«Soy farmacéutica de hospital, y creo que es en los hospitales donde se hace la verdadera farmacia en todos sus aspectos posibles». María Sanjurjo es una apasionada de la farmacia, hasta el punto que afirma que su profesión es un hobby. En esta entrevista lo deja bien claro.
– Toda una vida dedicada a la farmacia hospitalaria, ¿por qué eligió esta salida, lo tenía claro desde el principio?
– Lo que realmente tenía claro era que quería dedicarme a algo relacionado con la salud, quería trabajar en un hospital y en la atención directa a los pacientes. Lo que tenía menos claro era la especialidad que quería hacer. De esto hace cuarenta años, y en aquel entonces (soy de la tercera promoción de los Farmacéuticos Internos Residentes) sólo había las especialidades de análisis clínicos, microbiología clínica, que era la que más me apetecía, y farmacia hospitalaria, de la que desconocía todo, me daba la sensación de que debía de ser algo puramente logístico, que se dedicaba sólo a la adquisición y dispensación de medicamentos. Pero por circunstancias personales debí quedarme a vivir en mi ciudad natal, en A Coruña, y escogí lo único que podía cursar allí, que era farmacia hospitalaria. Las circunstancias de la vida decidieron por mí y acabé haciendo esta especialidad, y nada menos que en el antiguo Hospital Juan Canalejo, que ya por entonces era un líder en farmacia hospitalaria. Para mí fue un golpe de fortuna porque acerté de pleno.
– Y en aquel momento, o a lo largo de su trayectoria, ¿el hecho de ser mujer le ha supuesto algún obstáculo?
– No, nunca. Siempre he trabajado en el entorno de la sanidad pública y no recuerdo ningún momento en el que yo haya sentido que había perdido alguna oportunidad profesional por ser mujer, nunca me pasó eso.
– En la oficina de farmacia la presencia de la mujer es mayoritaria desde hace tiempo. ¿Es también así en la farmacia hospitalaria? ¿Es más fácil para la mujer abrirse camino en la farmacia hospitalaria ahora que antes?
– Ya cuando yo estudiaba, la carrera la licenciatura de Farmacia era fundamentalmente femenina, y ahora también. En estos momentos en la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria somos más de 4.000 socios, de los cuales casi un 75% somos mujeres, y el 65% de las jefaturas de servicio están ocupadas por mujeres, pero está en alza, está subiendo. La farmacia hospitalaria es una avanzada en lo que respecta al cumplimiento de las recomendaciones sobre el posicionamiento de las mujeres, tanto en puestos directivos como de Consejo.
– Durante el desayuno que celebramos hace ya casi un año, usted afirmó: «Somos apasionadas de la farmacia y de nuestro día a día; para mí, mi trabajo es un hobby». ¿Cree que la farmacia es una carrera completamente vocacional?
– Para mí, sí. Yo soy farmacéutica de hospital, y creo que es en los hospitales donde se hace la verdadera farmacia en todos sus aspectos posibles. En primer lugar, la farmacia hospitalaria es gestora, gestionamos una parte muy importante de los presupuestos de los hospitales; en segundo lugar, somos logísticos, nos encargamos no sólo de la selección y adquisición de medicamentos, sino de todo el circuito logístico hasta su administración a los pacientes; en tercer lugar, somos muy formulistas, en los servicios de farmacia hospitalaria se hace muchísimo trabajo de elaboración y acondicionamiento de medicamentos, hay mucha fórmula magistral, y por último, somos clínicos, somos una especialidad cada vez más clínica, que trabajamos cada vez más en el entorno de paciente. Estas cuatro vertientes, la gestora, la logística, la clínica y la de elaboración magistral, unidas a todas las actividades docentes y de investigación (todos los profesionales sanitarios tenemos un compromiso muy importante en continuar generando conocimientos, evidencia científica y conocimiento sanitario, no deja de crecer y de cambiar), hacen que nuestra especialidad sea muy completa y muy dinámica, tenemos que estar continuamente formándonos y formando a los que entran nuevos, lo que la hace muy atractiva. Me parece una profesión tremendamente bonita y muy vocacional.
– Y dentro de este dinamismo, ¿es el momento para una mayor unión entre los farmacéuticos de hospital, de oficina de farmacia y de atención primaria?
