Premios, pocos constructos imaginarios con más contradictorias opiniones sobre su utilidad, puesto que abren su abanico desde la justa recompensa que se da por algún mérito destacable, a justo lo contrario, la recompensa que el azar de la lotería concede arbitrariamente. Y eso sin olvidar que las decisiones de los jurados son por lo general «fallos».