– Infarma 2015 llega en un momento en el que, por primera vez, se habla, aunque tímidamente, de superación de la crisis económica. ¿Se percibe así en las farmacias?
– No es ésta la sensación que tengo. Es verdad que algunos indicadores nos están marcando un crecimiento a nivel estatal, pero en la farmacia todavía estamos con caídas importantes de facturación, y concretamente en Cataluña con problemas financieros que no desaparecerán durante 2015. Por tanto, se dice que salimos, pero nosotros no lo notamos.
– Continúan, además, los retrasos reiterados en el pago a las farmacias catalanas. ¿Hay solución para este problema?
– En algunas comunidades autónomas este asunto viene arrastrándose por problemas del modelo de financiación o por los efectos que la crisis ha tenido en los ingresos de las comunidades autónomas. Hasta que no solucionemos esto, seguiremos teniendo problemas y la aplicación de la Ley de morosidad en España seguirá siendo un objetivo de futuro; se publicó en 2004, estamos en 2015 y todavía sigue siendo un objetivo de futuro.
– Hace 2 años nos dijo que una tercera parte de las farmacias de Cataluña estaban «en niveles de facturación no óptimos para desarrollar su actividad profesional». ¿Ha mejorado la situación?
– Está peor, porque en los últimos 4 años hemos tenido un descenso de facturación de más de un 20%. La facturación es de bajada y eso siempre es difícil de asimilar, pero es el contexto en el que estamos; al fin y al cabo, los farmacéuticos no somos diferentes ni estamos peor que otras actividades económicas que hay en España.
– La crisis también ha conllevado dificultades en el abastecimiento de medicamentos. Una de las sesiones de Infarma aborda este tema...
– No sé si el problema de desabastecimiento tiene que ver con la crisis, lo que sí ha sucedido es que tenemos una serie de agentes implicados en una actividad prohibida –el circuito inverso de los medicamentos–, y esto no es consecuencia de ninguna crisis. Es, simplemente, una actividad ilegal que hay que perseguir y erradicar totalmente de nuestro sector por la cuenta que nos trae. Pero, repito, no es una consecuencia de la crisis, es una mala praxis, una actividad ilegal.
– En el último Congreso Nacional se presentó la Declaración de Córdoba, que apuesta por la profesionalidad, la práctica asistencial y el trabajo colaborativo con otros profesionales sanitarios. ¿Cómo se va a reflejar este documento en el día a día de la farmacia?
– Este documento forma parte del ADN de la visión que tenemos del futuro de la farmacia. Marca las bases sobre las que tenemos que construir la nueva farmacia del siglo XXI en colaboración con el resto de profesionales sanitarios; una nueva farmacia muy comprometida con la salud del paciente y con nuevas respuestas y servicios profesionales a través de la oficina de farmacia. La Declaración de Córdoba tiene que impregnar cualquier actividad, cualquier iniciativa que surja de Infarma, porque es una apuesta de futuro que hemos hecho como sector.
– Pero, ¿cómo repercutirá en el día a día?
– Tenemos que verlo. Pensemos que la Declaración de Córdoba la hacemos desde la plataforma del Consejo General y de los colegios farmacéuticos, pero que después muchas veces las actuaciones concretas de los profesionales farmacéuticos se desarrollan en el ámbito de la comunidad autónoma, de los servicios autonómicos de salud. Tenemos que ver de qué forma encajamos aquellas iniciativas que puedan ser de ámbito estatal, como es la Declaración de Córdoba, con la aplicación práctica en las comunidades autónomas, donde tendrán mucho trabajo que hacer.
– El congreso vuelve a mirar a Europa, en esta ocasión a Francia, Escocia, Italia y Alemania. ¿Qué pueden aportar sus experiencias?
– Las opciones que han tomado los distintos países del mundo desarrollado para hacer factible el estado del bienestar, sobre todo en Europa, aunque también en otros países con enfoques muy distintos como país, como es el caso de Estados Unidos, están afectando de una manera muy importante a la oficina de farmacia. En los distintos países, incluso en los distintos continentes, nadie está quieto, en todas partes la farmacia se está moviendo. Los países están optando por soluciones que, primero, hacen crecer a la farmacia en sus servicios sanitarios, y, segundo, buscan en los modelos de retribución alguna solución que les garanticen unos ingresos para seguir funcionando a pesar de la política de genéricos y de la caída generalizada del coste de los medicamentos. Analizar estas inquietudes y ver qué hacen los compañeros de otros países nos enriquece a todos muchísimo, nos ayuda a pensar y saber qué es lo que podemos esperar y qué medidas de futuro podemos aplicar.
