¿Cuál es la principal apuesta en esta edición de Infarma?
Queremos reivindicar el papel del farmacéutico como agente de salud, integrado y coordinado con el resto de los profesionales de la salud. Los farmacéuticos comunitarios, de hospital, de atención primaria... estamos haciendo nuestro papel de forma independiente, cuando lo importante es la coordinación, y no solo entre los profesionales farmacéuticos, sino también con los médicos de atención primaria y los especialistas. Y ha de ser así porque la consecuencia de esta coordinación es una buena atención al paciente y una mejoría de la salud de los ciudadanos. Esta es mi apuesta personal, y pienso que es una forma de dar un paso adelante. Los farmacéuticos tenemos que estar motivados y optimistas, porque ante nosotros tenemos un futuro, pero hemos de ser consciente de que nos lo hemos de buscar nosotros mismos, y para llegar a él hemos de trabajar unidos. Seguro que Infarma contribuirá a dar este paso.
¿Cómo han respondido la industria y los farmacéuticos a la convocatoria de Infarma? ¿Me puede avanzar algunas cifras de asistencia y ocupación?
A pesar de la crisis, a día de hoy, tenemos ya una superficie ocupada de 5.224 m2. Esto significa que la industria está apostando por Infarma y lo hace porque sabe que no se la puede perder, porque es un escaparate: en Infarma la industria va a mostrar sus innovaciones y los farmacéuticos las van a conocer. Por lo que respecta a los visitantes profesionales, ya tenemos 1.538 y seguro que esta cifra habrá aumentado cuando Infarma abra sus puertas. Estamos en plena crisis y es mi primer Infarma como directora, pero reconozco que no me puedo quejar.
En la conferencia inaugural Infarma siempre ha marcado diferencia. ¿Qué pueden aportar dos ponentes como Andreu Buenafuente y Pau García-Milà?
La apuesta es diferente porque en un momento en el que todos estamos en crisis, en el que los farmacéuticos estamos todas las semanas pendientes de los cambios que haga el Gobierno –precios de referencia, subastas, bajadas de precios...–, nos ha parecido necesario 'cortar' este clima de pesimismo. El título de la conferencia, Abierto 24 horas, hace referencia a que los farmacéuticos estamos alerta 24 horas porque cada semana la ministra nos está diciendo algo nuevo. A Andreu Buenafuente lo hemos escogido porque es un ciudadano que nos va a saber ver a los farmacéuticos desde la perspectiva humorística, y a Pau García-Milà porque es joven, emprendedor y porque creemos que nos puede mostrar cómo los farmacéuticos, trabajando todos juntos, podemos alcanzar un futuro mejor. La idea es que con esta conferencia los farmacéuticos salgan de Infarma sintiéndose capaces de dar un paso adelante. En este sentido, Infarma tiene que ser un punto de inflexión. Si lo conseguimos, para mi Infarma ya sería un éxito, porque más importante que el número de asistentes es que quienes vengan al congreso salgan pensando que ha valido la pena dejar la farmacia durante tres días.
Se está poniendo en tela de juicio el modelo de farmacia de hoy en día y creemos que es necesario abrir un debate. Vamos a ver cuál es la realidad y si es necesario modificar algo, porque la sociedad está cambiando y la profesión farmacéutica debe adaptarse a las necesidades de esta sociedad. Creo que también es importante destacar la mesa sobre la farmacia comunitaria en Europa, en la que nos hemos propuesto ver qué es lo que ocurre fuera de nuestro país. Queremos saber cómo se han adaptado nuestros compañeros a esta nueva realidad, y vamos a estudiar lo que han hecho bien y ver si es exportable para así mejorar nuestra farmacia. También, como es lógico, nos fijaremos en sus errores, para no repetirlos.
¿Alguna otra sesión a destacar?
Como le he dicho, queremos reivindicar el papel del farmacéutico como agente sanitario, y en este sentido me gustaría destacar la mesa sobre el cribado en la farmacia, que mostrará que los farmacéuticos podemos hacer mucho en el campo de la prevención y promoción de la salud. También es una apuesta importante la sesión sobre el papel del farmacéutico en el modelo de atención al paciente crónico complejo. Este paciente está atendido por médicos de atención primaria, enfermeras, médicos especialistas... pero no se está contando con el farmacéutico comunitario. Será muy interesante, por ejemplo, conocer la experiencia del CAP Pare Claret, de Barcelona, que cuenta con un farmacéutico comunitario.
»También quiero destacar las mesas de especialización. Al acabar la carrera los farmacéuticos salimos formados en muchos temas, pero luego cada uno se especializa en el que más le interesa. Por esta razón tendremos muchas mesas en las que se hablará de la forma de promocionar esta faceta en la farmacia. Tendremos sesiones de ortopedia, dermofarmacia, fitoterapia, homeopatía, nutrición...
Infarma ha pasado a ser anual, con la alternancia de Madrid y Barcelona. ¿Necesita la farmacia española una convocatoria de estas características?
Yo creo que sí. Si, como le he dicho, cada semana nos encontramos con alguna novedad, imagínese lo que ocurre en un año. Hay que tener en cuenta, además, que Infarma es una apuesta de dos colegios y que la alternancia de sedes nos permite acercarnos más a los farmacéuticos de toda España y contactar mejor con todos ellos.
Estamos en un momento difícil en el que se están poniendo sobre la mesa muchos temas. Los farmacéuticos comunitarios contamos con una gran red de farmacias y creo que estamos haciendo una labor muy importante. La farmacia es un servicio público, pero la atención es privada, y aunque tengamos que dispensar un medicamento de solo 98 céntimos –menos que un chicle–, ofrecemos una gran atención sanitaria. Somos conscientes, sin embargo, de que tenemos que adaptarnos a los cambios que la sociedad nos demanda y sabemos que somos nosotros quienes debemos dar el paso adelante. Tenemos que ver qué nuevos servicios demanda el ciudadano y crearlos nosotros mismos. Me refiero a servicios que deben ser protocolizados y llevados desde un Colegio, y la prioridad ha de ser mejorar la salud del ciudadano. Luego ya veremos si estos servicios son vendibles a la Administración o al propio ciudadano.
La crisis está llevando a muchos farmacéuticos a buscar nuevas vías para obtener ingresos que hagan viables sus farmacias. ¿Puede esto acabar desvirtuando el papel del farmacéutico?
Hemos de ser conscientes de que cada farmacéutico es libre de elegir la salida que prefiera, pero en el Colegio, como corporación, tenemos que apostar por la farmacia sanitaria, la de la atención al paciente y de los servicios, y siempre en coordinación con el resto de los profesionales de la salud. Lo repito una vez más, creo que los farmacéuticos debemos reivindicar nuestro papel sanitario, porque estamos muy desaprovechados.
¿Cómo ve el futuro de la profesión?
Yo lucho por un futuro motivador. Los farmacéuticos hacemos cinco años de carrera y después seguimos formándonos. Estamos preparados y, sin embargo, hay muchos farmacéuticos que no son aprovechados por la Administración. Podemos hacer mucho por la salud del ciudadano; quién mejor que nosotros para aconsejar a los pacientes sobre la medicación, sobre cómo deben utilizarla, sobre los efectos secundarios, las interacciones... Reivindicar este papel creo que es nuestra salida. Otros quizá defiendan una salida más comercial, pero creo que la parte sanitaria es la más importante. Al fin y al cabo hemos estudiado para esto.