Ha transcurrido un año desde el último Infarma. ¿Cuál es su valoración de este año?
Ha sido un año muy difícil, pero no solo para la farmacia, sino para todo el país. Estamos inmersos en una crisis tremenda y las repercusiones más directas se están produciendo en el estado de bienestar. La asistencia sanitaria pasa por dificultades económicas y dentro de este sector nosotros lo estamos pasando muy mal.
La crisis ha propiciado que en algunas comunidades –Cataluña entre ellas– se haya producido una demora importante en el pago a las farmacias. ¿Cuál es la situación actual? ¿Sigue creciendo el número de farmacias en situación de 'viabilidad económica comprometida'?
En estos momentos estamos padeciendo las repercusiones, que todavía no han llegado a su fin, de las distintas medidas que se han implantado para amortiguar la factura en medicamentos de la Administración pública. Pero todavía no hemos tocado fondo: cada mes estamos bajando nuestra facturación entre un quince y un veinte por ciento y por tanto las dificultades económicas de las oficinas de farmacia comunitaria siguen en aumento. Nos estamos empobreciendo como sector, y como la medida está afectando transversalmente a todos, aquellos más débiles y los que menos facturaban también están bajando facturación.
»En cuanto a las dificultades de pago, estamos cobrando a 90 días cuando deberíamos cobrar a 35, y estamos a la espera de empezar a recuperar, como se nos manifiesta desde CatSalut, unos 30 días de estos 90 que estamos sufriendo de atraso. Parece que esta dificultad financiera la tenemos estabilizada y con visos de reducirla. Lo que todavía no hemos conseguido atajar es la caída de facturación económica de las farmacias.
»Respecto a las farmacias en situación de 'viabilidad económica comprometida' me es muy difícil en estos momentos hacer una valoración. Yo diría que una tercera parte de las farmacias de Cataluña están en niveles de facturación no óptimos para desarrollar nuestra actividad profesional.
Es evidente. Todo aquello que forma parte del pasado anuncia cambio y nuestra profesión tiene que adaptarse al nuevo entorno del siglo XXI. Y más cuando nuestra profesión gira en torno al mundo de la salud y del medicamento y el mundo del medicamento ha cambiado tremendamente de un siglo a otro. En el siglo XX el medicamento era un producto de éxito; sin embargo, ahora para gran parte de los medicamentos es más importante qué cuesta su producción que la aportación de nuevos valores añadidos. Por lo tanto, nos está cambiando el entorno y la farmacia tiene que adaptarse. Eso no significa que esa adaptación pase por un cambio radical de un modelo establecido que beneficia al ciudadano, que beneficia a la Administración pública y sobre el funcionamiento del cual no hemos tenido nunca ninguna queja, ni sanitaria ni de accesibilidad. Por lo tanto, creemos que este documento, este power point de declaración de intenciones del anteproyecto de la ley de servicios, tiene que constituirse en proyecto y creemos que no hay ninguna necesidad de cambiar este binomio titularidad-propiedad, que es beneficioso para la sociedad española.
En los últimos meses se ha vuelto a hablar de cambiar el sistema de retribución en las farmacias. ¿Es necesario? ¿Por qué?
Hay que adaptar el ejercicio de nuestra profesión. Si la actividad de la farmacia va exclusivamente ligada a un tanto por ciento de un medicamento que cada vez tiene un precio menor, y que además se está demostrando que se puede fabricar con calidad a estos precios, pues tendremos que buscar otras formas de cubrir las necesidades económicas de nuestras farmacias. Esta es otra de las facetas que tenemos pendientes y sobre la que tenemos que avanzar. Ya sea por la retribución de aquellos servicios sanitarios que pueda ofrecer la oficina de farmacia aprovechando su red de instalación en todo el territorio, como analizando la composición del precio de venta al público de las especialidades; ver si exclusivamente debe regirse por un tanto por ciento o debemos entrar a valorar otras fórmulas que ya existen en países vecinos. Hay que analizarlo y además no tenemos mucho tiempo, pero tendremos que impulsar cambios, eso seguro.
¿Qué puede aportar Infarma 2013 en el contexto actual?
