En su intervención, García de Bikuña ha advertido de «la importancia de favorecer la aplicación sistemática y universal de la atención farmacéutica» con el objetivo de asegurar la equidad en el servicio asistencial prestado y «desarrollarla adecuadamente para que el paciente obtenga el máximo beneficio de los medicamentos y limitar así los riesgos que conllevan».
García de Bikuña ha recordado que el 30% de las consultas en servicios de urgencia y hasta el 6% de los ingresos hospitalarios tienen que ver con problemas relacionados con medicamentos, y que la mitad de los pacientes crónicos están mal controlados. Es ahí donde entra la labor de la atención farmacéutica, como parte activa en la mejora de la calidad de vida del paciente mediante la dispensación, la indicación farmacéutica y el seguimiento farmacoterapéutico, los tres grandes pilares de la atención farmacéutica. «Todo ello unido a la cooperación con el médico y el resto de profesionales sanitarios», ha señalado García de Bikuña. De hecho, la coordinación asistencial entre profesionales sanitarios es uno de los objetivos prioritarios de la Fundación que preside.
Así, García de Bikuña apuesta por considerar al paciente como el eje fundamental de la actividad asistencial y, para que el paciente crónico saque el máximo partido a los fármacos que tiene que tomar delimitando los riesgos, el farmacéutico es el profesional sanitario idóneo «por su compromiso con la formación y el aprendizaje». Por eso, desde la Fundación se hace un llamamiento a los implicados en la gestión sanitaria para optimizar el potencial sanitario del profesional de la farmacia a través de la atención farmacéutica, empleando la evidencia científica disponible para la aplicación práctica de la misma y organizando los recursos humanos y materiales que sean necesarios.
Impulso a la atención farmacéutica
Borja García de Bikuña aboga también por dar un impulso definitivo a la atención farmacéutica y dejar de «marear la perdiz», y ponerse manos a la obra para terminar con «la pescadilla que se muerde la cola» en la que se ha convertido la atención farmacéutica y pone la Fundación a disposición de los agentes implicados para lograrlo.