Afirman los presidentes que «sólo con un modelo de distribución solidaria cooperativa bien dimensionado en tamaño y con el suficiente músculo financiero, puede garantizarse la universalidad del servicio farmacéutico, valor fundamental del modelo asistencial que permite que el medicamento llegue en las mismas condiciones a todos los ciudadanos con independencia del lugar en el que residan o de su renta». A lo que añaden que «sólo con una distribución de mayor tamaño, capacidad financiera y de procesamiento y análisis de la información, puede la farmacia asistencial acometer los grandes retos de futuro que le esperan a la vuelta de la esquina».
A es respecto, consideran que «la farmacia necesita una distribución cooperativa que sea capaz de proporcionarle el respaldo necesario para impulsar nuevos servicios y prestaciones que potencien el protagonismo de la oficina de farmacia en los grandes retos del sistema público de salud. Retos vinculados a la atención a los crónicos, la dependencia y el envejecimiento de la población, la mejora de los sistemas de prevención, la eficiencia en la coordinación de los diferentes niveles asistenciales y la colaboración con otros profesionales sanitarios».