– ¿Por qué se creó Farmacéuticos Mundi?
– Farmacéuticos Mundi surgió en 1993 por la iniciativa de un grupo de farmacéuticos que vieron que un tercio de la población mundial no tenía acceso a los medicamentos esenciales y a la salud. Al principio éramos unos 40 farmacéuticos, pero pronto se fueron sumando a la iniciativa más profesionales, hasta llegar a los 8.000 socios que tenemos en la actualidad.
– ¿En qué se diferencia el actual Farmacéuticos Mundi del de aquellos inicios?
– En que se ha profesionalizado. Cuando empezamos, enseguida nos dimos cuenta de que, si queríamos dedicarnos de verdad a la cooperación farmacéutica internacional, teníamos que profesionalizarnos. Y eso es lo que hemos hecho.
– En los 25 años que han transcurrido, ¿han cambiado las necesidades de medicamentos y ayuda sanitaria?
– Yo creo que han empeorado. Al principio, se hablaba de que un tercio de la población mundial no tenía acceso a los medicamentos, y ahora ya se está hablando de que casi la mitad de la población mundial no tiene un buen acceso a la salud. Quizá es porque ahora hay mucha más información de la que se tenía hace 25 años. Además, en Farmamundi no nos gusta hablar de acceso a los medicamentos; preferimos referirnos a acceso a la salud, porque el medicamento sólo es una parte; también hay que pensar en el acceso al agua potable, en la equidad de género, en las políticas de salud... en definitiva, en el acceso a la salud global.
– Farmacéuticos Mundi actúa en muchos frentes, pero ¿cómo resumiría su principal objetivo?
– Lo resumiría en estos tres retos: fortalecer el trabajo en cooperación con los países del sur para garantizar el acceso a los medicamentos esenciales, mejorar el acceso al agua potable, y realizar una mayor sensibilización e incidencia en igualdad de género.
– De las diferentes iniciativas llevadas a cabo por Farmacéuticos Mundi, ¿destacaría alguna en concreto?
– Es muy difícil, porque todas son importantes. De todas formas, personalmente hay tres proyectos que a mí me han llenado muchísimo. El primero es la atención sanitaria, alimentaria y de cobijo a gente refugiada; lo estamos haciendo desde hace años en muchos países, entre ellos Uganda, Siria, Serbia o Líbano. El segundo es continuar con los programas de reducción de la mortalidad maternoinfantil y frenar la desnutrición infantil en Guatemala. Y el tercero son los trabajos en las dos sedes que tenemos en África, que son muy potentes, una en la República Democrática del Congo y la otra en Mali. Son tres proyectos que me llenan de orgullo.
– ¿Comprueban que la ayuda llega a su destino?
– Ésta es una pregunta importante y que mucha gente se hace. Nosotros nunca enviamos ayuda si no tenemos la garantía de que llegará a su destino, tanto a través de nuestras sedes permanentes como de las contrapartes con las que trabajamos. La ayuda llega en su totalidad a su destino, y en Farmamundi lo podemos garantizar y demostrar.
– ¿Cómo?
– Con números y con hechos. Nosotros trabajamos con contrapartes, personas del país que están allí y que son socios nuestros. Ellas hacen un seguimiento de la ayuda que se puede demostrar; de hecho, las administraciones que nos subvencionan nos lo piden continuamente.
– ¿A cuántas personas han atendido?
– En estos 25 años hemos realizado 388 proyectos de cooperación, se han suministrado unas 2.400 toneladas de medicamentos esenciales y se han puesto en marcha unas 7 redes de farmacia en Centroamérica y República Dominicana, que atienden a más de 800.000 personas. En total, unos 16 millones de personas han recibido atención sanitaria en 70 países.
– ¿En algún país les han impedido actuar?
– Sí, en zonas bélicas. Hasta hace poco, en los campos de refugiados sirios sólo entraba ayuda humanitaria cada 3 meses a través de unos corredores humanitarios, cuando sabíamos que las necesidades eran enormes.
– Farmacéuticos Mundi ha crecido mucho. ¿Con cuánta gente cuenta en la actualidad?
– En estos momentos, teniendo en cuenta todos los proyectos que están en marcha a escala mundial, unas 700 personas dependen de Farmacéuticos Mundi, de las cuales unas 100 trabajan en España.
– ¿Reciben muchas ayudas?
– Un 55% nos viene de las administraciones y un 45% de nuestros socios y de nuestras campañas. Por supuesto, es necesaria una aportación económica muy importante, aunque hay que tener en cuenta que hay proyectos que no se inician si no están aprobados. De todas formas, lo que sí que es cierto es que en estos momentos tenemos un montón de proyectos internacionales en marcha. Esto es así porque, en estos 25 años, nos hemos profesionalizado y hemos demostrado que las cosas se hacen bien; esto ayuda a que entre dinero. Ha habido temporadas en las que todas las ONG de este país, incluida la nuestra, se han resentido porque ha habido menos dinero, pero la verdad es que nosotros hemos continuado con todos nuestros proyectos y no hemos dejado de hacer ninguno incluso en época de crisis. Nuestros socios se han portado siempre muy bien con nosotros, y las campañas que hemos hecho han sido exitosas.
Hace muchos años que estamos haciendo este trabajo. Somos socios de ECHO, la Oficina Humanitaria de la Comunidad Europea, y de la Agencia Española de Cooperación Internacional. Tenemos convenios muy potentes con ellos, y esto no se hace de una manera gratuita, se hace porque se está trabajando bien. Somos muchos los que nos acercamos a pedir dinero, pero realmente sólo se lo dan a la gente que trabaja bien y lo demuestra. Esto me da una gran confianza en el equipo técnico que tenemos, del que me siento muy orgulloso.
– ¿Colaboran con otras ONG?
– Claro, siempre. La transversalidad en la colaboración con otras ONG es imprescindible, y no sólo con otras ONG sino también con otros profesionales. En Farmacéuticos Mundi no somos sólo farmacéuticos. Como farmacéuticos, sabemos lo que sabemos, y por eso contamos también con psicólogos, sociólogos, antropólogos, economistas, periodistas... Somos un equipo de gente tremendamente transversal, y todos nos ayudamos.
– Sin embargo, ¿colaboran también con las otras ONG farmacéuticas del país?
– Con Farmacéuticos en Acción y con Farmacéuticos Sin Fronteras tenemos una relación cordial, pero cada uno se ocupa de temas diferentes. Con Apotecaris Solidaris hay una relación espléndida; somos socios y participamos en todos sus proyectos.
– ¿Les han afectado los escándalos que han sacudido a algunas ONG en los últimos tiempos?
– Esta pregunta nos la han hecho también los socios. La verdad es que no nos han afectado para nada. Nosotros estamos auditados tanto a nivel económico como personal, y la verdad es que no hemos tenido ningún problema. De hecho, las posibles dudas se dirigen más al hecho de si la ayuda que reciben las ONG llega a su destino. Es una pregunta lógica que yo también plantearía.