La PDD, sin embargo, ha sido aprobada y plenamente incluida en el sistema sanitario por las autoridades públicas, pues tras la evaluación de los datos disponibles de las investigaciones científicas se considera un método con suficiente eficacia y seguridad para ser utilizado por las usuarias.
La PDD, además, se dispensa sin prescripción médica desde hace varios años. La condición de medicamento sin prescripción médica se aplica cuando su uso se considera seguro bajo supervisión farmacéutica, de manera que las dudas sobre su utilización deberían quedar disipadas.
La utilización del anticonceptivo de emergencia es para un uso ocasional y excepcional. La PDD no debe sustituir, en ningún caso, a los métodos anticonceptivos de uso regular, ya que ni protege de las enfermedades de trasmisión sexual ni tampoco es 100% efectiva.
Falsos mitos sobre la PDD
Facilitar el acceso a la PDD, según han demostrado ya varios estudios, no aumenta la asunción de riesgos anticonceptivos o sexuales. Los resultados muestran que no aumentan las relaciones sexuales sin protección aunque las mujeres sepan que pueden recurrir a la PDD; sí es más probable, en cambio, que adopten un método anticonceptivo permanente después de haber usado la PDD. Las mismas investigaciones demuestran, a su vez, que la PDD no tiene efecto sobre la fertilidad futura de la consumidora.
Por otra parte, aunque no se recomienda su uso durante el embarazo, si la usuaria ya estuviera embarazada en el momento de consumirla, el embarazo continuaría su proceso sin producir daños ni secuelas en el desarrollo del feto. La PDD inhibe o retrasa la ovulación con el objetivo de evitar que el espermatozoide se encuentre con el óvulo, de ahí la importancia de consumirla lo antes posible: cuanto más cerca está la mujer de la ovulación, en el momento de la relación sexual desprotegida, más posibilidades hay de embarazo. Sin embargo, una vez que se ha llevado a cabo la fecundación, la PDD a las dosis indicadas no interfiere con el óvulo fecundado.
La PDD no proporciona cobertura anticonceptiva para relaciones sexuales sin protección en los días siguientes a su administración. Para evitar embarazos no deseados se deben utilizar métodos anticonceptivos de barrera –como los preservativos– hasta la siguiente mestruación.
Rol de los farmacéuticos
Los farmacéuticos conocen perfectamente el funcionamiento de la PDD y asesoran y orientan sobre el método más efectivo de consumo para cada mujer, siempre de forma confidencial. Según Neus Caelles, farmacéutica comunitaria en Tarragona y presidenta del comité científico de la Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria (SEFAC), «el papel del farmacéutico es destacable por su formación y accesibilidad. La píldora del día después sigue siendo un medicamento que precisa del asesoramiento profesional para su uso adecuado y la inmediatez del acceso al farmacéutico, junto con su formación, lo hacen el profesional idóneo para su dispensación en caso de urgencia».
Dos tipos de PDD
Actualmente se pueden encontrar dos tipos de PDD: el levonorgestrel (LNG), que lleva desde 1999 en el mercado, y el acetato de ulipristal (AUP), que ha sido la última en incorporarse al mercado. El acetato de ulipristal (AUP) supone un gran avance en la anticoncepción de emergencia, ya que es capaz de retrasar la ovulación de manera efectiva, justo en el periodo temporal de mayor riesgo de embarazo. El AUP es también la opción más eficaz desde las primeras 24 horas hasta las 120 horas después de la RSSP en la anticoncepción de emergencia oral. El levonorgestrel solo está indicado durante las primeras 72 horas después de la relación sexual no protegida o tras un fallo del anticonceptivo utilizado. Ambas están disponibles en las farmacias sin necesidad de receta médica.