La Asociación para el Autocuidado de la Salud (anefp), con el apoyo de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), la Sociedad Española de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria (SEFAC), el Consejo General de Enfermería, el Consejo General de la Psicología de España y la asociación de pacientes Long COVID ACTS, ha impulsado el primer informe centrado en los síntomas leves de la enfermedad que presentan algunos pacientes a largo plazo. Como resultado, se ha establecido entre todos los participantes en este proyecto un consenso en torno a la definición de COVID persistente al tiempo que se han acordado 27 recomendaciones para tratar los síntomas leves de los pacientes con COVID persistente.
Como ha explicado Jaume Pey, director general de la Asociación para el Autocuidado de la Salud (anefp), «la finalidad del documento es dar unas pautas de actuación para poder, en primer lugar, identificar a estos pacientes eficazmente y, en segundo lugar, poder tratarles aliviando sus síntomas y hacer un seguimiento eficaz de su evolución, con el objetivo de mejorar su calidad de vida».
Considerando que en febrero de 2022 hay más de 10.000.000 de casos notificados positivos en España según datos del Ministerio de Sanidad desde que se inició la pandemia, se puede estimar que hay aproximadamente más de un millón de personas afectadas por la COVID persistente en España, lo cual representa al menos el 10% de contagiados por la COVID-19.
«Dado el elevado número de personas que podrían estar afectadas por los síntomas que se mantienen en el tiempo de COVID persistente y las posibles secuelas, para nosotros era fundamental establecer un consenso entre farmacéuticos comunitarios, médicos de atención primaria, enfermeros y psicólogos que permita impulsar colaboraciones efectivas que tengan impacto sobre los pacientes con síntomas leves de la COVID persistente. También buscamos concienciar sobre el uso de recursos adecuados en cada uno de los ámbitos de actuación y de la necesidad de compartir información para mejorar la atención de estos pacientes», ha comentado Jaume Pey detallando, así, los objetivos que persigue este documento de consenso.
Para el desarrollo de este proyecto se ha creado una comisión asesora presidida por Julio Mayol, director de la Unidad de Innovación del Instituto de Investigación Sanitaria San Carlos (IdSSC), con representantes de farmacéuticos comunitarios, médicos de atención primaria, enfermeras y psicólogos y un miembro de Long COVID ACTS en representación del colectivo estatal de pacientes para avanzar en una definición de consenso respecto al COVID persistente y en recomendaciones para el manejo de síntomas leves.
Definición y síntomas
En lo que respecta a las definiciones de los síntomas leves de la COVID-19, Julio Mayol destaca que ya existen algunos estudios para estimar la prevalencia de la COVID persistente pero los datos disponibles hasta el momento no son homogéneos, «si bien todos destacan la magnitud de pacientes que se ven afectados», según ha indicado. Precisamente, para poder establecer unas medidas comunes de actuación frente a los pacientes que tienen alguno de estos síntomas, el presidente de la comisión asesora del I documento de consenso para el abordaje de pacientes con síntomas leves de COVID persistente, ha señalado que primero hay que poder identificarlos y diagnosticarlos, y para ello se han concretado definiciones de conceptos que aún no tenían consenso, como el de síntomas leves que se consideran de la COVID persistente o la propia definición de este término.
«Entendemos por síntoma leve aquel problema de salud de carácter no grave que no tiene relación alguna con las manifestaciones clínicas de los otros problemas de salud que sufra el paciente, ni con los efectos, deseados o no, de los medicamentos que toma, que no precisan por tanto diagnóstico profesional sanitario preciso y que responden o se alivian con un tratamiento sintomático», ha concretado Mayol, que ha añadido que esta definición ha sido consensuada por los 103 profesionales que han contestado a los cuestionarios que fueron la base para la elaboración del informe.
Los expertos también se han puesto de acuerdo en qué síntomas se consideran persistentes tras infección por la COVID-19 y son los siguientes: cardiacos (palpitaciones, hipotensión ortostática, hipertensión arterial, síncope, taquicardia, bradicardia sinusal), problemas de coagulación (hematomas, microtrombosis acras), dermatológicos (urticaria, rash, alopecia), trastornos digestivos (abdominalgia, dispepsia, pirosis, flatulencia, diarrea), síntomas generales (febrícula, escalofríos, anorexia, malestar general), trastornos neurológicos (cefalea, parestesias, anosmia/cacosmia, disgeusia, dispraxia, déficit de memoria, inestabilidad, mareo, incapacidad para concentrarse), síntomas oftalmológicos, osteomusculares, otorrinolaringólogos, síntomas psicológicos (ansiedad, trastornos del sueño y otros) y síntomas respiratorios (disnea, tos seca y otros).
«Teniendo en cuenta lo anterior, se pueden definir como COVID persistente aquellos casos en que los síntomas guarden relación causal y temporal con el diagnóstico clínico y/o apoyado por test de laboratorio de una infección previa por el SARS-CoV-2. Las secuelas no son excluyentes con los síntomas de la COVID persistente», ha resumido Julio Mayol.
Recomendaciones
El consenso en las definiciones de los aspectos más importantes de los síntomas leves de la COVID persistente ha permitido tener un punto de partida sólido para que los expertos puedan realizar un total de 27 recomendaciones para el manejo de síntomas leves en pacientes con síntomas de la COVID persistente. Las recomendaciones se centran en medidas que se pueden llevar a cabo para mejorar la identificación de estos pacientes, la información que se debe proporcionar por los profesionales de atención primaria, los tipos de tratamientos disponibles para los síntomas leves de la COVID-19 o las prácticas de colaboración que debe haber entre los diferentes profesionales.
«Que profesionales de atención primaria, farmacéuticos comunitarios y psicólogos mantengan un rol activo en la identificación de pacientes que sufren síntomas leves persistentes de la COVID-19, dar información sobre los síntomas persistentes o contar con competencias y sensibilidad para identificar síntomas leves psicológicos, son algunas de las recomendaciones que proponen este grupo de expertos. Añaden también una escucha activa y empática a estos pacientes y una correcta información acerca de los tratamientos autorizados», ha enumerado el presidente de la comisión asesora del informe.
Navidad Sánchez Marcos, vocal de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria (SEFAC) y miembro del grupo de COVID-19 que ha participado en la elaboración del documento, señala que «este consenso aporta un gran valor añadido por reunir una visión de la COVID persistente desde distintos ángulos sanitarios, lo cual favorece al paciente. Desde el punto de vista farmacéutico es importante reseñar que en las farmacias es habitual la detección de casos de personas que han pasado la infección pero tienen síntomas compatibles con COVID persistente y lo desconocen o lo asocian a otros problemas de salud (tos, dolor muscular, cansancio, etc.). Además, se hace seguimiento de la evolución de aquellos pacientes que han dado positivo al hacerse test dispensados o realizados en las farmacias y esto nos permite saber si, una vez pasada la infección, hay una recuperación total o es necesaria algún tipo de intervención adicional, ya sea mediante una indicación farmacéutica de algún tratamiento o la derivación al médico», concreta.
Jaume Pey ha cerrado la sesión concluyendo que «se ha conseguido generar un documento de consenso que proporciona herramientas para impulsar acciones concretas para cada una de las profesiones vinculadas en el tratamiento de las personas afectadas con COVID persistente y acciones coordinadas entre ellas que aportan valor al paciente y al sistema de salud referente a los síntomas leves persistentes de la COVID-19».