– Hace tres años nos hablaba de la hoja de ruta de la Declaración de Córdoba y de la prioridad de poner en valor al farmacéutico y la farmacia. ¿Hasta qué punto se ha logrado?
– En estos tres años ha habido mucha actividad a pesar de haber contado con tres ministros distintos. Hemos conseguido el reconocimiento de la farmacia como Marca España por el alto comisionado del Gobierno español, un reconocimiento a un sistema de farmacia que tenemos que mantener, potenciar y que es un modelo a seguir por otros países. Hemos logrado incluir la farmacia en la agenda política. En este periodo hemos ido cumpliendo todos los puntos de la Declaración de Córdoba y en estos momentos estamos preparando una estrategia de futuro, más pensada para la farmacia del 2020-2030, que comenzaremos en el próximo Congreso Nacional de Burgos y que llevaremos al Congreso Mundial del 2020 en Sevilla.
– En el último congreso de la SEFAC se presentó la «Declaración de la Profesión Farmacéutica: Farmacia Comunitaria». ¿Qué aporta este documento?
– En este texto decimos que por historia, por capacitación, por estudios y por competencias los farmacéuticos estamos preparados y somos un elemento clave del Sistema Nacional de Salud. Basta con pensar en esos servicios profesionales farmacéuticos que, poco a poco, estamos poniendo en funcionamiento en las diferentes comunidades autónomas, tanto los dedicados al medicamento como los proyectos relacionados con la salud pública y que tanto éxito están teniendo, como son el proyecto del VIH, el del cribado de cáncer de colon... en los que se está viendo claramente el papel del farmacéutico. Se está poniendo un grano de arena muy importante para que los pacientes sean cómplices de los sistemas sanitarios a la hora de cumplir los requerimientos y lo que nos están aconsejando las autoridades sanitarias.
– En sus intervenciones la ministra de Sanidad, Carmen Montón, ha hablado del empoderamiento del paciente. ¿Cómo influye este rol del paciente en la oficina de farmacia?
– De una manera importantísima, ya que en la oficina de farmacia el paciente se empodera muchísimo. Todos los días 2.300.000 personas visitan las farmacias españolas. Es un número muy importante. Son personas que entran con sus prescripciones y salen con una dispensación, pero también con los consejos del farmacéutico sobre cómo deben tomar la medicación, cómo se debe hacer el seguimiento, etc. Ésta es una parte fundamental de nuestra labor y por ahí es por donde tenemos que seguir impulsando todos los desarrollos de la profesión.
– Le ha ofrecido compromiso de diálogo a la nueva ministra de Sanidad. En este escenario, ¿qué puntos son los que más le apremia tratar al Consejo General?
– Hay varios temas. Desde luego el empoderamiento del ciudadano es un punto clave, así como la dispensación y los consejos de los que acabamos de hablar, pero también al farmacéutico a veces le toca explicar las medidas que van adoptando los gobiernos en relación con las prescripciones (copagos, genéricos, etcétera). En estos momentos hay una serie de puntos que hay que validar con el Ministerio y trabajar de manera conjunta, como son los medicamentos de diagnóstico hospitalario, la atención de los centros sociosanitarios, la atención domiciliaria, la conciliación, los servicios profesionales, los sistemas de especialidades a nivel universitario y el camino que van a seguir... Son muchos los temas que se van a trabajar con el nuevo equipo de gobierno.
– En relación con el tema del copago farmacéutico, ¿qué opinión le merece la intención de reforma de la nueva ministra?
– En este país los copagos han sido distintos desde que existe el Sistema Nacional de Salud. Que haya más o menos escalas es algo que nosotros también hemos demandado desde hace mucho tiempo. Siempre se ha dicho que las escalas se deben revisar en la línea de las escalas de los IRPF y nos parece que es lo correcto, es decir, que quien más tenga que pague más, aunque sabemos que el nivel mínimo es de 8 euros al mes.
– Centrándonos en la nueva legislatura, ¿a qué obedecen los cambios en el Comité Directivo?
– A un proceso electoral. Nuestros mandatos son de 6 años y a los 3 años tenemos la oportunidad de hacer elecciones. Con el equipo que empezamos marcamos unas líneas estratégicas que hemos ido siguiendo, y ahora hacía falta que otros compañeros ayudaran a poner estas líneas en funcionamiento. La idea es que cuantas más personas pasen por los órganos del Consejo General es mejor para la profesión, porque aportan ideas nuevas con las que tenemos que seguir avanzando para construir la farmacia del siglo XXI.
