– Antes de abordar el tema «Mujer & Farmacia» que motiva esta serie de entrevistas, me gustaría referirme brevemente a la actualidad: ¿cómo está afectando a la industria farmacéutica la crisis del coronavirus?
– Nadie se esperaba una crisis como la que estamos viviendo y, por lo tanto, nos ha impactado a todos de una manera u otra. Nuestra prioridad era clara desde un primer momento: la salud y el bienestar de nuestra gente y, por supuesto, garantizar que nuestros medicamentos pudieran seguir llegando a aquellos pacientes que los necesitan. Y la verdad es que, a pesar de que ha significado un esfuerzo ingente por parte de todos los equipos y muchísima gente de la compañía, puedo decir con plena satisfacción, pero también con humildad, que, hasta ahora, lo hemos logrado.
Y me gustaría subrayar que no ha sido sólo Sanofi sino todo el sector de la salud el que ha demostrado que está haciendo una labor importantísima para ayudar a la sociedad. Estos días se han puesto de manifiesto el papel fundamental que juega la industria farmacéutica y el valor que aportamos. En este sentido, no puedo estar más orgullosa de la labor que todos estamos realizando para luchar contra esta pandemia. Evidentemente, merecen una mención especial todos los profesionales sanitarios, médicos y farmacéuticos que han luchado en primera línea contra este virus. Yo me siento muy orgullosa de vivir en un país con el nivel y compromiso de nuestro colectivo sanitario.
– ¿Cuáles son las perspectivas de futuro? El riesgo de nuevas pandemias parece claro. ¿Está preparada la industria farmacéutica?
– Es muy complejo hacer frente a una crisis sanitaria de estas características ya que tiene muchas derivadas e implicaciones mundiales. Estamos hablando de millones de personas, de sociedades enteras, de regiones y de países de todo el planeta que deben hacer frente a algo que nadie preveía. Creo que de esta crisis vamos a aprender muchas lecciones, y una de ellas va a ser la de ser conscientes de que puede volver a ocurrir.
Dicho esto, creo que la industria está preparada para afrontar rebrotes o nuevas pandemias. Y cuando digo que está preparada me refiero a que, en esta crisis que ahora nos impacta, hemos sido capaces de reaccionar a una velocidad relevante, colaborando con las autoridades sanitarias para garantizar el suministro de medicamentos esenciales para los pacientes pero también trabajando conjuntamente, tanto con autoridades como incluso con otras compañías, para intentar buscar una solución que nos permita doblegar al virus, tanto en el diagnóstico y la prevención como en el tratamiento de la COVID-19. Confío en que lo logremos y en que lo hagamos cuanto antes.
– Ahora sí, me centro en el tema «Mujer & Farmacia». En su opinión, ¿cuáles son las razones por las que la profesión farmacéutica en España ha pasado a ser una profesión eminentemente femenina?
– Es cierto que, igual que pasa en otras profesiones, somos más mujeres farmacéuticas que hombres, pero no piense que esto es algo que siempre ha sido así. Hace unos meses, el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid organizó una interesante exposición sobre pioneras farmacéuticas donde se ponían sobre la mesa datos muy reveladores, como, por ejemplo, que la presencia femenina en esta profesión pasó de ser de menos del 1% en 1918 a un 28% en 1936. Hoy en día esa cifra está entre un 73 y un 83%. De hecho, después de enfermería y psicología, farmacia es la profesión sanitaria con mayor presencia de mujeres colegiadas. ¿Los motivos? No creo que sea un tema concreto y, probablemente, dependerá de cada persona, así que mi mejor respuesta es la de exponer mi propia experiencia personal: en mi caso, lo que me motivó a estudiar farmacia fue poder realizar una profesión que implicara trabajar en el ámbito de la salud y ayudar a otras personas. Y la verdad es que estoy muy satisfecha con la decisión que tomé, porque eso es a lo que precisamente siento que me dedico.
