En un momento en que el debate en la opinión pública se centra en la reducción del gasto en el Servicio Nacional de Salud y, en especial, del gasto farmacéutico y lo que ha supuesto a este sector la aplicación de las medidas que establece el RD 9/2011 (generalización de la prescripción por principio activo, adecuación del contenido de los envases y dispensación personalizada o racionalización del gasto público destinado a la prestación farmacéutica, entre otras), es más necesario que nunca redundar en la importancia del servicio que las farmacias prestan a la sociedad.
Hablar de ahorro en el Sistema Nacional de Salud y, en consecuencia, de ahorro para las arcas públicas, remite irremediablemente a hablar de caídas en el gasto farmacéutico y, por tanto, en la pérdida de calidad de una de los pilares fundamentales para la sanidad de nuestro país.
Desde Asefarma (www.asefarma.com), y como asegura su Presidente, Carlos García-Mauriño, «consideramos que es positivo hablar de medidas para la sostenibilidad del SNS, sin embargo las farmacias ya han sufrido suficientes recortes con la aplicación de los últimos Reales Decretos».
Las farmacias, como espacios de salud, ejercen una doble función para la población: «la atención farmacéutica a las personas con dolencias leves, como un resfriado, y prefiere no ir al médico. Y, por el contrario, a las personas que van a la farmacia y el boticario envía a la consulta», explica García-Mauriño. Y prosigue «soportan un gran número de consultas en materia sanitaria, con profesionalidad, calidad en la atención y una proximidad que el paciente valora».
Por ello, en Asefarma existe la convicción de que más que hablar de recortes, de contención del gasto o de ahorro a las arcas públicas, «hay que hablar de preservar el sistema farmacéutico por su eficiencia, disponibilidad y arraigo en nuestro país, de medidas que supongan un ahorro estructural y que busquen la eficiencia del Sistema Nacional de Salud, de garantizar que continúe la estabilidad de la que siempre ha gozado el sector y, sobre todo, hay que hablar de respeto a la farmacia y de la prestación que ofrecen los farmacéuticos a la sociedad», concluye el Presidente de Asefarma.