La experiencia piloto emprendida a finales de 2014 en Mérida fue todo un éxito, y el acuerdo definitivo se firmó en marzo. Cien días después, el proyecto se ha ido implantando sin problemas. El presidente del Colegio de Farmacéuticos de Badajoz, Cecilio Venegas, explica que los beneficiarios «pasan por las farmacias como unos pacientes más, recogen esa medicación y se la toman allí con discreción para asegurarnos de que hacen un uso correcto y no se trapichea con la metadona». Hasta el momento, medio millar de toxicómanos la consumen en una de estas 130 apotecas y palían así el síndrome de abstinencia. Para Venegas es una apuesta por una mayor normalización de estos enfermos, ya que «entre todos se humaniza y se hace más normal la vida de los toxicómanos, dentro de unos determinados perfiles».
Un convenio por cinco años
El acuerdo firmado entre el SES y los colegios de farmacéuticos extremeños tiene una vigencia de un lustro. Cada año, la sanidad extremeña abonará 300.000 euros a estos colegios de profesionales. Ambas partes confían en que con el tiempo esta dispensación de metadona sea aceptada como un trámite más en esos mostradores. Cecilio Venegas añade que las personas que acuden a la farmacia ven con normalidad que otros clientes tomen su fármaco con discreción. Eso sí, hay dos modos de actuar: toxicómanos que se adscriben a una farmacia cercana a su domicilio o trabajo, y aquellos que prefieren el anonimato y se desplazan a otras bien alejadas de su casa.