El Alzheimer es una enfermedad imposible de prevenir. No obstante, sí existen situaciones que alertarían de un posible padecimiento futuro, lo que permitiría iniciar su tratamiento y supervisión desde la fase inicial. Por ello, la ficha editada por la SEFAC recomienda informar a los profesionales sanitarios de todos aquellos problemas incipientes de memoria, lenguaje, orientación o funciones ejecutivas que surjan en edades próximas a los 65 años. Más allá del posterior diagnóstico o descarte de un deterioro cognitivo, se recomienda que a estas edades se realicen actividades que ayuden a mantener la capacidad mental y la memoria activas, como hacer ejercicio físico, mantener una dieta saludable y una vida social activa, leer, escribir, realizar la lista de la compra, etc.
El rápido deterioro físico y sobre todo mental que sufre el paciente afectado por Alzheimer (apenas cuatro o cinco años después ya presentará dificultades para mantener sus relaciones sociales así como para asearse, vestirse o comer) otorga desde el primer momento un protagonismo fundamental a sus familiares o allegados. Ellos serán quienes desde su cercanía y convivencia diaria con el afectado puedan reconocer señales de alerta como cambios de memoria, dificultades para resolver tareas de la casa, desorientación de tiempo o lugar, etc. Y serán ellos quienes, a medida que se desarrolle la enfermedad, tengan que asumir su cuidado. Esta responsabilidad, según recuerda esta ficha, también provocará a los cuidadores un desgaste físico y psicológico para el que deben estar preparados.
La ficha recomienda la designación de un cuidador principal, que hará de interlocutor ante los servicios sanitarios, al ser la persona que mejor sabrá describir los efectos de la enfermedad en el afectado. La ficha recuerda que los cuidadores pueden apoyarse para su labor en los recursos sanitarios (profesionales sanitarios, centros de día, etc.) y sociales (asociaciones de pacientes, ayudas domiciliarias, etc.) que ofrece el Sistema Nacional de Salud.
Igual que no existe forma efectiva de prevención del Alzheimer, tampoco la hay para su cura. Actualmente, los tratamientos existentes están encaminados a retrasar el deterioro físico, mantener las funciones cognitivas, recuperar alguna de las que se hayan perdido y mejorar la calidad de vida del paciente.
Esta nueva entrega de la campaña Recomendaciones SEFAC a la población se une a las más de treinta fichas difundidas por SEFAC desde junio de 2008. Las últimas entregas se han dedicado a tabaquismo, insomnio, cicatrización, regeneración de la piel, cefaleas, picaduras de insectos, fotoprotección solar y psoriasis, y están todas disponibles para su descarga en PDF en www.sefac.org.