Esta estrategia consiste en seleccionar grupos o conjuntos de medicamentos que no son idénticos en su composición –desde el punto de vista químico–, pero que tienen una actividad farmacológica y terapéutica similar. Muestra de ello son los inhibidores de la bomba de protones (esomeprazol, omeprazol o pantoprazol) que, todos ellos, sirven para un mismo fin, combatir la acidez gástrica, o las distintas epoetinas que existen en el mercado farmacéutico cuya finalidad común es el tratamiento de algunos tipos de anemias.
Un total de 22 lotes de principios activos con indicaciones específicas saldrán a selección pública, resultando seleccionado un principio activo para cada indicación terapéutica específica, siempre y cuando concurran las circunstancias que se detallan en la convocatoria. Todo ello sin perjuicio de que el criterio facultativo determine otro tipo de prescripción en función de las características clínicas singulares de cada paciente concreto y en el marco de las normas de calidad y uso racional del medicamento del Servicio Andaluz de Salud .
Con esta medida, basada en las evidencias científicas disponibles y en los consensos profesionales, Andalucía avanza en el desarrollo de sus políticas farmacéuticas y profundiza en la eficiencia del sistema sanitario público sin mermar la calidad de la atención que se presta a los ciudadanos. Se trata de un nuevo programa enmarcado en la Ley de Farmacia de Andalucía que ya funciona en países como Suecia. Este modelo se establece a través de un acuerdo marco de pública concurrencia y libre competencia en el que todos los laboratorios implicados que lo deseen podrán presentar sus ofertas.
Entre 8 y 10 millones de euros de ahorro
El consumo anual de los medicamentos incluidos en el acuerdo marco (que suponen el 24,7% del consumo total de fármacos hospitalarios) asciende a 160 millones de euros. Como la selección de principios activos se refiere tan sólo a determinadas indicaciones, se prevé que afectará al 50% del consumo de los medicamentos incluidos en el acuerdo marco –80 millones de euros– y se estima un ahorro anual en la factura de la farmacia hospitalaria andaluza de entre 8 y 10 millones de euros.
Entre las ventajas que presenta este nuevo sistema están, además, la protocolización y homogeneización de la prescripción de fármacos en la totalidad de los centros hospitalarios del Servicio Andaluz de Salud, lo que permitirá el seguimiento de guías de práctica clínica para prescribir según la mejor evidencia científica disponible, con la máxima calidad y con coste menor para el sistema.
El proceso que se ha iniciado con la apertura de los plazos para la presentación de las ofertas culminará con un acuerdo marco entre los laboratorios participantes que resulten seleccionados y la administración sanitaria andaluza.
Según la Consejería, este sistema de selección de medicamentos no supondrá limitación o traba a la libertad de prescripción de los facultativos. De hecho, en Andalucía, el médico siempre ha podido prescribir un fármaco que no haya sido seleccionado en los acuerdo marco que se vienen realizando desde ya varios años. Tampoco será de aplicación directa para los pacientes que ya tengan un tratamiento activo, siempre y cuando el facultativo que prescribe no considere necesario el cambio en el mismo.