Está previsto que dichas pruebas se realicen en sendas farmacias y centros de salud vallisoletanos: hoy en la localidad de Portillo y el próximo lunes en Cigales. Este periodo de pruebas se prolongará durante un mínimo de 8 semanas: las 6 primeras se realizarán únicamente en estas dos localidades y, si el sistema de receta electrónica funciona sin dificultades técnicas, las 2 últimas semanas se incorporarán todas las farmacias que pertenecen a estas dos zonas de salud.
Cumplido ese periodo, la receta electrónica iniciará su despliegue paulatino por toda la Comunidad Autónoma, iniciando su implantación en las zonas rurales para finalmente extenderse a los principales núcleos urbanos. Si las pruebas piloto ofrecen un resultado satisfactorio, el objetivo es que esta nueva forma de dispensación farmacéutica esté disponible en todo Castilla y León en el plazo de un año. Además, esta nueva receta nace con la vocación de que cuando esté implantada en Castilla y León sea interoperable con otras comunidades.
El presidente del Concyl-Consejo de Colegios Profesionales de Castilla y León, Antonio Carrasco, ha señalado que la implantación de la receta electrónica «es un gran avance para la sanidad de Castilla y León, no sólo para los profesionales implicados, sino sobre todo para los pacientes, especialmente para los crónicos, que son los que más frecuentan los centros de salud y las farmacias de la región».
Carrasco ha destacado además la posibilidad que tendrán a partir de ahora los farmacéuticos de disponer de un mayor contacto con el paciente, gracias a la desburocratización del proceso de dispensación. También será beneficioso para facultativos y personal de enfermería, que podrán optimizar su trabajo.
Menos visitas al centro de salud
Con la implantación de la receta electrónica, el paciente reduce sus visitas al centro de salud. En el caso de los pacientes crónicos, el facultativo podrá realizar una prescripción a largo plazo de los medicamentos que toma habitualmente ese paciente (una prescripción para un trimestre o un semestre hasta un máximo de un año). De este modo, el paciente ya no tendrá que acudir con tanta frecuencia al centro de salud a renovar sus recetas, sino que irá directamente a su farmacia cuando necesite la medicación.