Se especializó en farmacia hospitalaria, pero la vida la ha llevado al mundo de la cosmética, al frente de la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética (STANPA). Su recorrido hasta llegar aquí ha sido tan atípico que es imposible predecir cuáles serán sus próximos pasos profesionales.
– Para situarnos, 13 años al frente de la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética (STANPA).
– STANPA es una institución muy sólida porque la industria cosmética en España tiene unas raíces históricas muy profundas. Siempre ha estado cohesionando el sector de una forma muy generosa, pero es verdad que la última década ha sido la de modernización, con un equipo muy joven y muy profesional, fundamentalmente sobre la parte técnica y el gran conocimiento científico. Se ha hecho la gran apertura internacional, de comunicación, una apertura muy social.
– Siendo farmacéutica y especialista en farmacia hospitalaria, ¿cómo llegó a la dirección de STANPA?
– Nunca lo había pensado porque mi trayectoria era muy científica y me gustaban muchísimo el medicamento y la parte asistencial. Siendo directora de la Agencia Española del Medicamento pude conocer la parte cosmética y aprendí a respetarla, a darme cuenta de que hay mucha tecnología, mucha galénica, y cuando tuve la oportunidad profesional de entrar en STANPA pensé que era un trabajo colectivo y dirigido a las personas, porque todos tenemos que cuidarnos. No me he aburrido ni un solo día.
– ¿Cree que el mundo de la cosmética es un mundo eminentemente femenino? ¿Se está produciendo algún cambio de tendencia?
– No es un mundo tan femenino como pensamos, porque la cosmética está ahí para cuidar a todas las personas. Lo primero que hacemos con un bebé es bañarlo, cuidarlo; la higiene es la primera herramienta de salud pública y forma parte de las familias; las personas, independientemente de su edad, se cuidan, y los hombres también tienen muchas necesidades. Es un sector de diversidad, hay una parte de la belleza que hemos asociado más a la mujer y obviamente es el gran target, pero no es un sector que piense sólo en femenino, es un sector que piensa en las personas, y en personas muy diversas.
– A lo largo de su trayectoria profesional ha pasado por cargos de responsabilidad, entre ellos el de directora de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, responsable de la Prestación Farmacéutica en la Comunidad de Madrid y secretaria del Plan Nacional sobre el Sida. ¿En algún momento el hecho de ser mujer le ha supuesto un obstáculo profesional?
– En general no. Siempre he tenido compañeras y compañeros estupendos con quienes he compartido los retos profesionales, independientemente de que fueran hombres o mujeres. Ha sido una carrera basada en el talento y en el esfuerzo, mucho esfuerzo. Como anécdota, recuerdo que en mi segundo embarazo tuve que esperar un poco más de lo previsto para obtener un puesto, pero soy muy comprensiva con las mujeres que piensan que es una dificultad, porque si para cualquiera es difícil triunfar en el trabajo, cuando se es mujer y madre hay elementos adicionales que lo dificultan más. Depende mucho de las personas con las que estás, y por eso nosotras tenemos que crear esos referentes masculinos y femeninos en la sociedad que ayuden a que no sea un problema.
– Además de directora de STANPA es presidenta de la Comisión de Igualdad y Diversidad de CEOE, antes llamada Comisión de Sanidad, Asuntos Sociales e Igualdad. ¿Por qué ha impulsado el cambio de nombre?
– Por esa proximidad que tengo con el ámbito sanitario, se vio un poco un enfoque paralelo al de cómo la Administración, dentro del propio Ministerio, llevaba estos temas. Pero la prioridad de los temas sanitarios, de los medical devices, o de temas como los periodos de pago en las administraciones, necesitaban toda la atención en una comisión específica de sanidad, y, por otro lado, la importancia social que tenemos con el compromiso de la igualdad y la diversidad no podía quedar de lado dentro de la organización, por lo que creo que ha sido muy positivo que cada uno de estos espacios tenga su protagonismo propio. En materia de igualdad estoy muy satisfecha y todos podemos estar muy orgullosos, porque la CEOE se ha definido como feminista y esto no era algo obvio cuando empezamos.
– ¿En qué líneas se trabaja desde esta comisión? A día de hoy, ¿cuál es su valoración de la situación actual de la mujer en la empresa?
– Nosotros creemos en una igualdad de oportunidades basada en la integración, en el respeto, en el talento. No se trata de una rivalidad entre hombre y mujeres; se trata de una sociedad justa que dé oportunidades por igual a todas las personas, hombres y mujeres de distintas edades, culturas y aportaciones. Porque está claro que una sociedad es más saludable cuanto más igualitaria es, y una empresa más igualitaria será más justa y, por lo tanto, más competente y más moderna, y estará más cerca de los consumidores. La igualdad, la miremos por donde la miremos, nos aporta valor. Creemos que ése es el gran enfoque que está teniendo la Comisión de Igualdad, que ha integrado a todos los que han entendido que esto era bueno para todos.
– ¿Existe un compromiso real de las empresas en lo que a igualdad de oportunidades se refiere? ¿Se fomenta el desarrollo de la mujer para llegar a cargos directivos?
– Yo creo que el compromiso es clarísimo. Otra cosa es que sea fácil cambiar tu estructura, tu equipo; las cosas no son fáciles, no es una varita mágica la que hace que las cosas se recoloquen donde nos gustaría. Lo que está claro es que todos los departamentos de recursos humanos de las principales empresas y de las empresas medianas están muy concienciados de esto, las direcciones saben que lo tienen que hacer. El que se mantenga resistente es que es muy recalcitrante.
