En la nota se explica que, a nivel técnico, la nueva Orden crea 196 conjuntos de presentaciones que se dispensan en la farmacia y 166 grupos de fármacos de uso hospitalario, por la introducción de nuevas moléculas, y que lo que «por un lado supondrá un ahorro de 43,02 millones de euros en medicamentos dispensados a través de oficinas de farmacia, por otro provocará también una nueva bajada en el precio de los mismos, algo que irremediablemente incide en la rentabilidad de las farmacias, por cuanto a partir de ahora deberán incrementar el número de operaciones para, al menos, poder mantener el nivel anterior».
AMAF considera que una vez más «llueve sobre mojado» sobre el sector de las oficinas de farmacia. «Se puede entender –dice– que sean necesarias nuevas medidas de ahorro en la factura sanitaria, pero las farmacias están soportando mayoritariamente ese esfuerzo, cuando existen otros sectores, como el hospitalario, en el que la racionalización del gasto sigue siendo una de sus asignaturas pendientes».
En opinión de AMAF es importante que «se tenga en cuenta que en el medicamento, su consumo depende de otros factores vinculados a la salud, no a las reglas de la oferta y la demanda tradicionales, por lo que bajar los precios no disminuye la demanda, sino que afecta a la calidad del producto y a que se produzcan riesgos de desabastecimiento». Añade a ello que «queda poco margen para nuevas rebajas», y puntualiza que, de hecho, «ya hay laboratorios que están renunciando a suministrar determinados medicamentos en el mercado español por los bajos precios a los que quieren obligarles a venderlos».
Teniendo en cuenta estas circunstancias, AMAF considera que «el futuro de la farmacia debería ir hacia una farmacia asistencial y clínica; una farmacia con nuevos servicios basados en la atención al paciente, que ofrezca valor añadido en el cliente para que éste cubra otras necesidades que pueda tener: en nutrición, cosmética, infantil, cuidado de la salud, etc.»