Las organizaciones que forman inicialmente la alianza son: Instituto #SaludsinBulos, Asociación Española de Vacunología, Asociación de Enfermería Comunitaria, Asociación Nacional de Enfermería y Vacunas, Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos, Escuela de Pacientes de Andalucía, Instituto Balmis de Vacunas y Sociedad Española de Pediatría de Atención Primaria. De todas formas, se espera que se sumen otras entidades en fechas próximas. De hecho, para José Antonio Forcada, coportavoz científico de la alianza, «confiamos en aglutinar a nuevas organizaciones pronto y contar con el apoyo de todo el sector sanitario para lograr nuestros objetivos».
Los principios
Los principios de la “Alianza contra los Bulos en Vacunas” son:
• Los bulos sobre vacunas ponen en peligro la salud de la población y, en especial, a los más vulnerables.
• Cuando una persona deja de vacunarse porque cree que las vacunas son nocivas no sólo se expone a un microorganismo que puede ser mortal, sino que pone en riesgo al resto de la comunidad.
• La eficacia y seguridad de las vacunas no están basadas en creencias sino en ciencia. Todas las vacunas disponibles han pasado las evaluaciones de las autoridades sanitarias y han tenido que demostrar que son seguras y funcionan.
• La difusión de bulos sobre las vacunas es un acto repudiable e irresponsable. Basta que una sola persona se crea el bulo y no se vacune o no vacune a sus hijos para causar un daño irreparable.
• Las redes sociales y las cadenas de mensajería instantánea pueden multiplicar el alcance de un bulo y su daño, por lo que cualquier distorsión de la realidad puede equivaler a un efecto dominó cuyas consecuencias finales son impredecibles.
• El humor es un arma de doble filo sobre las vacunas frente a la COVID-19. Si bien puede ayudar a desmontar los argumentos de las personas reticentes a las vacunas, también puede contribuir a crear un estado de opinión contra ellas. Por eso, la responsabilidad a la hora de difundir bulos se extiende a los memes.
• Se necesitan campañas de concienciación sobre los bulos en vacunas que apelen a la responsabilidad individual y que lleguen a todos los colectivos implicados.
• Los profesionales sanitarios tienen una labor fundamental a la hora de difundir información veraz sobre vacunas y contribuir a la confianza de la población en ellas, tanto en su contacto directo con el paciente como en redes sociales.
• La educación sobre los beneficios de las vacunas debe iniciarse desde edades tempranas. Un ciudadano formado en salud contribuye a una sociedad más sana.
• La tecnología debe contribuir a combatir los bulos en vacunas y la creciente amenaza que suponen los bots creados por grupos antivacunas y gobiernos autoritarios cuyo fin es desestabilizar democracias.