– ¿Qué espera de la sesión dedicada a la venta de medicamentos OTC por Internet?
– Esto es como si hace 10 años me preguntaran qué pensaba de los teléfonos móviles. Hoy en día Internet es un circuito más de cualquier actividad, y la distribución de productos a través de Internet seguramente copará, de promedio, un 20% de cualquier actividad económica. Pero hemos de tener en cuenta que la nuestra no es una actividad económica cualquiera, no vendemos cajitas de colores, sino medicamentos, y los OTC son medicamentos de indicación farmacéutica; es, por tanto, el farmacéutico quien da consejo. Yo creo que Internet penetrará igual que en cualquier otro ámbito económico, pero debemos procurar y garantizar que detrás hay los medios para que los ciudadanos puedan obtener el consejo farmacéutico que necesitan. ¿Cómo se va a desarrollar? Probablemente habrá una concentración de actores, no tendremos la reproducción de la accesibilidad que tenemos en las oficinas de farmacia en el ámbito geográfico, sino que habrá unas cuantas que despuntarán por encima de las demás. Las normativas que se están desarrollando garantizan que detrás sólo pueda haber una oficina de farmacia individual y esto es muy importante, pero seguro que habrá farmacias que destacarán y que concentrarán volumen de actividad.
– ¿Cuál es en su opinión la sesión que nadie debería perderse de Infarma 2015?
– Hay tantas cosas que nos preocupan en el sector, tantísimas cosas por hacer y es tan grande la inquietud respecto a cómo debemos abordar la dirección de nuestras oficinas de farmacia o sobre los conocimientos paralelos o de futuro que debemos adquirir para ser más útiles como profesionales, que no quiero destacar ninguna sesión. Lo que sí quiero es que los farmacéuticos acudan a la cita de Infarma, porque saldrán conociendo nuestros problemas actuales y sabiendo cuáles son nuestras posibilidades de futuro. En épocas de dificultades es cuando más provecho podemos sacar de estos eventos.
– ¿Considera, por tanto, que una feria como Infarma constituye un buen termómetro del sector?
– Seguro. Hace poco estuve en Pharmagora, en París. Proliferaban los expositores sobre la elaboración de SPD, sobre automatización, sistemáticas, seguimiento farmacoterapéutico y adherencia... eran los temas en ebullición en la farmacia de aquel momento. Estoy seguro de que en Infarma tendremos la misma sensación, veremos claramente cuáles son las apuestas y las salidas de futuro en el sector.
– Entre estas apuestas estará, seguro, la farmacia de los servicios...
– Cuando ponemos etiquetas o catalogamos las iniciativas con un nombre lo llenamos de expectativas, lo desgastamos. Hubo un tiempo en que apostábamos por la atención farmacéutica; a ese nombre cada uno le ponía las expectativas que quería, cada uno se hacía su propia idea, y hemos llegado a un punto en que creo que, al menos la expresión, la hemos quemado como opción de futuro. Ahora hablamos de «cartera de servicios» y, como es una opción de futuro y tenemos algunas cosas en marcha, pero sólo algunas, cada uno está rellenando ese concepto con aquello que piensa. A mí me gustaría ser más amplio. Sin querer categorizar, creo que lo que está clarísimo es que el farmacéutico de oficina de farmacia tendrá que crecer profesionalmente y en sus responsabilidades en lo que respecta a los efectos de los medicamentos en los pacientes. El conocimiento es lo único que nos diferencia de otros actores que hay en el mundo sanitario, y eso es lo que debemos poner en valor para que el farmacéutico siga manteniendo una posición importante en el mundo de la sanidad. En este sentido, evidentemente la cartera de servicios es un medio para crecer y, además, crecer de común acuerdo con las autoridades sanitarias de cada comunidad autónoma o de toda España, alineados y cubriendo necesidades de país en salud. Éste es un camino, pero, ¿cuál es el objetivo? Crecer profesionalmente.
– ¿Qué supone el cambio de sede de Infarma?
– Muchísima tensión para todos nosotros. Infarma, en el escenario de Montjuïc, fue una actividad de éxito. En Madrid nos volcamos al máximo en las primeras ediciones y conseguimos una prolongación del éxito. Y ahora estamos en plena concentración para que no sólo continuemos con la línea marcada en Montjuïc, sino para que seamos capaces de crecer, de ir a más, con la calidad del recinto que representa Fira 2. Esperemos que sea una buena plataforma para que Infarma siga creciendo.