La fabricación europea de medicamentos se enfrenta a una crisis. Europa solía fabricar internamente sus medicamentos esenciales, pero en los últimos 10-15 años la fabricación ha ido migrando a mercados de bajo coste como China e India. El riesgo es que los proveedores lejanos y las frágiles cadenas de suministro pongan en peligro el suministro seguro de medicamentos esenciales a los pacientes europeos. Con la disminución de las capacidades de fabricación, Europa podría ser incapaz de producir medicamentos esenciales a los niveles necesarios para satisfacer la demanda. Sus sistemas sanitarios podrían pasar a depender casi por completo de China y otros mercados, con la disminución del control que ello implica.
Son datos que se derivan del nuevo informe de Teva –«Addressing Europe's Medicine Exodus»–, en el que pide a los legisladores nacionales y de la UE que apoyen a la industria europea en la fabricación de medicamentos esenciales. El informe examina los factores subyacentes que han provocado la salida de la producción de medicamentos de Europa y ofrece recomendaciones concretas para abordar el problema.
Juan Carlos Conde, director general de TEVA España y Portugal, señala la importancia del apoyo de los legisladores nacionales: «Esta salida de producción de medicamentos de Europa a los mercados emergentes ha dejado vulnerables a los pacientes europeos. Ahora es el momento de apoyar la fabricación de medicamentos europeos –y sus cadenas de suministro– mientras podamos. Por eso instamos a los legisladores nacionales y de la UE a que se comprometan a adoptar una serie de medidas concisas destinadas a asegurar la fabricación europea, poniendo a la industria en una base más segura para mejorar los resultados de los pacientes».
Por su parte, Rafael Borràs, director de Relaciones Institucionales y Comunicación del grupo TEVA, apunta: «Con el coste de la energía aumentando el coste de los productos, la cuestión es hasta qué punto se permite que la fabricación de estos medicamentos esenciales no se vea afectada antes de que sea demasiado tarde. Ya vimos la fragilidad durante la pandemia cuando se cerraron las fronteras y las fábricas en el extranjero. Y ahora la crisis energética y de la inflación, seguramente otra llamada de atención».