La Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid y el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid (COFM) han recopilado un total de 242,4 kilogramos de medicamentos estupefacientes caducados para su posterior destrucción en la recogida extraordinaria de estos fármacos que han organizado del 8 al 10 de abril. Entre estos medicamentos se incluían además materias primas y sustancias caducadas psicotrópicas y/o estupefacientes.
En esta recogida excepcional, la primera que se hace desde el año 2015, han participado un total de 586 oficinas de farmacia y 24 servicios de Farmacia Hospitalaria (pertenecientes a centros públicos y privados) de la región, que depositaron sus medicamentos en las instalaciones del Colegio, acondicionadas para ello, a lo largo de los tres días que duró la iniciativa.
La puesta en marcha de esta medida respondía, tal y como ha explicado el presidente del COFM, Manuel Martínez del Peral, al compromiso de la Junta de Gobierno de dar un servicio y una solución a una petición expresada por muchos farmacéuticos. “Hemos llevado a cabo esta iniciativa porque sabíamos que era necesaria, ya que es la primera recogida excepcional de estupefacientes que se realiza desde 2015. Con ella, hemos querido dar respuesta a las necesidades de los colegiados”, ha afirmado.
Junto a esto, Martínez del Peral subrayó que el éxito de este servicio ha residido en la “estrecha colaboración” que existe entre el COFM, la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid y la Policía Nacional -que ha estado presente durante los tres días-, ya que ha permitido garantizar, en todo momento, la seguridad del proceso. “Desde el Colegio tenemos clara la relevancia de la colaboración con la Administración sanitaria y con los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado en pro de la salud pública y la seguridad de la población. El trabajo conjunto que hemos realizado con este proyecto es una prueba de ello”, ha concluido.
Pilar Jimeno, directora general de Inspección y Ordenación Sanitaria de la Comunidad de Madrid, que acudió a las instalaciones colegiales para conocer de primera mano el desarrollo del proceso, destacó que “esta medida representa un hito significativo en la seguridad farmacéutica, ya que contribuye a prevenir la presencia de medicamentos potencialmente peligrosos en los establecimientos farmacéuticos de la Comunidad de Madrid”.
Además, aplaudió que esta iniciativa se realizase en las instalaciones del Colegio, ya que “ofrecen un acceso más cómodo y conocido para los farmacéuticos de nuestra región”.
Procedimiento de recogida y destrucción
Para poder acceder a la recogida de estos medicamentos caducados durante los tres días fijados, los farmacéuticos debían realizar una solicitud previa y, tras recibir la confirmación y la fecha de cita, acudir a las instalaciones del Colegio para hacer entrega de dichos fármacos. En cada acto se ha expedido un documento con la relación de productos recogidos y se ha hecho entrega de un justificante al farmacéutico. Para ello, han participado durante los tres días técnicos farmacéuticos del Colegio e inspectoras de la Consejería de Sanidad.
Las 610 participaciones registradas en esta edición representan un 77,8% más de las contabilizaron en 2015, que contó con 343. Además, los farmacéuticos participantes en esta edición respondieron a una encuesta en la que expresaron su alto grado de satisfacción con la iniciativa.
Entre los productos entregados había múltiples presentaciones y formas farmacéuticas: ampollas, comprimidos, cápsulas, soluciones orales, inyectables… Una vez entregados los medicamentos, estos se depositaban en bidones específicos para su posterior incineración. En total, para poder almacenar todos los fármacos y materias primas entregadas, se han necesitado 30 bidones de 60 litros y dos de 30 litros.
Se trata de medicamentos derivados del opio que requieren un especial control y custodia por parte de los farmacéuticos, por lo que su retirada y eliminación exigen medidas específicas de verificación y seguridad.
Para poder participar en esta recogida, de carácter voluntario, todos los medicamentos y materias primas depositados debían estar asentados en el libro de contabilidad de estupefacientes y no haber sido dispensados previamente.
El tiempo transcurrido desde el último proceso de recogida extraordinaria, sumado a las condiciones específicas de custodia y destrucción de estos medicamentos, propició algunas curiosidades, como la entrega de presentaciones muy antiguas que, hoy en día, no se comercializan como tales o de envases con el precio aún en pesetas.