– ¿Cuál cree que ha sido el mayor logro del Consejo en estos tres años?
–Como le he dicho, para mí fue muy importante el reconocimiento de la Marca España. También ha sido muy relevante el resultado en Europa del test de proporcionalidad, la famosa directiva que vamos a tener dentro de poco por la cual si no se hubiese hecho una consideración especial a las profesiones sanitarias hubiéramos tenido serios problemas las profesiones sanitarias y los ciudadanos a la hora de tratar la salud como salud y no como un bien de consumo. Un tercer capítulo muy importante –lo vamos a ver en febrero del año que viene– está siendo SEVeM, el sistema español de verificación de medicamentos, un sistema que va a transformar de manera importante la dinámica de trabajo dentro de las oficinas de farmacia. Otro tema a destacar es la transformación digital del Consejo General, con el fin de lograr trabajar en red no sólo de manera individual, como hacemos en cada una de las farmacias, sino que seamos capaces de aglutinar este trabajo individual en un bien común de todas las farmacias españolas para poderlas poner en valor.
– ¿Cree que las farmacias están dispuestas a esta transformación digital?
– Es difícil de decir. En 22.046 farmacias tiene que haber de todo como en botica, pero lo que sí está claro es que desde los años 90 la farmacia española ha sido el primer establecimiento sanitario que ha estado informatizado, y a partir de aquí estamos haciendo una transformación que, como cualquier cambio de modelo, no se hace de la noche a la mañana, sino que lleva un tiempo, en el que tendremos que ir convenciendo a los compañeros de la importancia de ponerlo todo en red, porque de esta forma podremos visibilizar todo el trabajo que hacen los farmacéuticos.
– ¿Alguna decepción en estos años?
– Malos ratos unos cuantos, decepciones no sé… De todo se aprende, de lo bueno, de lo malo, de las lealtades, incluso de las deslealtades. Yo he tenido la gran suerte de que tanto en la industria como fuera de ella he ocupado muchas posiciones y al final esto te sirve para darte cuenta de que hay muchas opiniones y muchas maneras de hacer las cosas. Yo intento olvidar las cosas que no me han gustado.
–Del 3 al 5 de octubre se celebra en Burgos el 21 Congreso Nacional Farmacéutico. ¿Habrá alguna novedad importante?
– Es el congreso del «más, más, más»: más innovación, más pacientes, más tecnología, que es lo que he intentado hacer desde que he llegado al Consejo General. Se trata de sumar, sumar y sumar, porque cuanto más sumamos es cuando somos fuertes y somos capaces de empujar un carro en la misma dirección. Creo que será el congreso de la suma.
Con respecto al programa, vamos a intentar recorrer los temas políticos, habrá sesiones técnicas y talleres de trabajos totalmente prácticos. Vamos a intentar hacer un congreso con un mayor número de compañeros farmacéuticos que en el último celebrado en Castellón, que es el que más afluencia ha tenido hasta la fecha, y va a ser la antesala del Congreso 2020 de Sevilla, que tendrá una parte nacional y otra mundial.
– Para terminar, ¿qué mensaje enviaría a la profesión farmacéutica?
– Que los farmacéuticos tenemos que estar muy orgullosos de ser lo que somos, que somos un eslabón importantísimo en el Sistema Nacional de Salud, que tenemos que intentar trabajar más juntos, más en red para apoyar las distintas iniciativas en diferentes territorios. El cambio generacional creo que ya lo hemos hecho, porque somos un colectivo muy joven dentro de los colectivos sanitarios. Por esa labor individual que hacemos necesitamos bases comunes para empujar ese gran trabajo que se hace desde la farmacia, esas estrategias digitales son necesarias.
Hay que seguir luchando y trabajando con nuestros pacientes y ciudadanos –no hay que olvidar que somos la segunda profesión más valorada por los ciudadanos– y tenemos que seguir convenciendo a las autoridades sanitarias de que nos tienen que utilizar y de que cuanto más utilicen la farmacia comunitaria sus proyectos serán mejores y obtendrán unos resultados más interesantes. Pero para esto hay que formar parte de las instituciones, porque cuantas más personas se impliquen en la actividad colegial mucho mejor será para todos.