Jordi Dalmases, presidente del CCFC, destacó que factores de la farmacia comunitaria como «presencia en el territorio y proximidad son las piezas perfectas para orientar la brújula hacia la farmacia asistencial, que es la única vía para poder seguir en el futuro». El éxito de este futuro, que pasa por la integración de los profesionales sanitarios, «será directamente proporcional a lo que aportamos en la mejora de la salud de las personas», añadió De Dalmases, que celebró «el talante colaborativo de las intervenciones, centradas en el paciente como el objetivo de todos nuestros esfuerzos».
Panel inaugural: resultados y nuevos retos
En el panel inaugural, la secretaria del Consell, Pilar Gascón, anunció cinco retos que se plantea la farmacia comunitaria en los próximos 2 años: la atención farmacéutica en las primeras dispensaciones; la elaboración de una Guía del abordaje de la hipertensión arterial (HTA) en la farmacia y el registro de la tensión arterial; identificar indicadores de la actividad del farmacéutico de oficina de farmacia para monitorizar la actividad y mejorar su calidad; la detección de la enfermedad de Chagas y mejorar y evaluar la adherencia al tratamiento de los pacientes con tuberculosis latente. Gascón también hizo un repaso de los servicios profesionales que ya se encuentran en funcionamiento y, entre otros, explicó que el Programa de Educación Sanitaria a las Personas Mayores (PESGG) ha llegado a 5.000 personas con 314 sesiones informativas por todo el territorio. Como novedad, este programa de educación sanitaria ahora se planteará para toda la población y no sólo para los usuarios de edad más avanzada.
En cuanto a las farmacias centinela, tienen como ventaja que las 60 que participan están distribuidas en todo el territorio y permiten monitorizar el 2% de la población. Los rasgos más novedosos respecto a otras redes centinela existentes en el resto del Estado son la monitorización del uso y abuso recreativo de los medicamentos, de la píldora postcoital y la vigilancia sindrómica que, en el caso de la vigilancia de la epidemia de la gripe, ha permitido demostrar que la farmacia tiene utilidad en esta tarea y contribuir a identificar el inicio de la epidemia. Pilar Gascón también hizo mención a la prueba piloto del Programa de atención farmacéutica al paciente crónico complejo (PCAF), en el marco del cual han participado 127 farmacias, 23 Equipos de Atención Primaria (EAP) y 293 profesionales de los EAP.
Por su parte, Josep Torrent, director del Área de Medicamento de CatSalut, recordó el papel destacado que tienen las farmacias catalanas distribuidas en todo el territorio, que van «más allá de la dispensación» y atienden a un total de 7.518. 913 catalanes, según datos del Sistema Integrado de Salud de Cataluña (SISCAT). «Visualizamos las farmacias como 3.202 puertas de entrada al sistema sanitario», afirmó.
Torrent, tras repasar diferentes datos relacionados con el gasto farmacéutico en Cataluña, enumeró algunos de los retos para mejorar la calidad y seguridad de la prescripción y dispensación, como la creación de alertas en la receta electrónica y la mejora de la mensajería para conectar diferentes profesionales; el empoderamiento del paciente, mediante herramientas que ya se han puesto en marcha desde la Administración como ‘Mi Salud’, donde el paciente puede navegar y consultar su historia clínica, diagnóstico, plan de medicación y tratamiento. Concretamente, los retos que mencionó en el ámbito de la farmacia fueron la mejora de la adherencia y la detección de problemas relacionados con la medicación; buenas praxis en la conciliación y revisión farmacoterapéutica, así como impulsar la educación para la salud, entre otros.
Finalmente, destacó como reflexiones de futuro la voluntad de continuar consolidando la confianza y el trabajo actual en común, dentro del marco actual, entre CatSalut y el Consell y de poner en valor la actividad de la farmacia comunitaria y sus profesionales en el entorno sanitario de Cataluña.
Panel de expertos: importancia del registro de datos
Un aspecto principal de la atención farmacéutica es registrar los servicios profesionales, cuestión que remarcó Ángels Dronda, vicesecretaria del Consell en el panel «Servicio no registrado, servicio no realizado». En este sentido, Joan Calduch, vocal del Consejo de Colegios de Farmacéuticos, abordó la cuestión de qué datos útiles podría aportar la profesión farmacéutica y expuso que «se debería crear un repositorio único» donde todos los profesionales que tienen el liderazgo del registro de datos puedan participar.
También ha sido muy importante la inclusión de la farmacia comunitaria, por primera vez, en 2018, en la Central de Resultados. Es el primer paso para llegar a informes que, según explicó Ana Garcia-Altés, responsable del Observatorio del Sistema de Salud de Cataluña en la Agencia de Calidad y Evaluación Sanitarias de Cataluña (AQuAS), permiten a los actores del sistema rendir cuentas, compararse con otros proveedores de servicios de salud (benchmarking) y aportar transparencia al sistema. Finalmente, Corine Zara, gerente de Acción Territorial del Medicamento del CatSalut, compartió experiencias de integración de la farmacia comunitaria como agente de salud en estructuras de gestión y participación del territorio.
Atención farmacéutica ante la cronicidad
Sebastián J. Santaeugènia, director del Programa de Prevención y Atención a la Cronicidad y del Plan Director Sociosanitario, explicó que, de las personas que viven en residencias en Cataluña, el 32,4% responden al perfil de paciente crónico complejo (PCC) y el 9,3% al de paciente con enfermedad crónica avanzada (MACA).
Santaeugènia, que reflexionó sobre qué papel puede tener el farmacéutico en la atención a la cronicidad, destacó que «el modelo farmacéutico no puede ir separado del modelo asistencial». Este modelo debe estar centrado en el beneficio y en la salud de las personas, garantizando la máxima aplicabilidad posible.
Panel de expertos: profesionales sanitarios y paciente crónico
En el último panel de la mañana, representantes de diferentes ámbitos de las profesiones sanitarias (farmacia comunitaria, farmacia hospitalaria y medicina de familia) debatieron sobre el rol del farmacéutico comunitario en la atención a estos pacientes PCC y MACA. Guillermo Bagaria, vicetesorero del Colegio de Farmacéuticos de Barcelona, puso en valor la función del farmacéutico para «explicar, informar y acompañar al paciente para conseguir objetivos de control terapéutico» y remarcó la necesidad de un sistema integrado de información compartida, imprescindible para la continua toma de decisiones y un feedback evolutivo que optimice la asistencia.
Javier González, farmacéutico adjunto del Servicio de Farmacia del Consorcio Hospitalario de Vic, coincidió en que «es clave compartir información y que todos los agentes implicados trabajamos en la misma línea». Esther Limón, médico especialista en Medicina de Familia y Comunitaria, apuntó que «tener carteras de servicios alineadas y comunes es un elemento que puede mejorar la integración de los diferentes agentes de salud».
Al respecto, Rafael Guayta-Escolies, director de Proyectos e Investigación del Consell, precisó que la comunicación interprofesional no puede basarse en el individualismo, sino que hace falta «un sistema de comunicación sólido». «En la era de la información y la digitalización debería ser obvio y permitiría la mejora de la adherencia y el análisis respecto a la prescripción y dispensación», puntualizó.