Es un momento clave en el que hay muchas dificultades en la profesión, muchas dudas, son momentos de emprender nuevos caminos, momentos en que la profesión tiene que ser valiente, dar pasos y abrir nuevas vías de ejercicio. En momentos así tener la oportunidad de encontrarse en el congreso paralelo de Infarma es una oportunidad de oro para dar paso al debate que la profesión debe tener de cara al futuro.
Con motivo de la celebración de Infarma en Madrid, Alberto García Romero, presidente del COF de Madrid, decía que el camino que debe seguir el farmacéutico para afrontar el futuro es la profesionalidad. ¿Comparte esta opinión?
Estoy completamente de acuerdo con mi compañero de Madrid y socio de Infarma. No hay otro marco por el que pueda avanzar la oficina de farmacia que no sea el de la profesionalidad y el de los servicios sanitarios a la sociedad. Ese es nuestro camino y lo que nos hará recuperar la solidez que en estos momentos vemos peligrar.
Una de las mesas redondas de Infarma 2013 analizará las relaciones entre industria, distribución y farmacia comunitaria. De hecho, la sesión habla de 'reescribir' estas relaciones. ¿Es necesario?
En estos momentos tenemos la necesidad de poder replantearnos todo. No podemos ser un sector conservador, porque pongo en duda que tengamos muchas cosas buenas que conservar. Tenemos la esencia de una profesión, que hay que conservar, pero hay que darle un marco de desarrollo estable que le permita seguir siendo en este siglo XXI. Todo debe poderse cuestionar y todo debe ser reformulado y analizado en un periodo de crisis como el actual. Evidentemente la relación entre industria, distribución y oficina de farmacia también debe repensarse, cuestionarse y reformularse.
Estamos viendo varias iniciativas por parte de colectivos farmacéuticos que se están asociando con una imagen común, una línea de productos propia y ciertas actividades, y es evidente que en la unión está la fuerza. Cuando un sector está en crisis y busca salidas ve aparecer muchas iniciativas. ¿Cuál es la voluntad del congreso? Estar en el día a día de la profesión y de la farmacia y por tanto no tener temas tabús. Y este es un tema candente y queremos analizarlo. Y por eso lo ponemos en una mesa, porque queremos saber la opinión de los distintos agentes.
»¿Mi opinión en estos momentos? Pues como he dicho antes: no se puede cerrar ninguna puerta y hay que ver todas las posibilidades. Esta es una mesa a la que seguro que asistiré y en la que tengo mucho interés en conocer las opiniones.
El congreso se cierra con la presentación del estudio «El futuro de la oficina de farmacia», realizado conjuntamente por los colegios de Madrid y Barcelona. ¿Puede adelantarnos alguno de los resultados?
Ni siquiera los tengo... Es una iniciativa que creo que era necesaria hacerla conjuntamente, que tiene continuidad con Infarma 2012, donde se analizó la situación de la oficina de farmacia. La intención es sondear a nuestros farmacéuticos, y no a los representantes, sino a los que viven el día a día de la profesión para saber su opinión respecto a los caminos que debemos emprender para esta reformulación de la profesión para el siglo XXI. Creo que será interesantísimo; han participado cerca de 500 farmacéuticos entre Madrid y Barcelona, y de una manera profesionalizada se ha intentado poner orden en las ideas que se estaban vertiendo. Sin duda será una de las mesas más interesantes para asistir y poder conocer los resultados.
Como presidente del Colegio de Barcelona, ¿cuál es el tema que más le preocupa en estos momentos?
Lo que más me preocupa, más allá de la crisis financiera –porque esto se superará, seguro– son las dificultades concretas que estamos pasando en estos momentos. Me preocupan mucho aquellos que no pueden seguir y que se quedan en el camino. Hemos tenido una estabilización del problema, pero durante 2012 trece farmacias en Barcelona han tenido que cerrar puertas. Me preocupan estas personas en concreto y a nivel colectivo me preocupa el futuro de mi profesión. Esta es la principal preocupación, pero también el principal proyecto hacia el que estamos dirigiendo toda nuestra actividad.
»Me gustaría invitar a todos los farmacéuticos inquietos y preocupados a venir a Barcelona a asistir al congreso y formar parte del debate en torno al futuro de la profesión. Un debate importantísimo; y si tenemos responsabilidad y autoestima hacia nuestra profesión, y nosotros la tenemos elevada, creo que tenemos la obligación moral de participar en el debate y aportar nuestro granito de arena.