La Academia de Farmacia aragonesa analiza el impacto de la COVID y la guerra en la disponibilidad de medicamentos

Participantes en la sesión junto a Mar Gimeno (centro)

El aumento de los problemas de suministro de medicamentos es uno de los problemas que más preocupan a la profesión farmacéutica. Por eso, la conferencia organizada ayer por la Academia de Farmacia Reino de Aragón y que cerró el curso académico 2022, se convirtió en una cita obligatoria para la profesión.

La farmacéutica Mar Gimeno Frontera (Zaragoza, 1982), vicepresidenta de planificación de Laboratorios Teva, fue la encargada de clausurar el curso con una ponencia de plena actualidad: «Impacto global en la disponibilidad de medicamentos: COVID-19 y guerra».

La ponente presentó un estudio sobre la repercusión de la pandemia y la guerra entre Rusia y Ucrania en la industria farmacéutica. Ambas situaciones han generado muchos problemas en el suministro de medicamentos y han puesto de relieve, además, la problemática que existe con la gran dependencia de esta industria de los países asiáticos, especialmente de India y China, principales productores de principios activos.

Gimeno explicó, por ejemplo, el fuerte impacto en la fabricación de medicamentos del cierre de fronteras en China e India durante la pandemia, así como las políticas de restricción de exportación de productos esenciales, entre ellos medicamentos y principios activos como «paracetamol, algunos antibióticos, aciclovir, progesterona, vitamina B12 e hidroxicloroquina». Esta lista, recordó Gimeno, disminuyó la exportación de productos farmacéuticos alrededor de un 10%.

La fabricación masiva de las vacunas frente a la COVID-19 significó que una gran parte de la capacidad de producción de productos estériles se empleara en la elaboración de vacunas, por lo que perdieron prioridad para usar la capacidad de producción y materiales como viales, tapones, filtros estériles… para otros medicamentos estériles igualmente esenciales para la salud, explicó la ponente.

 

Invasión de Ucrania

La farmacéutica también analizó el «impacto enorme» en la industria farmacéutica de la guerra entre Rusia y Ucrania, ya que son países que producen gran cantidad de materias prima del medicamento, producto de empaquetado y, por supuesto, energía. Por ejemplo, Rusia es uno de los mayores productores de aluminio, un metal muy usado en la industria farmacéutica para la fabricación de blísteres, inyectables, sobres… lo que ha aumentado los problemas de abastecimiento y los costes de producción de todos los productos que necesitan aluminio.

Rusia y Ucrania se encuentran también entre los principales países productores de maíz y trigo, dos cereales fundamentales para la industria farmacéutica. Como explicó Gimeno muchos alcoholes, como el etanol derivan de estos cereales. También se utilizan como excipiente para la producción de comprimidos. De hecho, es clave la importancia del maíz para la elaboración de antibióticos que se producen por fermentación como la eritromicina y azitromicina: «Así que tenemos un riesgo muy alto de mayores desabastecimientos de antibióticos si no se soluciona la producción y suministro de derivados de maíz», concluyó Gimeno.

 

Incremento de costes

Gimeno también hizo referencia al incremento de costes en la fabricación de medicamentos que estos problemas han generado. «Hablamos de luz, agua, gas, materiales de acondicionamiento y transporte, destacó la ponente, que alertó de que la dependencia de esta industria de países como China o India en producción de principio activo «condiciona mucho nuestro entorno».

Como conclusión, la ponente incidió en la necesidad de «apostar por una industria farmacéutica fuerte en Europa que evite depender de terceros países y ello pasa por ayudas a la industria por parte de las administraciones, flexibilidad a la hora de localizar producción y políticas en los países que no vayan destinadas solo a la erosión de precios».

 

Papel de la farmacia

La vicepresidenta de planificación de Teva finalizó su análisis recordando que, ante los problemas de desabastecimientos, la oficina de farmacia es el último eslabón de la cadena del medicamento antes de llegar al paciente, por eso apeló a la necesidad de «aprovechar la profesionalidad científica del farmacéutico para que realice las sustituciones pertinentes por medicamentos equivalentes».