«Normalmente los bulos suelen partir de artículos científicos en inglés que no se acaban de entender. Si a eso añadimos una gotita de clicbaiting, es decir, de titulares sensacionalistas, ya tenemos un bulo, y con él, la generación de miedo e incertidumbre. Un ejemplo reciente lo encontramos en la muerte de un participante en la vacuna de Oxford. En muchos medios el titular ha sido «Muere un voluntario en los ensayos de la vacuna de Oxford contra la COVID-19», sin hacer ninguna referencia a que el fallecido no recibió la vacuna, sino placebo», explicó la farmacéutica y divulgadora científica Gemma del Caño, una de las participantes en la sesión práctica «Bulos en farmacia: el farmacéutico comunitario frente a la infoxicación en salud», incluida dentro del programa del IX Congreso Nacional de Farmacéuticos Comunitarios de la Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria (SEFAC).
Carlos Mateos, director de la agencia COM SALUD y director del Instituto #SaludSinBulos, señaló durante su intervención a WhatsApp como la vía principal de difusión de muchas informaciones falsas relacionadas con el ámbito de la salud. «La clave de su éxito es que la información nos llega de personas de confianza, que no nos la envían con mala intención y no quieren estafarnos», afirmó antes de añadir que, a pesar de ello, «los más peligrosos» son los propios profesionales de la salud que difunden estos bulos, ya que «algunos de ellos tienen mucha capacidad de influencia».
Papel clave de los farmacéuticos comunitarios
Durante su participación, Guillermo Estrada, vocal de SEFAC Castilla-La Mancha, quiso destacar el papel «absolutamente fundamental» de los farmacéuticos comunitarios a la hora de desmentir estos bulos por el hecho de ser el profesional sanitario más cercano al paciente: «El 99% de los españoles tienen una farmacia a menos de un kilómetro de su casa y según la última encuesta de confianza en las profesiones, los farmacéuticos somos los segundos profesionales, tras los enfermeros, en los que más confía la población».
Para Estrada, las personas confían mucho más en los farmacéuticos que en lo que luego puedan leer en las redes sociales o en los chats de WhatsApp, por lo que deben aprovechar esa coyuntura para «ser auténticos fact checkers» y demostrar que desde la farmacia se pueden revertir los bulos. «La farmacia, ahora que el tema de los bulos empieza a ser un verdadero problema en el ámbito sanitario, debe convertirse en un punto de información veraz y creíble», añadió.
«Nuestra primera línea de batalla la tenemos en el mostrador para desmentir y aclarar todo este tipo de bulos que nos pueden plantear los usuarios», argumentó por su parte José Luis Allué, vocal de la Junta Directiva de SEFAC y moderador de la mesa, que no obstante señaló la importancia de que todos los profesionales sanitarios caminen de la mano para que a los usuarios «les llegue siempre la misma información desde los distintos puntos de atención».
Al respecto, Guillermo Estrada ofreció varios consejos a los farmacéuticos comunitarios a la hora de tratar con personas que lleguen a la farmacia comunitaria debido a determinados bulos. Entre ellos, destacan la importancia de «no ridiculizar o atacar» al usuario, de empatizar e intentar comprender por qué se ha creído y difunde el bulo, de informar en positivo, de hacer las correcciones con tacto (pero hacerlas) y de convencer con argumentos sólidos pero sencillos. En el caso de los usuarios que ya llegan a la farmacia con un bulo muy interiorizado, Estrada destacó la necesidad de tener paciencia y actuar al modo de las gotas de agua que, una a una, acaban erosionando una piedra: «Lo importante es que poco a poco vayamos consiguiendo que cale nuestro mensaje».
Gemma del Caño, por último, se refirió también a la cercanía y la confianza que genera el farmacéutico: «Eso hay que aprovecharlo porque somos protectores sociales y, como sanitarios a pie de calle, tenemos la responsabilidad de estar formados y actualizados, porque todos somos contingentes, pero los farmacéuticos somos necesarios».