– Es presidenta de la red de Asociaciones Nacionales Europeas de cosmética desde junio de 2010 y vicepresidenta de la Asociación Europea de Cosméticos (Cosmetics Europe). ¿Hay muchas diferencias entre el desarrollo laboral de la mujer en España y lo que ocurre en otros países europeos? ¿Cuál es la tendencia a nivel europeo?
– Yo creo que no hay tantas diferencias, a mí me gusta decir que España es uno de los más avanzados en esta materia. Cuando oímos hablar de los pacientes nórdicos y de que tenemos que aprender de algunos, pues no lo comparto tanto. Es cierto que han sido grandes referentes, pero creo que en España las mujeres estamos en una situación muy similar culturalmente. Donde hay más diferencias es precisamente en los varones, porque en Europa es muy normal que todo el mundo entienda que una reunión tiene que acabar a las seis o que no se convoque un evento a las ocho de la tarde, porque todo el mundo diferencia mejor el espacio privado del espacio profesional; y los hombres lo reivindican con total naturalidad. Nadie piensa mal de un ejecutivo de una gran multinacional en Dinamarca porque diga a las seis de la tarde que se tiene que marchar porque sus hijos han venido del colegio o porque tiene que bañarlos.
– Las ciencias de la salud en general están en plena transformación. ¿Hacia dónde se dirige la profesión? ¿Qué salidas profesionales ve ahora que hace unos años no estaban sobre la mesa?
– El farmacéutico siempre ha sido un profesional muy versátil, y la farmacia no puede perder esa versatilidad. Cuando yo elegí estudiar farmacia era porque buscaba una tecnología de la salud, y la farmacia ha ocupado ese espacio. En una sociedad digital, esa tecnología de la salud se está apoyando en otras cosas. El farmacéutico/a no puede perder la idea de que estamos en una sociedad tecnológica donde el conocimiento no está sólo en la cabeza de una persona (eso es la experiencia). Pero creo que, sin perder la humanidad ni el trato cercano de la farmacia comunitaria, tenemos que asumir que hoy en día el conocimiento vuela y que las oportunidades en la digitalización han de integrarse, porque las personas van a ir a la farmacia habiendo leído mucho, teniendo una opinión preconcebida, acertada o desacertada, y de ahí que el profesional debe ser excelente. Es complejo, pero somos muy versátiles y seguro que la farmacia seguirá evolucionando como lo ha hecho hasta ahora.
– En la reunión que mantuvimos para organizar esta entrevista, dijo que «si no hubiera tantas mujeres en el ámbito de la salud, éste no sería tan justo, tan disponible, tan generoso». ¿Podría desarrollar más esta idea?
– Sé que a veces cuesta reivindicar determinados valores femeninos, y que en ocasiones no damos importancia a la presencia de las mujeres en profesiones como la formación o la salud. Tenemos que potenciar a las mujeres STEM* y ser conscientes de que, no hace tanto, los maestros o los médicos eran hombres. Creo que éstas son profesiones que se han enriquecido muchísimo con la incorporación de la mujer, y tenemos que reivindicarlo como algo positivo. La salud no es algo mercantil; es vocación, entrega, generosidad, y creo que el papel de las mujeres en ese enfoque de generosidad es clave.
*STEM (acrónimo en inglés de Science, Technology, Engineering and Mathematics).
– ¿Podría contarnos en qué consiste el programa «Ponte guapa, te sentirás mejor» impulsado por la Fundación STANPA?
– En estos tiempos en los que se ha puesto de moda hablar de la humanización de la medicina, nos gusta pensar que hace ya seis años que estamos en ese territorio. El programa «Ponte guapa, te sentirás mejor» es un proyecto de responsabilidad social de la industria cosmética que, de una forma totalmente aséptica y fuera de intereses comerciales, organiza talleres de maquillaje gratuitos de la mano de los Servicios de Oncología dirigidos a las mujeres que están sufriendo el tratamiento oncológico, con todo lo que supone para la salud, tanto física como emocional, por la pérdida de la feminidad, de la capacidad de ir a buscar a los hijos al colegio… Este programa ayuda a estas mujeres a hacerse una limpieza profunda de la piel, les explica cómo maquillarse; en definitiva, las ayuda a recuperar la sonrisa, la mirada, las ganas de vivir. Cuando salen de los talleres todas coinciden en la ilusión, quieren ir de paseo, ir con sus hijos, salir a cenar. «Quiero vivir», dicen cuando se vuelven a encontrar ante el espejo, y esto es precioso.
– Tengo entendido que en 2011 fue incluida por la revista Forbes en la lista de las 50 mujeres españolas más influyentes. ¿Qué supone aparecer en una lista como ésta?
– Si me pregunta por premios, le diré que el que más ilusión me ha hecho en mi vida fue el de «Farmacéutico del año», que me otorgó Ediciones Mayo. Aquel año el «Médico del año» fue Valentín Fuster, y para mí fue impresionante, es el único premio que tengo en casa, y me hizo sentir muy orgullosa. Pero volviendo a su pregunta, estar incluida en la revista Forbes impone claramente, pero impone responsabilidad, porque si hay alguien que ha pensado que estamos en ese nivel de aportación a la realidad, hay que estar a la altura. Y también sé que algún día me sacarán de la lista porque entrarán otras mujeres muy influyentes. Sé que es un trabajo colectivo y un reconocimiento a esta industria a la que represento y que ha trabajado muy duro, que lo ha hecho muy bien, que ha sido muy generosa y que aporta mucho valor, mucho empleo.