«Este incremento se debe a una mayor incidencia de trastornos del estado de ánimo, pero también es debido a un aumento considerable de la extensión de las indicaciones terapéuticas autorizadas para estos medicamentos», según afirma el doctor José Antonio López, vicepresidente de la Asociación Española de Psiquiatría Privada (ASEPP). Y es que, según el doctor López, «han aumentado las indicaciones, no sólo con respecto a las depresiones y a los trastornos de ansiedad que se tratan con antidepresivos, sino también en otras dolencias como el dolor y los trastornos de personalidad».
En este sentido, asegura este experto, «sin lugar a dudas, el uso de antidepresivos se ha disparado debido al autoconsumo, siendo a causa principalmente de tres factores: existe una cierta facilidad de comprar fármacos sin recetas en la farmacia; la idiosincrasia española, ya que en otros países no se practica la automedicación sin consultar a un profesional y, por último, la facilidad del acceso a los medicamentos».
Un ejemplo de esta facilidad es Internet, considerado por muchos expertos hoy en día como un gran supermercado de fármacos. «Éste es un gran problema para el paciente, ya que es cierto que Internet se ha convertido en una herramienta que facilita que cualquier persona pueda conseguir un fármaco en cuestión de minutos, siendo a su vez peligroso por dos factores: tanto por el hecho de autoconsumir fármacos como los antidepresivos (múltiples efectos secundarios y necesidad de monitorización por un especialista), como también por las consecuencias de abandonar el tratamiento antes de tiempo si éste no tiene el seguimiento médico necesario por un profesional».
Frío, luz y depresión
En invierno, más allá del aumento de la incidencia de los trastornos depresivos, se da un incremento de los mismos debido a factores como el frío y la escasez de luz. Según el doctor López, «las bajas temperaturas, así como la falta de luz pueden provocar que las personas con algún tipo de trastorno mental como depresión o ansiedad puedan sufrir de una recaída o que se acentúen sus episodios de crisis. Asimismo, también hay que prestar especial atención a otras estaciones como primavera y verano, donde hay un exceso de luz, lo que puede aumentar los trastornos de ansiedad. Y es que, debido a que la luz es una gran estimulante cerebral, al recibir más luz, estamos más alterados y, por tanto, más despiertos y revolucionados».