Este documento parte de las reflexiones que se retransmitieron en una sesión celebrada el 15 de abril en el canal SEFAC TV y en la que médicos de atención primaria y farmacéuticos comunitarios compartieron sus inquietudes sobre cómo aprovechar mejor los recursos de este nivel asistencial durante la gestión de la pandemia.
El documento se divide en varias partes, en las que se hace una valoración sobre los efectos y el impacto de la pandemia en la atención primaria (AP) y la farmacia comunitaria (FC), los cambios que se han provocado en la actuación de los profesionales, cómo debería ser la coordinación entre los centros de salud y las farmacias, qué papel pueden desempeñar algunos servicios profesionales farmacéuticos y medidas para facilitar el desconfinamiento.
Impacto de la pandemia en AP Y FC
El documento señala que tanto la AP como la red de farmacias comunitarias no han sido suficientemente valoradas por la Administración en la gestión de la crisis, especialmente en los comienzos. Una gestión que también ha puesto de manifiesto la insuficiente dotación de los recursos humanos y materiales de la atención primaria y comunitaria, a pesar de que este nivel asistencial es el pilar que sostiene gran parte de la presión asistencial del Sistema Nacional de Salud (por ejemplo, las patologías crónicas, que suponen el 80 % de sus consultas). En este sentido, Laura Aliaga, coordinadora del grupo de trabajo de Gestión del medicamento, inercia clínica y seguridad del paciente de SEMERGEN y una de las autoras del documento, señala que “la Atención Primaria ha tenido un papel fundamental desde el inicio de la crisis, pero el riesgo de colapso del nivel hospitalario ha obligado a dirigir los, ya de por sí ,mermados recursos del primer nivel hacia el nivel hospitalario, poniendo en riesgo el correcto funcionamiento del sistema en su conjunto”.
Por su parte, Francisco José Sáez, responsable del Grupo de Trabajo de Cronicidad de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) y otro de los autores médicos del documento, añade que “la pandemia COVID-19 está demostrando la importancia de no ignorar a la atención primaria y sí desterrar el ‘hospitalocentrismo’ que rige nuestro Sistema Nacional de Salud, siendo vital establecer mecanismos de colaboración entre los profesionales sanitarios del primer nivel -médicos de familia, enfermeras y farmacéuticos comunitarios- que permitan mejorar la atención a los ciudadanos, en especial, a los pacientes crónicos, grandes olvidados en múltiples y desgraciadas situaciones generadas por el coronavirus”.
La pandemia también ha afectado a la forma de trabajar de los médicos y de los farmacéuticos comunitarios, al existir un acceso muy reducido a los equipos de protección individual (EPI). No hay que olvidar que la pandemia ha tenido un elevado coste en la salud de estos profesionales, pues un 20 % de los afectados son profesionales sanitarios y gran parte de los fallecidos han sido médicos de atención primaria (18) y farmacéuticos comunitarios (16).
Coordinación entre los profesionales
El documento también recoge que la coordinación entre niveles y profesionales, cuando se ha dado, ha sido más como consecuencia de la voluntad de los profesionales que por el empuje de las Administraciones. En este sentido, es imprescindible mejorar la comunicación y la elaboración de protocolos y sesiones conjuntas entre centros de salud y farmacéuticos comunitarios, pero también con los profesionales sanitarios de otros niveles asistenciales.
Esa protocolización y colaboración es imprescindible, por ejemplo, en situaciones que requieran de una prescripción complementaria (tras un diagnóstico y un plan de acción médico, otros profesionales sanitarios, como los farmacéuticos, pueden complementar la acción) o una dispensación excepcional (cuando el paciente llega a la farmacia y hay un problema de tipo administrativo con su receta, la situación podría resolverse de forma protocolizada con la intervención del farmacéutico comunitario y en coordinación con el médico). Lola Murillo, coautora del documento y responsable del área de Cronicidad y AP de SEFAC, explica que “estas intervenciones son especialmente relevantes en momentos como el de la presente crisis, ya que en estos meses de confinamiento los farmacéuticos comunitarios se han convertido en profesionales sanitarios de referencia y las farmacias en un establecimiento esencial”.
