Dicho sistema consiste en la incorporación en el envase de los medicamentos de dos dispositivos de seguridad: un identificador único o código bidimensional Datamatrix que identifica individualmente el envase y un dispositivo contra manipulaciones en el embalaje exterior, que puede ser un sello o un precinto que permita verificar visualmente si el envase del medicamento ha sido manipulado o no.
Estos dispositivos de seguridad presentes en el envase de los medicamentos tendrán que ser verificados y autenticados en la oficina de farmacia por parte del profesional farmacéutico en el momento de la dispensación. Para ello, el farmacéutico escaneará el código de cada envase y se conectará al repositorio nacional, que estará sincronizado con la plataforma europea, para confirmar que el producto que llega al paciente es el mismo que salió de la planta de producción farmacéutica.
Para Jesús Aguilar, presidente del Consejo General de Colegios Farmacéuticos, se trata de un nuevo éxito de la farmacia española que «con el desarrollo de este sistema da respuesta en tiempo y forma a la normativa europea y a los ciudadanos españoles». «La falsificación de medicamentos en el canal legal –puntualiza Jesús Aguilar– no supone un problema real en España gracias a nuestro modelo de farmacia; pero aún así nos hemos sumado a este proyecto europeo porque esta amenaza global, que no entiende de fronteras, requiere de una lucha conjunta».
Un sistema de verificación de medicamentos cuya primera prueba en real en una farmacia de España tuvo lugar en La Rioja con éxito el pasado 28 de enero.