Hablamos con Ana María Mitroi, presidenta saliente de la Federación Española de Estudiantes de Farmacia (FEEF), que tras dos años de mandato pasa el testigo a Natalia Bascones Delgado, quien asume la presidencia de la federación. En esta entrevista Ana nos aporta su visión de cómo está afectando la digitalización y la IA en las universidades, de los cambios en los planes de estudio, de cómo ve el mercado laboral y de los retos de la profesión.
—¿Cuál es su valoración actual sobre la calidad de la formación universitaria en Farmacia en España?
—Es una pregunta muy buena y a la vez muy complicada de contestar, porque hay que tener en cuenta qué es lo que valoran las universidades y qué es lo que valoramos nosotros como estudiantes para ver bien y definir lo que es la calidad. Muchas veces, lo que los profesores entienden por calidad y lo que los estudiantes entienden por calidad, a lo mejor, se aleja de la realidad. Por ejemplo, para nosotros una buena calidad de las clases y de los profesores es que se note esa pasión por la asignatura y por la enseñanza, y que consigan transmitirnos esos conocimientos. Pero los profesores valoran otras cosas sobre las universidades, como puede ser la investigación. Por eso hay que buscar un equilibrio entre las dos cosas.
»Una buena herramienta son las encuestas de calidad que solemos hacer los estudiantes del grado, aunque últimamente corre el falso rumor de que los profesores pueden leer esos comentarios que nosotros ponemos en la web y, claro, eso hace que los estudiantes contesten cada vez menos. Pero siempre se intenta que se conteste para ver qué aspecto pueden mejorar.
—¿Cómo está afectando la digitalización y la inteligencia artificial a la enseñanza de Farmacia? ¿Las universidades y los docentes están adecuadamente preparados para esos cambios?
—La IA está en todas partes, eso es inevitable, y cada vez tenemos que estar más preparados. Obviamente, las generaciones que vienen después de nosotros ya nacen prácticamente con un portátil en la mano.
»Durante la pandemia de COVID-19 vimos cómo los profesores tuvieron que adaptarse, darnos las clases de forma online y digitalizar todos los apuntes, y hacerlo todo lo mejor posible. En ese aspecto, puede que sea más complicado para aquellos profesores que llevan impartiendo de una forma más convencional las clases, pero al final siempre se adaptan y lo hacen lo mejor que pueden.
—¿Es necesario acometer un cambio en el plan de estudios?
—Desde Europa ya se nos está requiriendo que se cambien los planes de estudio. De hecho, nos han dado dos años de plazo para que esos planes de estudio mejoren. Desde la FEEF trabajamos con la Conferencia de Decanos y con el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos para ver cómo podemos modificar esos planes de estudio y cómo podemos adaptarlos lo mejor posible.
—Uno de los retos que afronta la profesión farmacéutica es la evolución hacia un rol más clínico. ¿Cree que la formación actual prepara adecuadamente a los estudiantes para este cambio de enfoque?
—Yo creo que sí. En la mayoría de las universidades tenemos Atención Farmacéutica, Farmacia Clínica, donde vemos todas esas salidas profesionales del hospital, de Farmacia Comunitaria, y nos enseñan cómo tratar a un paciente. Disponemos de aulas de «realidad virtual», por así decirlo, en las que tenemos una farmacia simulada y hacemos un rol play, esto es, unos estudiantes hacen de paciente y otros de farmacéutico.
»Antes de realizar las prácticas tuteladas nos enseñan cómo tratar al paciente, cómo atenderlo, qué preguntas debemos hacer, cómo empatizar con él; y, por otra parte, en Farmacia Clínica se nos acerca a la labor del farmacéutico en el hospital. En la Universidad Miguel Hernández, donde yo estudio, también tenemos dos asignaturas que van enfocadas a análisis clínico del hospital, que es una de las salidas del FIR, y nos enseñan a hacer análisis, a cómo diagnosticar ciertas patologías, a cómo distinguir entre un parásito y otro. También hacemos visitas a los hospitales para ver cómo es el día a día de un farmacéutico en el hospital, así que por esa parte sí que creo que se cubre. Obviamente siempre se puede mejorar, porque todo se puede mejorar, pero yo creo que sí.
—De cara al mercado laboral, ¿qué estrategias propone la Federación para mejorar la empleabilidad de los recién titulados?
—Por los resultados de las encuestas que vemos, el grado de Farmacia es uno de los que mayor empleabilidad presenta, porque es una carrera muy versátil en la que puedes coger cualquier salida profesional.
»Por ese lado pienso, a título personal, que tal vez si empezásemos las prácticas tuteladas un poquito antes, como es el caso de Enfermería, de Medicina, quizás nos acercaría un poco más a lo que es el mundo laboral, porque al final en seis meses de prácticas, a mi parecer, no da tiempo a ver todas las salidas que podemos tener. Quizás si se pudiese ampliar ese periodo de prácticas a la Atención Primaria o a la Industria Farmacéutica, los estudiantes saldríamos mucho más preparados.
»Por otro lado, se podría fomentar la proactividad entre los estudiantes —por ejemplo, en la Federación está claro que lo cubrimos de sobra—, pero hay compañeros que lo único que buscan es sacarse la asignatura y ya está, y ya después de la carrera ya se verá, y hay que entender que es un todo, no es «ahora me saco la carrera y ya veré luego lo que hago».
