En dicho encuentro, FSFE ha definido el papel del tercer sector de la farmacia como «imprescindible», aunque en muchas ocasiones, «no sea suficientemente reconocido ni apoyado». Según la ONG, la COVID-19 ha otorgado un nuevo liderazgo al tercer sector, ya que asegura que ahora «está unido y cohesionado bajo un discurso común: la lucha contra la desigualdad, la pobreza, las diferencias entre regiones o la violencia, y la defensa de la economía de los cuidados, de la colaboración público-privada o de la contratación responsable».
FSFE también ha señalado que «la pandemia ha evidenciado la cada vez más necesaria colaboración entre los sectores público, privado y social». Además, ha concluido que las ONG farmacéuticas «no pueden quedar al margen del nuevo marco financiero ni de los fondos de recuperación porque son estructuras ágiles, preparadas para gestionar de manera eficiente los recursos que se les confían, necesarias para cubrir el rol de atención social que los gobiernos y sus sistemas sociosanitarios no son, en gran medida, capaces de asumir».