En ella han intervenido representantes del sector farmacéutico, la administración y el sistema sanitario que han aportado su visión sobre la situación actual de la atención farmacéutica domiciliaria. Todos han coincidido en apuntar que la creación de equipos multidisciplinares de atención a domicilio y el abordaje integral de la problemática desde todos los actores implicados en el cuidado sanitario son dos aspectos fundamentales a tener en cuenta.
En opinión de Monserrat Espuga, médico de familia y presidenta del Comité de Ética Asistencial en Atención Primaria del Institut Català de la Salut, la colaboración entre médicos de atención primaria y farmacia comunitaria es vital para dar una mejor atención a pacientes en situaciones de especial vulnerabilidad. «Al final el paciente es quien decide si un medicamento le merece confianza y si se lo toma o no. Tenemos que ganarnos esa confianza y la mejor manera de hacerlo es que haya una colaboración y una comunicación fluidas entre los profesionales: farmacéuticos, médicos, enfermería, trabajador social», ha afirmado Espuga.
«Nos debemos al paciente»
Luis Joaquín González, presidente del COF de Madrid, ha comenzado su intervención señalando que las personas que requieren atención domiciliaria son normalmente mayores, dependientes y polimedicadas, por lo que necesitan una atención especial. El farmacéutico, como especialista en el medicamento, debe tener un papel relevante en el entorno sanitario, ofreciendo servicios de valor. «Los ciudadanos piden respuestas y soluciones a sus necesidades sociales y sanitarias, nos encontramos ante un escenario que requiere del esfuerzo colectivo y todos tenemos el deber de trabajar en la misma dirección, teniendo en cuenta que nos debemos al paciente, que debe ser el centro de nuestra atención», ha finalizado González.
Proyectos piloto y los límites de la regulación
Mª José Gaspar, jefa del servicio de Ordenación y Calidad Farmacéuticas de la Dirección General de Ordenación y Regulación Sanitarias del Departamento de Salud de la Generalitat de Catalunya, ha aportado el punto de vista de la administración pública. En sus palabras, la dispensación a domicilio de medicamentos con prescripción no existe, no está contemplada legalmente y, por lo tanto, no es posible. Sin embargo, ha destacado también que «existe una necesidad de este servicio y desde el poder público debemos desarrollar un modelo colaborativo entre profesionales sanitarios, respetando las competencias de cada uno para dar una continuidad asistencial».
Por su parte, Fe Ballesteros, presidenta del COF de Alicante, ha presentado la experiencia del programa Domi-EQIFAr, que incluye atención a pacientes dependientes con cuidador no profesional y no institucionalizado en centros residenciales. Se trata de un proyecto piloto surgido de la colaboración entre varias consejerías del gobierno valenciano y los colegios de farmacéuticos de las tres provincias y que ha dado muy buenos resultados. Además de la información y educación sanitaria de los participantes, se realizaban revisiones clínicas de la medicación, conciliación de la misma y comprobación de la adherencia terapéutica. Todo ello contando con la coordinación y participación de personal sanitario y farmacéutico.
Según Ballesteros, «se ha mejorado la adherencia de forma evidente, existe un mayor conocimiento de la medicación por parte del paciente y del cuidador y la satisfacción general de los participantes es de 110 puntos de 116. Podemos decir que su calidad de vida ha mejorado y que el programa ha sido un éxito».