El trabajo presentado remarca que en el nuevo marco económico global lo más importante es el conocimiento del farmacéutico, lo que puede aportar a los pacientes. Aspecto fundamental a tener en cuenta en el marco de decrecimiento sostenido del gasto farmacéutico público como consecuencia de las distintas medidas adoptadas que, como conclusión, impiden la evolución de la farmacia, pues no hay permanencia de los mercados.
En este contexto, el informe marca el camino a seguir por la farmacia: depender en un 50% de los medicamentos financiados públicamente, un 40% de la venta libre, que está en crecimiento, y un 10% de servicios sanitarios, que se encuentran en desarrollo, «donde el farmacéutico tenga un papel relevante y cobre por ello», puntualizó Borràs.
En el área financiada, se llama la atención sobre la gestión del paciente crónico, pues supone el 42% del gasto. Sobre la venta libre, el área de los medicamentos no financiados, se considera que van a incrementarse las posibilidades, como consecuencia de la no financiación de determinados fármacos y con el nuevo modelo de aportación. En este campo, se considera necesaria la alianza con las Administraciones sanitarias.
Finalmente, en cuanto al desarrollo de servicios, el experto se refirió a los que ya se realizan, como el test rápido del VIH, o la implicación en la adherencia terapéutica. En este punto, y después de citar lo que está haciendo el Colegio de Farmacéuticos de Madrid, abogó por la implantación de la cartera de servicios, validada por las autoridades sanitarias y dando soporte el colegio. Ésta debe centrarse en áreas características propias de la farmacia, en las que ofrezca calidad de asistencia y a precios asequibles.
La parte final del informe está dedicada a la permanencia de la farmacia en los mercados de la prestación farmacéutica, con referencia específica a cuatro campos en donde está perdiendo prácticamente protagonismo, a pesar de que la labor es más próxima y satisfactoria para a los pacientes, más ágil y menos gravosa para los financiadores: absorbentes, tiras reactivas, medicamentos de diagnóstico hospitalario y centros sociosanitarios.
Como conclusión, Rafael Borràs estima que el modelo actual sólo es sostenible en un contexto estable económicamente. «La deriva que lleva el sector actualmente nos aboca a un nuevo marco en el cual desaparecerán entre 2.500 y 3.000 oficinas de farmacia en un periodo de 2,3 años como máximo», advierte. Y a la pregunta de El Farmacéutico sobre si no se corre el peligro de adentrarse en un esquema de macrocentros farmacéuticos presentes únicamente en los centros comerciales de las grandes urbes, el experto contesta sin dogmatismo que «la concentración en grandes urbes perjudica la accesibilidad, pero paralelamente hemos de dar facilidades para que nuestra farmacia sea suficientemente fuerte como para poder ofertar una cartera de servicios de calidad».