Se trata de una guía práctica creada dentro del proyecto ADHe+, cuyo objetivo es dotar al farmacéutico de herramientas útiles e integrables en el trabajo diario de la farmacia que ayuden a detectar aquellos pacientes que no cumplen el tratamiento prescrito y a poder establecer una relación de confianza para conocer los motivos por los que no toman adecuadamente la terapia y poder reconducir esa falta de adherencia.
Rosa Prats, farmacéutica comunitaria que ha coordinado el documento en el que han trabajado varios expertos, señala que «el farmacéutico comunitario es una pieza clave en el abordaje de la adherencia, pues es el último eslabón de la cadena antes de que el paciente reciba el medicamento. Por ello, la guía es una magnífica herramienta que le ofrece la oportunidad, durante el proceso de dispensación, de ayudarle de una forma fácil y rápida a la detección y abordaje de pacientes no adherentes, tanto en la medicación que deciden recoger como en la que no».
Puntos clave en la comunicación con el paciente
Identificar las barreras que se oponen en la adherencia al tratamiento es el primer paso para determinar qué intervenciones son las más adecuadas para mejorarla. Para lograrlo, es fundamental que exista una buena comunicación entre el paciente y el farmacéutico comunitario, cuidando la empatía, las preguntas y escuchándole.
Los pacientes deben sentirse cómodos para poder preguntarle sus dudas o preocupaciones sobre la medicación. Y el farmacéutico debe comprender las razones por las cuales el paciente no está tomando de manera adecuada la medicación.
El documento Dispensación, adherencia y uso adecuado del tratamiento aporta otros nueve puntos clave de la comunicación del farmacéutico con el paciente:
1. Establecer en cada caso la vía de comunicación más adecuada, valorando el empleo de dibujos, símbolos e incluso idiomas diferentes.
2. Animar a los pacientes a hacer preguntas sobre su enfermedad y su tratamiento.
3. Utilizar preguntas abiertas.
4. Hablar sobre las repercusiones de no tomar la medicación, sobre otras alternativas no farmacológicas, sobre cómo realizar la reducción gradual de las dosis y sobre qué medicamentos priorizar (en el caso de pacientes polimedicados).
5. Dar la oportunidad al paciente de implicarse en las decisiones sobre el tratamiento.
6. Evaluar la adherencia de forma no crítica con el paciente.
7. Asumir que los pacientes pueden tener un punto de vista diferente.
8. No hay ninguna recomendación específica que valga para todos los pacientes.
9. Revisar periódicamente con el paciente sus conocimientos, comprensión y preocupación sobre sus medicamentos, ya que varían con el tiempo.