– Ojalá sea así, y sin ninguna duda el momento es ahora, no podemos retrasarlo más. Estamos condenados a entendernos, porque hacemos mucha falta al paciente y a la sanidad en general. Estamos en una situación que yo llamaría de complejidad, los pacientes cada vez son más complejos, porque cada vez, afortunadamente, vivimos más. Gracias a las terapias se están cronificando las enfermedades y nuestros pacientes son crónicos, mayores, con muchas comorbilidades, con pluripatología y con polifarmacia, son pacientes que necesitan nuestra ayuda. Por otra parte, no sólo los pacientes se están haciendo cada vez más complejos, sino que también todas las novedades en farmacoterapia son tremendamente complejas. Hay, por ejemplo, muchísimos fármacos que son de administración oral o subcutánea que se están administrando en el domicilio de los pacientes, como toda la quimioterapia oral. Todo esto hace que estemos trasladando al domicilio de los pacientes muchísima complejidad, y los farmacéuticos tenemos que reflexionar y ver cómo podemos ayudar a los pacientes a conseguir los mejores resultados en salud, en efectividad, y los mínimos resultados en efectos adversos.
Todos hacemos falta, y somos muy pocos para lo que tenemos que hacer. Cuando hablamos de farmacéuticos asistenciales estamos hablando de todos nosotros, los asistenciales. Todos tenemos que hacer atención farmacéutica, los farmacéuticos comunitarios, los de atención primaria y los de hospital. Yo creo que el momento es ahora, ojalá nuestras sociedades científicas puedan unirse y establecer un plan y proponerlo, es mejor que salga de nosotros mismos a que nos lo impongan desde arriba, porque entonces lo que salga no va a gustar a nadie. Es una necesidad muy acuciante de nuestros pacientes, y si los farmacéuticos asistenciales no le sabemos dar respuesta hemos de tener claro que alguien se la va a dar por nosotros, y creo que eso va a ser peor.
No podemos olvidar que somos los especialistas en el medicamento, y nadie mejor que los farmacéuticos para ayudar a los pacientes en la utilización de los medicamentos cuando están solos en sus domicilios. Lo tengo muy claro. A ver si nos ponemos todos las pilas y sabemos trabajar juntos.
– Durante los más de 20 años que lleva al frente del servicio de Farmacia Hospitalaria del Gregorio Marañón, ¿ha cambiado mucho el sector?
– Totalmente. Hace 20 años, cuando llegué al Gregorio Marañón había un servicio de farmacia totalmente logístico. Es un hospital muy grande que atiende a muchísimos pacientes en todos los ámbitos asistenciales, y en aquel momento nos superaba el día a día, lo que es la logística del medicamento, la compra, la dispensación, llegar a todos los pacientes. Las nuevas tecnologías, la automatización del proceso de almacenamiento y dispensación, nos han ayudado muchísimo a mejorar en calidad y en seguridad, unidas, por supuesto, a la aparición de la historia clínica electrónica y la prescripción electrónica. Y no sólo nos ayudó a mejorar en calidad y en seguridad, sino también a liberar muchísimos recursos humanos y a poder dedicarnos a la clínica. Pasamos de una mera logística (hace 20 años, estábamos todos centrados en la cajita del medicamento) a poder subir a las unidades asistenciales, a empezar a trabajar con los equipos asistenciales, con los médicos y las enfermeras, a dirigir nuestras acciones a los pacientes. Cambiamos la cajita del medicamento por el paciente.
En general somos bien aceptados, porque Farmacia es una licenciatura totalmente diferente de Medicina y Enfermería, somos unos profesionales sanitarios muy complementarios a ellos y que, sin duda alguna, aportamos valor añadido. Hemos pasado de la caja del medicamento al paciente, a la enfermedad o al proceso por el que es atendido. En esta década y en estos momentos, los servicios de Farmacia nos estamos orientando a una atención muchísimo más personal y humana, a atender al paciente como persona que tiene una enfermedad, pero que también tiene sus valores, sus creencias, sus preocupaciones, sus miedos. Tenemos que intentar ir hacia una atención muchísimo más humana y personalizada.
– La farmacia hospitalaria es fundamental en la atención al paciente; sin embargo, el farmacéutico de hospital sigue siendo un profesional poco conocido por la población. ¿Qué se puede hacer para solventar esta circunstancia?
