En esta exposición, se pueden admirar, especialmente, algunos de los botiquines llamados familiares, «preparados por farmacias de nuestra casa, que son verdaderas joyas y piezas de museo, que permiten dar una visión bastante ajustada de la variedad de equipos de primeros auxilios que se podían adquirir y usar en el siglo pasado», manifiesta María Jesús Gallardo, comisaria de la exposición.
Hay que tener siempre en buen estado el correspondiente botiquín con todos los elementos necesarios, tanto en cantidad como en idoneidad, según el colectivo al que haya de servir y en las actividades que se tengan que llevar a cabo. Por eso los botiquines se pueden clasificar de muchas maneras e, incluso, han sido objeto de normativas y leyes –algunas bastante exhaustivas y complejas– como las que especifican todo lo que deben llevar los barcos o lo que corresponde a cada sección del ejército, lo que debe haber en los grandes espacios de espectáculos, en las empresas, etc. y que puede ir desde el paquetito «de cuidado individual», que cada soldado lleva en su zurrón, hasta un gran hospital de campaña con quirófano y todo.
Esta exposición, elementos de la cual han sido cedidos al COF de Tarragona por la Fundación Concordia Farmacéutica, está abierta a todo el que la quiera visitar en la sede del mismo colegio en Tarragona (Calle Enric d’Ossó, 1) hasta diciembre de 2016.
Esta iniciativa es fruto de la colaboración, establecida en el año 2010, por el Colegio con la Fundación Concordia Farmacéutica, entidad que persigue dos finalidades: salvaguardar el patrimonio farmacéutico y darlo a conocer, impulsando la divulgación de la historia de la farmacia y el medicamento.