Servicios profesionales farmacéuticos
En lo que respecta a la provisión de servicios profesionales farmacéuticos asistenciales, es evidente que muchos de ellos han quedado apartados durante las primeras fases de la pandemia al no poder prestarse con normalidad, tener que extremar las medidas de seguridad y limitar los contactos. Sin embargo, la crisis sí ha permitido que se refuercen servicios como la indicación farmacéutica en la resolución de consultas en síntomas menores y que afloren servicios farmacéuticos que hasta ahora habían sido poco desarrollados, cuando no cuestionados, como la atención farmacéutica domiciliaria. “La crisis ha puesto de manifiesto que existe una necesidad clara, por parte de los pacientes más vulnerables, como las personas mayores con enfermedades crónicas, de facilitarles la accesibilidad de sus tratamientos, de ahí que durante la pandemia la dispensación de medicamentos con entrega en el domicilio de los pacientes se haya convertido en una realidad incuestionable”, apunta Vicente J. Baixauli, vicepresidente de SEFAC y también coautor del documento.
En este sentido, también ha habido experiencias para facilitar la dispensación de medicamentos hospitalarios en las farmacias comunitarias, pero en muchas ocasiones se han optado por otras fórmulas menos que han dejado de lado a los farmacéuticos comunitarios (entregas con mensajeros, ONG, voluntariado, etc.).
Desconfinamiento
De cara al desconfinamiento y la fase de desescalada, el documento reivindica el papel de los profesionales de atención primaria y comunitaria, que deben ser la referencia fundamental durante ese proceso. Para ello, es necesario dotar de recursos a sus estructuras, de medios de seguridad, aumentar la capacidad para la realización de test a la población (utilizando también a la red de farmacias si es necesario) y no olvidar que muchas patologías crónicas, ahora escondidas, pueden volver a surgir con fuerza cuando se levanten las restricciones de movilidad.
Conclusiones
Como conclusiones a la gestión de la crisis pandémica desde la perspectiva de la atención primaria y comunitaria el documento resume que:
1. El SNS se ha visto inmerso en un reto hasta ahora desconocido, difícil de gestionar y en el que se han cometido errores que deben servir para aprender y aprovechar las oportunidades de mejora de cara a brotes o epidemias futuras.
2. La atención primaria y la red de farmacias no deben ser minusvaloradas, sus re¬cursos deben ser mejor aprovechados, reforzados y protegidos para beneficio del sistema y de la población, ya que son los mejores instrumentos para contener, mi¬tigar y erradicar la epidemia.
3. Es imprescindible reforzar la coordinación y comunicación entre niveles asistencia-les y, en particular, entre los centros de salud y las farmacias comunitarias en aras de una mejor detección de pacientes con síntomas leves y para el seguimiento de pacientes crónicos. Entre las principales medidas, la receta electrónica debe com-pletar su uso asistencial, ampliar las responsabilidades de forma protocolizada en dispensación e indicación del farmacéutico en caso de urgencia y también sería deseable que se pudiera compartir toda aquella información clínica necesaria para la atención de los pacientes que precisan medicamentos.
4. La atención domiciliaria ha sido un pilar asistencial en esta crisis y la actividad farmacéutica en la misma ha llegado para quedarse en su justa medida y debe ser convenientemente protocolizada, consensuada y empleada para mejorar la calidad de vida y atención de los pacientes que la necesitan desde criterios de profesiona-lidad, cercanía y sostenibilidad.
5. Los medicamentos de diagnóstico hospitalario de manejo ambulatorio que pueden ser dispensados en la farmacia comunitaria deberían ser dispensados en este canal si se quiere que estos tratamientos sean más accesibles a la población y con una coor¬dinación real entre niveles asistenciales. Para ello, se deben articular protocolos de dispensación y seguimiento compartido entre la farmacia comunitaria y hospitalaria.
6. Es necesario emplear todos los recursos disponibles en el SNS para el cribado de la población susceptible de tener coronavirus SARS-CoV-2. La red de farmacias, junto con los centros de salud, debería estar incluida entre los establecimientos con ca-pacidad para hacer estos cribados de forma protocolizada y coordinada.