Así lo han afirmado los expertos reunidos en el Simposio Internacional en TDAH, celebrado los días 23 y 24 de febrero en Madrid, y organizado por Lilly, donde también se ha constatado la evidencia de un retraso en la maduración de algunas regiones del cerebro como origen de este trastorno psiquiátrico.
En la vida cotidiana, los niños con TDAH son incapaces de permanecer quietos y concentrados en una actividad, no atienden y tienen un mal comportamiento. Asimismo, presentan retraso psicomotor, trastorno del lenguaje y dificultades en la grafía, que muchas veces se confunde con falta de interés o incapacidad del niño para aprender. A todo ello se le debe añadir su mala gestión de las emociones, que les lleva a tener problemas con sus compañeros y que, a menudo, se les etiqueta como «los malos de la clase».
El resultado es una elevada desadaptación y falta de integración social. Por este motivo, «muchas veces, cuando diagnosticamos TDAH a un niño y los padres conocen en mayor profundidad este trastorno, sienten cierto alivio porque se dan cuenta de que no es que hayan fracasado en la educación de su hijo, sino que existe un problema orgánico que provoca ese mal comportamiento y que puede ser tratado», explica
La neuroimagen: apoyo para el diagnóstico del TDAH
El TDAH es un diagnóstico clínico; no es fruto del resultado de una prueba sino de la suma de las conclusiones de varios tests, entrevistas y evaluaciones, tanto del paciente como de su entorno más directo. De ahí su dificultad.
Se considera que el TDAH no tiene una causa única, sino que se da por una serie de factores biológicos y psicosociales que interactúan entre sí. Por un lado, una producción irregular en dos neurotransmisores (dopamina y noradrenalina), y, por otro, la predisposición genética, que se traduce en un riesgo del 57% de que el niño presente este trastorno si uno de los dos padres también lo tiene.
Sin embargo, diversos estudios de neuroimagen han demostrado que los niños con TDAH presentan un deterioro cerebral. «El TDAH se asocia a un déficit en la estructura y la función de las sustancias químicas del cerebro, en particular en las zonas que son importantes para la atención y el autocontrol. Estas pruebas, que muestran que existen alteraciones neurobiológicas en los pacientes, ratifican que el TDAH no es una enfermedad inventada», afirma
Abordaje multimodal
Aunque los tratamientos farmacológicos alcanzan un éxito valorado en un 70-80% en pacientes adecuadamente diagnosticados, las diferencias individuales en dicha respuesta son amplias. Además, la diversidad de síntomas que sufre el niño con TDAH en todas las áreas de su vida exige un abordaje multimodal. Esto supone la realización simultánea y coordinada de aproximaciones terapéuticas farmacológica, psicológica, psicopedagógica y psicosocial.
«Existen varios medicamentos que pueden controlar los síntomas del TDAH y mejorar considerablemente su calidad de vida. Un niño con este trastorno puede, por ejemplo, mejorar la relación con otros niños, sin embargo, su comportamiento sigue sin ser normal», aclara
En la misma línea se pronuncia
Y es que el TDAH, aunque suele detectarse en la infancia, es una enfermedad crónica. Afecta entre el 3 y el 7% de la población infantil en España, según
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