– ¿Esta realidad se traslada de una manera proporcional a los puestos de responsabilidad empresarial o institucional? ¿Qué ocurre concretamente en la industria farmacéutica?
– Creo que todavía falta camino por recorrer y que debemos seguir trabajando para lograr que exista un balance de género real que permita que cualquier persona, sea hombre o mujer, pueda desarrollarse plenamente en nuestra sociedad. Es evidente, sin embargo, que no podemos analizarlo todo con la misma vara de medir, ya que, seguramente, existen diferencias en función de los sectores.
Sí le puedo decir que el sector farmacéutico es un referente en este aspecto, ya que muestra uno de los índices más altos de presencia femenina en puestos directivos de la economía española. Los datos que manejamos desde Farmaindustria nos dicen que hoy el 52% de los profesionales de las compañías farmacéuticas innovadoras somos mujeres, cifra que aumenta al 64% en los equipos dedicados directamente a la I+D. Además, los comités de dirección de las compañías farmacéuticas cuentan con un 41,3% de mujeres, por encima de la media de otros sectores.
– En la reunión que organizamos en octubre para preparar esta serie de entrevistas, dijo que le gustaría «que ninguna otra farmacéutica que quisiera dedicarse a la industria tuviera que esperar tantos años como yo esperé para llegar adonde llegué». ¿Puede ampliar esta experiencia personal?
– Bueno, creo que esta frase tiene sentido si se pone en el contexto adecuado. Es cierto que he luchado mucho por llegar a mi realidad actual, pero eso no quita que el resto, hombres y mujeres, también lo hayan hecho por lograr sus objetivos. Mi punto de vista tiene que ver con que el entorno social y laboral que yo me encontré hace ya unos años dista mucho del actual, y como muestra de ello, qué mejor que esta entrevista. Quiero decir que hoy las empresas y la sociedad han tomado conciencia de la importancia de esa igualdad real entre personas diversas, sea esa diversidad por el motivo que sea.
– ¿Cree que actualmente es más fácil para una mujer farmacéutica abrirse paso en el ámbito de la industria farmacéutica?
– La respuesta va en línea con lo que comentaba en la pregunta anterior. Evidentemente, hay más facilidades porque la sociedad y la industria han evolucionado en este ámbito, pero ello no quita que no haya que esforzarse y que sigan existiendo barreras. Por todo ello no quisiera caer en la complacencia, ya que debemos seguir trabajando para que estas buenas cifras que refleja el sector farmacéutico en diversidad y balance de género sigan así e incluso mejoren. Si echamos la vista atrás nos damos cuenta, como cuando le hablaba de las mujeres farmacéuticas pioneras, que hemos hecho grandes avances. Fíjese en que, según los datos de la exposición a la que antes hacía referencia, a principios del siglo pasado, cuando una chica quería estudiar farmacia, la familia debía pedir un permiso especial al catedrático de la Universidad. Es cierto que han pasado muchos años de esto y que ahora nos parece algo inconcebible, pero para poder comparar, creo que también es bueno que veamos cómo estábamos hace unos años y cómo estamos ahora. Hemos dado pasos importantes hacia adelante, aunque, como decía, esto no debe ser un freno para seguir evolucionando.
– ¿Está a favor de las políticas de discriminación positiva?
– Sinceramente, estoy a favor de todo aquello que ayude a normalizar aspectos que todavía hoy no son normales. No me gusta el concepto «discriminación», pues tiene un componente negativo, y tampoco creo que debamos aceptar que la mejor estrategia es discriminar a otro colectivo. Creo que hay que trabajar estos aspectos desde la base, desde la educación, y garantizar que, de manera real y efectiva, no haya ninguna barrera para que el talento y el valor de una mujer puedan desarrollarse con las mismas oportunidades que en el caso de un hombre. Y para que ello ocurra no sólo hacen falta políticas de relaciones humanas, sino también una evolución de la sociedad real que deje atrás los prejuicios del pasado.
