La transformación digital debe permitir el acceso sostenible a la innovación biomédica disruptiva

La medición de los resultados en salud de todas las actuaciones sanitarias resulta esencial para integrar y sacar el mayor fruto de dos revoluciones que están ya transformando los sistemas sanitarios de los países desarrollados: los nuevos avances biomédicos derivados del desarrollo de la genómica funcional y la proteómica –que están cambiando la forma de afrontar el tratamiento de la enfermedad– y el proceso imparable de digitalización de nuestra sociedad y del sistema sanitario. Así lo señaló ayer el presidente de Farmaindustria, Jesús Acebillo, durante el acto inaugural del XVII Encuentro de la Industria Farmacéutica Española, que se celebra en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, en Santander. «Ambas dimensiones transformadoras serán claves para la modernización del sistema sanitario y su sostenibilidad», aseguró.

La transformación digital debe permitir el acceso sostenible a la innovación biomédica disruptiva
La transformación digital debe permitir el acceso sostenible a la innovación biomédica disruptiva

En el caso de la innovación disruptiva, que engloba los avances terapéuticos de los últimos años, fruto del nuevo y profundo conocimiento de la biología celular, está permitiendo desarrollar nuevos fármacos y productos biológicos altamente específicos, así como procedimientos de terapia celular, terapia génica y medicina regenerativa, capaces todos ellos de cambiar radicalmente el abordaje de enfermedades y, por tanto, la vida de muchos pacientes. «Estos nuevos avances terapéuticos significan un renacimiento de la medicina y están llamados a modificar radicalmente la práctica médica actual, a transformar los sistemas sanitarios donde dichas enfermedades son gestionadas y, por último, a mejorar la vida de muchos pacientes”, subrayó Acebillo.

No obstante, en ocasiones estos nuevos productos biológicos sólo se contemplan como elementos de incremento de costes, en vez de como «soluciones para mejorar la vida de los pacientes y reducir e incluso eliminar muchas enfermedades y, por tanto, sus costes asociados». Para el presidente de FARMAINDUSTRIA, esta percepción puede deberse a la falta de criterios internacionales comunes sobre las políticas de precio a aplicar a estas innovaciones disruptivas, políticas que, en su opinión, «deberían estar basadas en el valor añadido que dichos productos generan en el paciente y el sistema sanitario y a nivel socio-económico».

En lo que se refiere a la transformación digital del sistema sanitario, que ya está proveyendo de nuevos instrumentos capaces de procesar ingentes volúmenes de datos (las herramientas de big data), afectará y redefinirá los sistemas de salud en el futuro inmediato, «convirtiéndose con toda probabilidad en el motor más potente de transformación de dichos sistemas, ya que actuará de forma transversal en todas las fases de la cadena sanitaria, desde el paciente, a través de las nuevas tecnologías de conectividad-integral, hasta la gestión de la sanidad o la interconectividad entre los sistemas salud».

Ante este nuevo panorama, el presidente de Farmaindustria considera que para mejorar la eficiencia de los sistemas sanitarios y capturar así todo el valor que las innovaciones disruptivas generan hace falta una transición desde una visión meramente presupuestaria a una contabilidad analítica; sólo así se podrá conocer el nivel de eficiencia del sistema en la gestión de las distintas patologías. «Esta evolución –agregó– será clave si queremos conocer con precisión los costes por intervención terapéutica o por enfermedad, y también para identificar las palancas para mejorar los resultados de salud en los pacientes. En definitiva, será clave para la sostenibilidad del sistema sanitario en los próximos años, donde prevemos escenarios con incrementos significativos en la demanda sanitaria».

Este análisis de los resultados en salud de cada intervención sanitaria debe hacerse no sólo a corto, sino también a medio y largo plazo, ya que es en periodos largos cuando se manifiestan la gran mayoría de beneficios clínicos en el tratamiento de un gran número de patologías. Y el análisis –sostuvo Acebillo– debe trascender la perspectiva estrictamente sanitaria: junto a los beneficios clínicos de un nuevo medicamento o tecnología han de contemplarse también sus efectos positivos en términos socioeconómicos, de empleo y de mejora de la calidad de vida.

En este punto, el presidente de Farmaindustria reiteró el compromiso de la industria farmacéutica con estas transformaciones y ofreció la colaboración de ésta a las administraciones sanitarias para realizar estudios piloto sobre resultados en salud en diferentes patologías, con el fin de medir el valor añadido que cada innovación genera en los pacientes, el sistema sanitario y la economía del país.

En el acto inaugural del encuentro participaron Félix Lobo, director del Encuentro; Encarna Cruz, directora general de Cartera Básica de Servicios del SNS y Farmacia; María Luisa Real, consejera de Sanidad de Cantabria; Miguel Ángel Casermeiro, secretario general de la UIMP; Humberto Arnés, director general de Farmaindustria; Nathalie Moll, directora general de EFPIA, y Jesús Acebillo, presidente de Farmaindustria

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