Este evento acogió, por un lado, la presentación del libro Cómo debe ser la farmacia que necesita la sociedad, que han editado SEFAC y ratiopharm, y que recoge los resultados del estudio refcom, La realidad de la farmacia comunitaria en España; y, por otro, una serie de propuestas para la mejora de la relación farmacéutico-paciente.
Tal como se desprende del estudio refcom (en el que se ha entrevistado a 1.000 ciudadanos, 800 farmacéuticos y a las principales asociaciones de pacientes y consumidores), el farmacéutico comunitario es un profesional muy valorado por la población, pero la sociedad demanda una mayor proactividad en su labor asistencial, en la provisión de servicios y una mejor comunicación de sus actividades.
Jesús C. Gómez, presidente de SEFAC, señaló al respecto que «la población demanda que aportemos más información al prestar los servicios, porque muchos de ellos podrían conocerse mejor, así como establecer una relación de confianza personal y comprobar que el paciente ha obtenido la información necesaria, la ha comprendido y la ha asimilado».
En la misma línea, Javier García, director de Marketing y responsable del proyecto refcom de ratiopharm, destacó «la importancia de insistir en una mayor formación al farmacéutico, para reforzar el valor añadido de sus intervenciones y aumentar la comunicación con el paciente, trasladándola a su vez a la relación con el médico, para favorecer la adherencia terapéutica, donde el papel del farmacéutico es clave».
Aunque tanto la población general como, en particular, los pacientes, dan una buena nota a la labor de los farmacéuticos comunitarios (un 7,4 de media sobre 10 y el 78% de la población considera que son profesionales que mantienen actualizados sus conocimientos ), el 49% de los usuarios de farmacia opina también que los conocimientos de estos profesionales no se aprovechan lo suficiente y solo el 51% cree que el farmacéutico comunitario está bien integrado en el sistema sanitario.
De hecho, solo un 9% de la población reconoce a la farmacia comunitaria como un centro exclusivamente sanitario, por lo que el documento propone que se trabaje en modificar la estructura de las farmacias para disponer de una zona de atención personalizada donde atender de forma confidencial a los pacientes y modificar así su imagen de establecimiento comercial.