– Lo más importante no es ser conocido por los pacientes, que también, lo más importante es el trabajo que realizamos y su valor añadido, sus resultados en salud, y eso está ahí y no lo puede cambiar nadie. Es cierto que por nuestros orígenes logísticos a los farmacéuticos de hospital sólo nos conocían los pacientes atendidos en hospitales de día y los pacientes externos a los que dábamos directamente la medicación, pero esto ahora está cambiando, hemos conseguido salir de las paredes del servicio de farmacia y estamos integrándonos en las unidades clínicas, con los médicos, las enfermeras y, en conjunto, tratando a los pacientes; los farmacéuticos de hospital ya estamos atendiendo a pacientes en los servicios de urgencias hospitalarias.
En todo esto también van a influir mucho los planes de cronicidad que están trabajando las distintas comunidades autónomas, gracias a los cuales los farmacéuticos de hospital estamos conciliando la medicación al alta de nuestros pacientes. Estamos informando a todos los pacientes que ingresan y que se van de alta sobre su medicación. Esto va a ser definitivo para mejorar la visibilidad del farmacéutico de hospital y que los pacientes sepan que cuentan con un experto en farmacia en los hospitales y que podemos ayudarles mucho. Va a ser un antes y un después, sin ninguna duda.
– Me gustaría hablar de la pandemia. Según declaraciones suyas, en estos últimos meses hemos avanzado más que en los últimos 10 años. También ha afirmado que esta pandemia va a hacer que reflexionemos mucho sobre todo lo que debe mejorarse en los hospitales. ¿Qué puede explicarme de estas afirmaciones?
– Efectivamente, sigo pensando que hemos avanzado mucho más en estos meses que en los últimos años. Esta crisis ha sido como un catalizador de todas las ideas innovadoras que había y que en otras circunstancias tal vez no se hubiesen podido implantar. En estos meses, por ejemplo, la sanidad en general ha experimentado una revolución digital total muy importante, la telemedicina nos va a abrir unas vías importantísimas, como realizar atención farmacéutica no presencial con nuestros pacientes, que nos vean la cara y que los veamos a ellos y podamos estar hablando, ellos desde su domicilio, y desarrollar muchísimos planes que hasta ahora, por ser pocos y por problemas de distancia, no podíamos hacer, como por ejemplo la coordinación asistencial entre distintos niveles sanitarios, la atención a los pacientes en su domicilio, la dispensación directamente al domicilio del paciente y la atención farmacéutica por telefarmacia. El teletrabajo nos abre muchísimas vías en los hospitales.
También va a cambiar el modelo de gobernanza de los centros hospitalarios. A raíz de esta pandemia, casi todos los hospitales tenemos gabinetes de crisis en donde colaboramos gestores y clínicos, la dirección del hospital y representantes clínicos y jefes de servicio de las unidades asistenciales más implicadas, y entre todos se toman decisiones y se validan. Es un modelo de gobernanza compartida entre gestores y clínicos muy potente, muy efectivo, es muy bueno para el hospital y para los profesionales sanitarios, porque siempre es positivo que las personas sientan que participan en el gobierno de la institución para la que trabajan y por la que dejan su vida y su día a día.
El tercer aspecto que señalaría como importante y que nos ha cambiado esta crisis es el del trabajo en equipo, el trabajo pluridisciplinar, la integración asistencial. Está habiendo una integración, una cohesión, un compromiso, un saber trabajar en equipo y un sentimiento de pertenencia al hospital y a la sanidad pública muy importante; estamos trabajando juntos de forma integral y solidaria. Ojalá se mantenga para toda la vida, porque ha sido una vuelta de tuerca en lo que es trabajar en equipo y nos ha unido.
En esta década hemos conseguido salir de las paredes de los servicios de Farmacia a las unidades clínicas, y ahora tenemos que salir de las paredes del hospital, las tenemos que romper, no tenemos que hablar de niveles asistenciales, sino de atención farmacéutica, de farmacia asistencial, que todos los farmacéuticos trabajemos en equipo, y que todos los profesionales sanitarios trabajemos en equipo independientemente del nivel en donde prescribe nuestra atención sanitaria. Hemos de tener claro que los pacientes nos necesitan, hemos de ser generosos, pensar en los pacientes, porque toda la terapia que viene es impresionante, muy efectiva, aunque también es muy compleja.
– Si estuviera ahora al inicio de su carrera profesional, y sabiendo todo lo que sabe, ¿cambiaría algo?
– No, no cambiaría nada. He trabajado toda mi vida en farmacia hospitalaria, en seis hospitales diferentes, y en todos aprendí muchísimo, en todos crecí personal y profesionalmente y de todos guardo muy buen recuerdo, porque son un grupo estupendo de profesionales sanitarios y de amigos que me han seguido acompañando a lo largo de toda mi vida.