Los asistentes al curso aprenderán a detectar e identificar todas las enfermedades cardiacas, teniendo en cuenta cómo se manifiestan, quién hace el diagnóstico, cómo se elige la estrategia terapéutica, así como con qué cadencia se hace el seguimiento. Asimismo, Teresa Eyaralar explicará a los farmacéuticos cómo manejarse con la historia de atención farmacéutica, con la presentación de casos clínicos, el manejo de la comorbilidad o la evaluación de las diferentes situaciones de riesgo.
«Los médicos de cabecera –comenta Eyaralar– manifiestan una gran dificultad para tomar la decisión terapéutica de menor riesgo, por ejemplo, para iniciar, finalizar o cambiar posología; dificultad para saber si lo que tiene el paciente pudiera ser una RAM y no otro PS; dificultad para interpretar y detectar interacciones; dificultad para saber si el paciente utiliza correctamente los medicamentos, etc.». Y es aquí donde la labor del farmacéutico se torna relevante, en cuanto a que, además de ser más accesible al paciente y poder realizarle un seguimiento periódico, puede aportar su evaluación en todas esas situaciones, facilitando así el trabajo del médico, y habilitando la conciliación de tratamiento entre niveles asistenciales. «El paciente cardiaco se beneficia de esta colaboración, a la vez que también se beneficia de toda la información que necesite sobre su tratamiento y que el farmacéutico puede darle; asimismo, cuando el paciente cardiaco realiza una consulta de indicación farmacéutica tiene la seguridad de que se tendrá en cuenta toda la información contenida en su historia de atención farmacéutica», apunta Eyaralar.
Teresa Eyaralar advierte también de la importancia de que el farmacéutico adquiera conocimientos sobre los problemas de salud de sus pacientes, y sobre los tratamientos que éstos siguen para recuperarse de su enfermedad cardiaca. «A partir de los medicamentos prescritos y la posología podremos aproximarnos a la patología del paciente, lo que ayuda a la indicación y seguimiento de su evolución», explica.