Aunque se lleva ya mucho tiempo hablando de la atención farmacéutica domiciliaria y cómo se debe regular en nuestro país, no fue hasta la reciente pandemia de COVID-19 que verdaderamente se vio su necesidad y de qué manera esta podía ayudar a superar los futuros retos del sistema sanitario español, sobre todo para atender a una población cada vez más envejecida. Y a pesar de que todos coinciden en señalar los grandes beneficios que esta puede reportar, lo cierto es que su desarrollo legislativo ha sido bastante irregular y faltan todavía importantes aspectos por definir.
Este fue el tema central de la mesa «Atención domiciliaria y farmacia comunitaria ¿Qué, quién, cómo y por qué?», moderada por Aina Surroca, secretaria del COF de Barcelona, donde se abordaron los principales retos que hay que tener en cuenta para su correcto desarrollo.
«La atención farmacéutica domiciliaria se define como la prestación de servicios profesionales farmacéuticos en el domicilio a aquellos pacientes que no pueden acudir a la oficina de farmacia. Hay que tener claro que no es solo llevar el medicamento, que es necesario una dispensación previa desde la farmacia, que haya un acto asistencial», apuntó María Dolores Murillo, responsable de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria (SEFAC) del Área Internacional y coordinadora del Grupo de Trabajo de Adherencia y Cronicidad.
Murillo destacó que el envejecimiento de la población española supondrá un importante reto en los próximos años para el sistema sanitario, que, aunque es una referencia a nivel mundial, también debe prepararse teniendo en cuenta que este envejecimiento irá acompañado de un incremento notable en la dependencia de las personas. Y añadió que actualmente ya hay un importante número de personas que no recibe ayudas o estas son insuficientes. «La necesidad de la atención farmacéutica domiciliaria es incuestionable. Pero los farmacéuticos debemos estar capacitados para ofrecerles esta atención en la que no se puede perder la humanización, ni la cercanía, ni el respeto, ni el contacto. Estamos haciendo esfuerzos para explicar a los pacientes qué es y qué pueden esperar de esta atención, pero todavía estamos pendientes de que se regule».
El reto de la legislación
El desarrollo legislativo que regule esta atención farmacéutica domiciliaria es bastante irregular en nuestro país. Actualmente solo siete comunidades han desarrollado regulación sobre este aspecto –Galicia, Cantabria, Navarra, Comunidad Valenciana, Madrid, Andalucía y Castilla La Mancha– y esto genera ciertos problemas a la hora de plantear una regulación de ámbito estatal, ya que deberá respetar lo que ya se ha pautado en estas comunidades.
«Hemos de buscar de qué forma podemos seguir haciendo útil nuestro modelo de oficina de farmacia, mediante una coordinación efectiva con el personal sociosanitario y poniendo al paciente en el centro del sistema. Y todo ello manteniendo la sostenibilidad. La pandemia puso de relieve la necesidad del desarrollo de esta atención farmacéutica domiciliaria y es preciso al menos desarrollar un modelo de prestación básico que dé una cierta uniformidad, algo que es más difícil cuantas más actuaciones autonómicas haya», destacó Jordi de Dalmases, vicepresidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos.
Una de las actuaciones más recientes en este sentido ha sido la aprobación hace menos de un año de la Ley de Farmacia, donde uno de sus artículos define precisamente esta atención farmacéutica domiciliaria y qué pacientes tienen derecho a su prestación. «Es muy importante entender que hay que distanciarse de lo que es una entrega de medicamentos y detallar que se trata de una actividad asistencial. Hemos de continuar siendo el referente sanitario de los pacientes», apuntó Manuel Martínez del Peral, presidente del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid, quien destacó que aunque la ley ya recoge importantes aspectos sobre esta atención, falta todavía desarrollar el reglamento que permita entrar en profundidad en muchas cuestiones importantes.
«Los farmacéuticos son los mayores expertos en medicamento y deben ser la primera línea de defensa del sistema sanitario. Los farmacéuticos comunitarios están capacitados y pueden ser un valor añadido importante en la atención farmacéutica domiciliaria, pero es necesario definir con precisión el modelo que queremos y una regulación a distintos niveles, que será más restrictiva que disruptiva. Por eso es importante que tengamos cuidado con aquello que legislemos», añadió Manel Rabanal, subdirector general de Ordenación y Calidad Sanitarias y Farmacéuticas del Departament de Salut de la Generalitat de Catalunya.
Finalmente, sobre la cuestión de quiénes deben ser los usuarios de la atención domiciliaria farmacéutica existen más dudas. Aunque todos coincidieron en destacar que debe ser un servicio para aquellas personas con dificultades para poder acudir a una oficina de farmacia, la cuestión fundamental radica en definir con precisión quiénes son estas personas y establecer límites.