– Cuando estudié farmacia, lo que quería realmente era abrirme un camino profesional y dedicarme a ello. Yo creo que la mayoría de nosotros no visualizamos cómo va a ser nuestra carrera profesional cuando estudiamos. Quizás tenemos una visión a corto plazo, y luego la vida profesional y también la vida personal te van marcando el camino. Probablemente visualicé el dedicarme a la farmacia comunitaria como una opción entre otras, y al final la vida me ha llevado a desarrollar mi carrera en la industria farmacéutica, aspecto del que me siento muy orgullosa.
– Sus primeros pasos profesionales fueron en áreas de perfil técnico. ¿Cómo se pasa de desarrollar estos trabajos a dirigir un laboratorio?
– Arranqué mi periplo profesional en un área interesantísima como es la de la calidad, y poco a poco fui evolucionando a posiciones más propias del ámbito del marketing y comercial, lo que me ayudó a tener una visión más transversal de todo lo que implica el trabajo que hacemos. Respecto a la pregunta, yo creo que es un cúmulo de trabajo, compromiso, ganas de crecer y aprender y, sin duda, también tener la suerte de haber coincidido con equipos y jefes que han confiado en mí y me han ayudado.
– Ha trabajado en otros países además de España. ¿Ha observado entre ellos diferencias remarcables en la forma de trabajar? ¿Y en lo que respecta al papel de la mujer en la industria?
– Sin duda he visto y aprendido mucho de mi experiencia en otros países, pero también creo que hay muchos profesionales de otros países que trabajan en España que han aprendido cosas de nuestra forma de trabajar. Es cierto que, por ejemplo, de mi etapa en Suecia recuerdo el enorme compromiso por respetar la conciliación entre vida personal y profesional. Hoy es algo que aquí también se trabaja y respeta mucho, pero en aquella época sí sentí que estaban más avanzados que nosotros.
– En el caso concreto de Sanofi, ¿hay paridad hombres-mujeres? ¿Desarrolla Sanofi políticas para favorecer la incorporación de la mujer al mundo laboral?
– Es parte de nuestro ADN. La esencia de nuestra compañía es trabajar para las personas, en este caso los pacientes, por lo que esa motivación, pero también esa responsabilidad, la aplicamos asimismo en nuestro esfuerzo diario por lograr un entorno de trabajo inclusivo y diverso, y donde las oportunidades sean ecuánimes para todos y cada uno de los perfiles que forman esta organización.
En este sentido puedo decirle que en la compañía que tengo el honor de liderar, el porcentaje de mujeres y hombres está en la línea de la media del sector ya que es del 50%, y que, en cuanto a directivos, el 67% somos mujeres. Creo que estas cifras muestran el claro compromiso de nuestro equipo en esta materia.
También me gustaría destacar que en Sanofi disponemos de un Plan de Igualdad que incluye además una Comisión de Igualdad, que cuenta con representación de los trabajadores para dar seguimiento a los diferentes temas y definir acciones que fomenten la igualdad. También contamos con una agente de igualdad dentro de nuestra organización, cuyo rol es clave para asegurar la implementación de dichas acciones. Igualmente disponemos de embajadores del «balance de género» a nivel filial y de una red de personas trabajando en esta materia a nivel europeo y global.
– Aunque ejerce en la industria, me gustaría acabar preguntándole cómo ve el futuro de la farmacia comunitaria en España.
– Bueno, creo que no descubro nada nuevo si refuerzo el rol crítico que tiene la farmacia comunitaria, más si cabe en este contexto de pandemia. Para mí, los farmacéuticos comunitarios son una de las caras visibles del entorno de la salud en el ciudadano, y esto les da un valor enorme a la hora de asesorar, cuidar y ayudar a las personas. No dudo de que eso vaya a seguir siendo así, probablemente con la lógica evolución e implantación de nuevos canales digitales para interactuar con el paciente y el ciudadano, pero la esencia de su función se va a mantener porque, y ahora ya hablo como ciudadana, los necesitamos.