Esta exposición, cuyos elementos han sido cedidos al Colegio Oficial de Farmacéuticos de Tarragona por la Fundación Concordia Farmacéutica, está abierta a todo aquel que la quiera visitar en la sede del propio Colegio en Tarragona (Calle Enric d’Ossó, 1) hasta el 30 de abril de 2016.
La iniciativa es fruto de la colaboración establecida en el año 2010 entre el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Tarragona y la Fundación Concordia Farmacéutica, entidad que persigue dos finalidades: salvaguardar el patrimonio farmacéutico y darlo a conocer, impulsando la divulgación de la historia de la farmacia y el medicamento.
La exposición trata de reflejar la importancia del agua en la farmacia. Se trata, de hecho, del exponente más utilizado, ya que la mayoría de los principios activos son solubles en ella, tanto los de origen natural como los obtenidos mediante operaciones químicas más o menos sofisticadas. De estos dos grupos aún se pueden encontrar unos cuantos ejemplos en la mayoría de farmacias: el agua de rosas (cosmética), la de hamamelis (hemostática), la de azahar (sedante), la boricada (con ácido bórico), la timolada (con timol), la sedativa, etc. Las medicinas más antiguas son las preparadas a base de agua caliente: como las infusiones, los decuits y los destilados, además de las simples soluciones y las muchas «aguas» que todavía figuran en los formularios y farmacopeas.
Además, para preparar cualquier medicina con el agua como excipiente siempre habrá que hacer los tratamientos necesarios para eliminar los posibles contaminantes y proceder a su filtrado. Ejemplo de ello son la porcelana porosa descubierta por Pasteur –filtros que se pueden ver en la exposición– o las membranas filtrantes de acetato de celulosa, desarrolladas a mediados del siglo pasado, y capaces de evitar el paso de la mayoría de virus