»Lo que hagas durante la carrera también repercute en lo que tú vayas a hacer como profesional, y te tienes que ir formando aparte de la carrera también. Obviamente la carrera es la base, pero luego lo que tú aprendas fuera, ya sea yéndote de Erasmus o haciendo unas prácticas extracurriculares, te va a aportar muchísimo más que un 8 en la asignatura de Farmacología. Porque al final tú tienes que saber cómo explicarle la farmacología a un paciente. Si alguien te pregunta «¿Para qué me sirve omeprazol?», tú no puedes contarle todo el prospecto; tienes que saber cómo explicarlo para que él lo entienda.
—En las facultades de Farmacia se imparten asignaturas que acercan al estudiante a la labor clínica y asistencial del farmacéutico en la oficina de farmacia. Aunque son menciones muy cursadas en el grado, no todos los estudiantes que las escogen eligen la salida profesional de Farmacia Comunitaria. ¿Qué salida laboral es la que más atrae hoy en día?
—Desde la FEEF se hizo una encuesta a los estudiantes de Farmacia y contestaron más de 300 en un solo día, fue un éxito total. Los resultados mostraron que la salida profesional que preferían era la Industrial, luego el FIR y la Farmacia Comunitaria.
»La diferencia entre unas y otras no era muy grande, se trataba de porcentajes pequeños. Pero lo que sí que destacaban era la capacidad de crecimiento que se tiene en la industria farmacéutica, donde puedes crecer tanto vertical como horizontalmente ya que permite rotar por las distintas áreas y departamentos.
—¿Por qué cree que llama tanto la atención la salida de la Industria Farmacéutica?
—Creo que hay un desconocimiento de la industria, que no vemos esa parte en la carrera, y eso también llama mucho al estudiante, esa incógnita de decir «no sé lo que es la industria, voy a hacer un máster para meter la cabeza y ver lo que es». A lo mejor luego te das cuenta de que has hecho el máster y realmente no te gusta ese departamento para el que tú has hecho el máster. El factor de desconocimiento también nos juega ahí un papel
muy importante.
»Por este motivo desde la FEEF, intentamos hacer muchos congresos sobre salidas profesionales, para que los estudiantes puedan preguntar. De hecho, el CGCOF siempre está ahí apoyando con el tema de la mesa de salidas profesionales en sus congresos, en los webinars y en todo lo que necesitemos.
—¿En qué áreas cree que pueden aportar más, dentro del día a día de la farmacia comunitaria, los farmacéuticos más jóvenes? ¿Qué esperan cuando llegan a la oficina de farmacia?
—Al no ser titular de la farmacia es mucho más complicado hacer lo que a ti te gustaría hacer. Como adjunto tienes esa limitación de lo que el titular quiera, pero yo creo que cada vez son más los farmacéuticos que se dedican más a la farmacia asistencial, a dar un trato más personal al paciente y no solamente dispensar una caja de paracetamol.
»Entonces, lo que esperan de nosotros es eso, que tengamos esa facilidad para poder hablar con el paciente, transmitirle los conocimientos y esa paz para que pueda confiar, y que le podamos dar una solución o un consuelo, porque al final siempre somos «el farmacéutico de cabecera». Siempre vienen a nosotros primero y luego van al médico.
—La pandemia ha puesto en evidencia la importancia de los farmacéuticos en la atención primaria de salud. ¿Qué aprendizajes cree que ha dejado esta crisis para los futuros profesionales de la farmacia?
—Yo creo que durante la pandemia hemos dejado claro que los farmacéuticos desempeñamos un papel fundamental en la rama de Ciencias de la Salud, porque siempre nos tenían un poco como apartados. Pero hemos dado lo mejor de nosotros y se ha visto la labor tan importante que hacemos, y esto es lo que cuenta. Creo que estamos muy bien preparados porque es una carrera muy versátil, donde vemos muchas asignaturas, y aparte hay muchas formaciones extra.
—Existe un debate sobre la necesidad de aumentar la colaboración interprofesional en el ámbito de la salud. ¿Cuál es su opinión al respecto?
—Estamos a favor de eso. De hecho, creamos el grupo de trabajo ASECS (Alianza Sectorial de Estudiantes de Ciencias de la Salud) con las diferentes ramas de la salud donde tratamos todos estos temas. Hemos creído que es muy importante porque, si no hay comunicación, no puede haber un buen sistema, que al final lo que se busca es beneficiar únicamente al paciente. Por eso, sin esa comunicación entre médico, paciente y farmacéutico, o cualquier otra rama, no se puede llevar a cabo dicha colaboración.
—¿Cuál es su visión del futuro de la profesión farmacéutica en España en los próximos diez años?
—Me encantaría tener una bola de cristal para saber exactamente lo que va a pasar dentro de diez años, pero, por desgracia, no la tengo, así que lo que yo creo es que cada vez deberemos estar más formados, sobre todo en Genética, en Farmacogenómica y en Farmacia Asistencial. También en Inteligencia Artificial, que es lo que hoy en día está en todas partes. Y en cuanto a la profesión, pienso que continuará por ese camino de seguir adaptándose, y todo estará mucho más digitalizado.
»También veo una reforma del grado, que es lo que estamos ya haciendo para mejorar esas capacidades en Genética, Farmacogenética, etc.