La conferencia había sido organizada por la Vocalía de Docencia e Investigación del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid (COFM), y en ella el doctor Zaragozá subrayó la importancia que el farmacéutico tiene en el manejo de los tratamientos biológicos a través de su consejo profesional e información al paciente sobre interacciones y mecanismos de acción, así como en el seguimiento de unas terapias que han demostrado «su efectividad y contribución a reducir costes sanitarios».
Zaragozá explicó que durante los últimos años hay una clara tendencia a que los medicamentos biológicos se dispensen en el hospital, bien por la complejidad de algunos tratamientos, la necesidad de controlar reacciones adversas o la «teórica reducción de costes por margen profesional» que, desde el Real Decreto 5/2000, «es anecdótica», destacó.
Durante su charla, celebrada en el Auditorio de la Fundación Cofares de la calle Santa Engracia, Zaragozá afirmó que es «inaceptable introducir medicamentos de uso hospitalario únicamente con el fin de desplazar el pago a las empresas farmacéuticas». En su opinión, los tratamientos con estos fármacos pocas veces requieren ingreso hospitalario, por lo que se puede desarrollar con el apoyo de la farmacia comunitaria fuera del hospital. Suponen, además, dijo, incomodidades para los pacientes ambulatorios, así como gastos elevados por ingresos innecesarios o desplazamientos, por lo que la atención farmacéutica con la puesta en marcha de protocolos de coordinación entre los profesionales sanitarios puede resultar muy beneficiosa para los pacientes.
Francisco Zaragozá declaró que se debe llegar a un acuerdo con la Administración para la dispensación de los biológicos en la farmacia, ya que se ha acumulado suficiente experiencia en cuanto a seguridad. En su opinión dicha medida repercutirá en una mayor accesibilidad de los pacientes a estos tratamientos, una reducción de costes y supondrá «un balón de oxígeno para la oficina de farmacia», siempre y cuando, puntualizó, se llegue a acuerdos con la Administración para evitar devoluciones de recetas que podrían resultar muy costosas para la farmacia.
Zaragozá abogó por que algunos grupos terapéuticos salgan del hospital, como los anticuerpos monoclonales anti-TNFa, antiasmáticos y otros inmunosupresores, medicamentos indicados para la degeneración macular, antiosteoporóticos e hipocolesterolemiantes, además del grupo de heparinas y biológicos simples como insulinas o interferones, entre otros.
El experto también abordó el papel de los llamados biosimilares, copias de medicamentos biotecnológicos producidos por un fabricante diferente mediante otras líneas celulares, nuevos procesos y nuevos métodos analíticos. Para Zaragozá los biosimilares no son iguales a los biológicos innovadores y no se puede equiparar con genéricos, ya que leves diferencias con el original pueden tener «consecuencias clínicas», advirtió. Dado que su fabricación requiere inversiones elevadas y estudios clínicos largos, la bajada de precios no será tan acusada como en el caso de los genéricos, avanzó el farmacólogo.