«Con esta jornada se glosará la figura del que fue farmacéutico en Valls, el Dr. Francisco Ballester y Castelló, quien dio la oportunidad a nuestro colegio de difundir el descubrimiento, en el desván de su casa, de esta primera farmacopea», manifiesta Andreu Suriol, presidente del COFT.
De este magnífico hallazgo se dejó constancia con la publicación monográfica, editada por el COFT en 1944, sobre la Concordie Apothecariorum MDXI de la que se puede admirar uno de los pocos ejemplares que existen en las vitrinas de la actual exposición que acoge el COFT: «La Concordia de 1511». Un ejemplar facsímil de esta publicación monográfica se entregará a los asistentes.
«La Sociedad Catalana de Historia de la Farmacia en reconocimiento al papel que tuvo el Colegio de Tarragona en la perpetuación del conocimiento de la existencia de la Concordia nos propuso como marco idóneo de celebración nuestra sede colegial, por lo que con satisfacción acogeremos este encuentro», afirma Suriol. Encuentro que tendrá lugar en la sede del COFT en Tarragona (C/ Enric d'Ossó, 1) a las 12:30 h, y será presentado por Andreu Suriol y el Dr. Xavier Sorní Esteva, presidente de la Sociedad Catalana de Historia de la Farmacia.
La jornada contará con dos ponencias, la primera titulada «Francesc Ballester Castelló, algunos datos biográficos», a cargo de Jordi París, licenciado en Historia del Arte y director del Museo de Valls, y la segunda, impartida por M. Montserrat Duch Torner, doctora en Farmacia, licenciada en Historia y vicepresidenta de la Sociedad Catalana de Historia de la Farmacia, que hablará de la «Intervención del Colegio de Farmacéuticos de Tarragona en el reencuentro y difusión de la Concordia de 1511».
La Concordia de 1511
La Concordia de 1511 es un recetario, una sucesión de recetas medicinales agrupadas por naturaleza: confecciones, jarabes, píldoras, ungüentos, emplastos, aceites, etc. Su importancia radica en el hecho de ser un recetario de seguimiento y cumplimiento obligado por parte de todos los boticarios de la ciudad, lo que convierte la obra en una auténtica farmacopea, siendo, por antigüedad, la segunda farmacopea del mundo occidental, sólo precedida por el Recetario Florentino (Florencia, 1498), la primera de los territorios del actual Reino de España y la primera redactada por boticarios.