«Las labores de promoción de la salud y prevención de la enfermedad son una constante desde las farmacias españolas, aprovechando que las 21.458 farmacias cubren directamente al 99% de la población; además, en el caso de la alimentación, son frecuentes las preguntas que reciben los farmacéuticos y que están estimadas en alrededor de 10 millones de consultas al año», apunta la secretaria general del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos, Ana Aliaga.
Prevención
Para promover esta labor de educación sanitaria y contribuir a la prevención de la anafilaxia, el portal de la Organización Farmacéutica Colegial –portalfarma.com– dispondrá de una sección especial con carteles y folletos informativos a disposición de las farmacias españolas que podrán realizar una breve encuesta para que los familiares de los más pequeños puedan sensibilizarse con el peligro real de estas alergias y conocer si pueden presentar alguna. Además, el farmacéutico aconsejará sobre las medidas preventivas y los riesgos de estas reacciones alérgicas, derivando en los casos de sospecha al especialista.
De acuerdo con la EAACI, más de 17 millones de personas sufren de alergias a los alimentos en Europa, y uno de cada cuatro niños europeos en edad escolar vive con una enfermedad alérgica. Además, las reacciones alérgicas potencialmente graves (anafilaxia) causadas por alergias a los alimentos están aumentando entre la población joven.
Conocimiento del paciente
La educación sanitaria al paciente es fundamental en la labor preventiva, así debe conocer que ciertos alimentos, medicamentos y picaduras de insectos son las tres causas más frecuentes de anafilaxia. En el caso de los niños, son los alimentos el principal detonante, mientras los medicamentos y alimentos lo son entre los que provocan la mayoría de las reacciones anafilácticas en los adultos, siendo las mujeres más propensas a sufrir reacciones que los hombres. Resulta fundamental proporcionar a los más pequeños información exhaustiva para que eviten los principales alérgenos de los alimentos, y, en caso de presentarse una reacción alérgica, seguir el tratamiento que haya indicado el especialista. Con respecto a los pacientes con más riesgo se ha de incidir en el manejo de dispositivos de autoinyección de adrenalina.