Según el secretario del COF de Málaga, Enrique López de Vinuesa, «esto significa más papeleo y gasto en papel y tintas cuando todos deberíamos simplificar las medidas». La idea es apoyada por el resto del colectivoandaluz, pero aparece un problema: el precinto se usa como control de la facturación que luego las farmacias hacen al Servicio Andaluz de Salud (SAS). Desde los colegios de farmacéuticos de Andalucía se argumenta que en el mercado ya existen otros sistemas para llevar un control de los códigos de barras de las cajas de los fármacos. «Por ejemplo hay sistemas que desactivan las cajas dispensadas sin tener que recurrir a pegar el precinto en un folio», según López de Vinuesa.
La medida también es apoyada desde la patronal farmacéutica malagueña APROFARMA. Su presidente Alfonso Monllor ha criticado los efectos económicos y ecológicos de esta burocracia: «Es un absurdo despilfarro porque la tarjeta del beneficiario ya sirve como comprobación».