha perdido la relevancia en la sociedad. Consideramos que podemos ganar espacios, porque unidos tenemos más fuerza. El objetivo principal de SOCFIC es que el farmacéutico tenga más presencia y se gane ese espacio en la sociedad».

Nuevamente Rinaldo Ferreira hace una puntualización: «Creo que hay dos maneras de que el farmacéutico logre que se le valore más. Una es a nivel individual, actuando en su farmacia, siendo valorado por su comunidad y por sus pacientes. La otra es de ámbito nacional y creo que con SOCFIC se puede conseguir que este reconocimiento de la profesión farmacéutica sea también del colectivo».

Carlos Mauricio Barbosa insiste en los objetivos de SOCFIC: «Lo que SOCFIC quiere es compartir las experiencias de los países en los que la profesión está hoy un poco más desarrollada, compartir qué estructuras ha sido necesario construir, qué herramientas se han tenido que desarrollar, para que todos podamos encontrar un punto en común con un farmacéutico que tenga un perfil clínico, asistencial, para lograr una farmacia cada vez más centrada en el paciente».

No es un camino fácil, y así lo reconoce Fernando Martínez: «Los cambios son difíciles –dice– y muchas veces no tan rápidos como uno quisiera, pero el gran reto en algunos países de Iberoamérica es que la población identifique al farmacéutico como un profesional de la salud». Para lograrlo, Fernando Martínez vuelve a hablar de los conocimientos, habilidades y actitudes que debe tener un farmacéutico comunitario. «Cuando el farmacéutico actúe –explica– debe hacerlo de una forma protocolizada, sistematizada, y debe registrar sus intervenciones, porque ese registro nos va a permitir la autoevaluación y esa autoevaluación nos permitirá mejoras».