La cuestión migratoria no es un fenómeno nuevo en Cataluña, sin embargo, existe una gran desinformación y circulan falsos rumores sobre el acceso y uso de los servicios de salud pública por parte de las personas migradas. Con el objetivo de poner claridad en estas informaciones, Farmamundi ha iniciado una línea de sensibilización que desmonta desde prejuicios racistas a cuestiones que operan de una manera más sutil, como las vinculadas con modelos de comunicación diversos.

Como afirman Mar Baños y Elisabeth Llamas, responsables en Farmamundi de los proyectos antirumores, «la campaña se dirige a desmontar rumores ya conocidos, como el famoso ‘los migrantes vienen a robarnos la sanidad’, pero sobre todo nos centramos en otro bloque de prejuicios que opera de una forma menos evidente, ya que tienen que ver con cuestiones muy arraigadas en nuestra gramática cultural, y por ello, son más difíciles de identificar».

Imagen desmontando rumores

 

Discriminación, prejuicios y estereotipos

A pesar de que los y las profesionales de la sanidad cada vez tienen más competencias y formación en interculturalidad y herramientas para poder brindar una atención integral y con perspectiva de género, las personas migradas que acceden a los servicios de salud continúan encontrando barreras basadas en la comunicación intercultural, en el racismo, o nuestro modelo de salud.

La entidad ha alertado en varias ocasiones de que existen diferencias en los modelos conversacionales que están impactando en la calidad de la atención sanitaria a mujeres migradas. Como explica Elisabet Llamas Reinero, técnica de Farmamundi y autora del informe publicado recientemente Culturas y Derechos Sexuales y Reproductivos de las mujeres migradas o de orígen extranjero en Cataluña, «en las culturas occidentales hablamos de una manera muy directa e individualista, mientras que en otras culturas el modelo es indirecto y colectivista». Esta diferencia provoca malentendidos, «por ejemplo, la manera cómo se interpreta el silencio es muy diferente en según qué culturas: mientras que en muchos lugares es un indicador de respeto, aquí se ve como señal de desinterés. Esto acaba provocando un impacto negativo en la calidad de la atención».

Según Llamas, «en las culturas occidentales también se aborda el embarazo o el parto desde una perspectiva ‘biomédica’, es decir, con un control de embarazos muy medicalizado, cuando son procesos fisiológicos. Esto choca con otras formas de entender la sexualidad y la reproducción de culturas no occidentales, que perciben este control como carente de sentido».

 

Acceso a la salud

Esta campaña antirumores forma parte de una línea de trabajo que la entidad en Cataluña lleva a cabo desde hace seis años a través de talleres de arte etnografía, investigaciones, jornadas y formación para entidades y profesionales.

En el último año, la entidad ha publicado la guía El acceso al sistema público catalán en situaciones de migración, y está informando, a través de unos ‘Tests antirumores’ sobre el circuito de acceso a los servicios públicos de atención a la salud. Según Mar Baños, coordinadora del proyecto, «existe un gran desconocimiento sobre las vías de acceso a los servicios de atención a la salud, no solo entre las personas migradas, sino que personal administrativo en el ámbito municipal y sanitario también desconoce. Por ejemplo, los Ayuntamientos deben facilitar el empadronamiento, dado que este da acceso a la salud y a la educación, que son derechos fundamentales, pero no todos los ayuntamientos lo están haciendo».

Los materiales de los proyectos de sensibilización antirumores de Farmamundi Cataluña se encuentran en el portal Raisa (en árabe: «mujer conductora y soberana») y su producción ha contado con el apoyo del Ayuntamiento de Barcelona, la Agencia Catalana de Cooperación al Desarrollo y Fundació La Caixa.

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