La vocal de la Administración, Rosa Ros, ha destacado «las importantes funciones que, de forma multidisciplinar, se han realizado para abordar la situación de emergencia sanitaria». En este sentido, ha señalado que desde el Servicio de Sanidad Ambiental se realizaron 81 intervenciones en residencias de mayores y centros sociosanitarios para comprobar medidas de prevención de la COVID-19 y actuaciones en caso de brotes con la edición, además, de la «Guía para la prevención de brotes de COVID-19 en residencias de mayores y otros centros sociosanitarios», mientras que un total de 13 fueron en establecimientos distintos a los de alimentación.
Cabe destacar también que desde el mencionado servicio se implantaron medidas específicas frente a la COVID-19 en aguas de consumo humano, en establecimientos de riesgo de transmisión de legionela y se hizo un seguimiento de la repercusión de la carga viral de SARS-CoV-2 en aguas residuales, al tiempo que también se asesoró sobre los equipos de climatización y ventilación.
Rosa Ros también ha explicado los programas desarrollados desde el Servicio de Seguridad Alimentaria para controlar los brotes en las empresas del sector agroalimentario, en colaboración con los veterinarios, e ha indicado que se actuó en «centros comerciales y establecimientos minoristas». En este caso ha mencionado, por ejemplo, el control a los locales de tatuajes y piercing.
Finalmente, Rosa Ros ha informado de las actuaciones de farmacovigilancia que han supuesto la participación en distintos grupos de trabajo y la coordinación de estudios de medicamentos relacionados con la COVID-19: «Los farmacéuticos desde la Subdirección General de Farmacia colaboraron en la distribución de 500000 mascarillas a la población entre 40 y 60 años a través de correo postal y otras 500000 mascarillas a la población mayor de 65 años a través de las oficinas de farmacia de la Región».