Farmacia comunitaria y diabetes

«Entienda la diabetes y tome el control» es el lema genérico de la campaña del Día Mundial de la Diabetes para el periodo 2009-2013, centrado en la educación y la prevención, que finaliza con la presente edición de esta jornada de concienciación. Uno de sus principales mensajes es que las personas con diabetes son responsables del 95% de la atención que necesitan, y por ello es de suma importancia que reciban una continua educación diabética de alta calidad a la medida de sus necesidades proporcionada por profesionales de la salud calificados. En este sentido, el farmacéutico comunitario tiene un papel primordial.

Farmacia comunitaria  y diabetes
Farmacia comunitaria y diabetes

La presente edición del Día Mundial de la Diabetes, que se ha celebrado el 14 de noviembre, llevaba por lema «Protejamos nuestro futuro». Para la presidenta de la Associació de Diabètics de Catalunya (ADC), Montserrat Soley, es un mensaje que hace referencia «tanto a la necesidad de detectar aquellos casos de diabetes en los que la persona aún no ha sido diagnosticada como a la de prevenir las complicaciones en las que ya ha sido diagnosticada para que lleve una vida lo más normal posible».
Según Soley, el Día Mundial es para todas las personas con diabetes una jornada para salir a la calle y dar a conocer la asociación a las personas con diabetes, así como para sensibilizar a la población general respecto a la enfermedad, puesto que hay un porcentaje importante de personas que son diabéticas y no lo saben. «Durante prácticamente todo el mes –apunta– nuestra asociación desarrolla actividades informando a la gente, proporcionando cuestionarios para calcular el riesgo y en algunos lugares haciendo controles de glucemia, además de otras actividades lúdicas».

Uno de los carteles preparados por la International Diabetes Federation con motivo del Día Mundial de la DiabetesImpacto mundial
Según la International Diabetes Federation (IDF), organizadora de la jornada, en el mundo hay 371 millones de personas diabéticas y se espera que en el año 2030 la cifra alcance los 500 millones. Pero también incide en que la diabetes y sus complicaciones son en gran parte prevenibles. «Es una preocupación de todos y todos tenemos un papel que cumplir para ayudar a detener esta marea y proteger nuestro futuro», declara la Federación en referencia al lema escogido para este año.
En España son más de 2,5 millones los afectados por la enfermedad. Según datos del estudio di@bet.es, realizado por el Centro de Investigación Biomédica en Red de Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas (CIBERDEM), un 5,3% de la población residente en España es diabética, porcentaje que incluye tanto a las personas que han sido diagnosticadas como a las que todavía no lo han sido. En concreto, la proporción de ciudadanos que son diabéticos y no lo saben es del 2,99%, lo que implica que casi la mitad de los diabéticos (un 43,5% para ser más exactos) desconoce que padece la enfermedad.
Son casos de diabetes tipo 2, que representa entre el 90 y el 95% del total. La prevalencia media en España en personas de 18 a 70 años es del 13,8%, pero esta forma de la enfermedad es más frecuente a edades avanzadas, de modo que por encima de los 75 años su prevalencia alcanza el 41,3% en mujeres y el 37,4% en varones.

Papel del farmacéutico
El farmacéutico comunitario es uno de los principales profesionales sanitarios que, tal como señala la IDF, puede ayudar a las personas con diabetes a gestionar y controlar su enfermedad. También es una de las principales figuras que puede contribuir a sacar a la luz a muchos de esos diabéticos que todavía no saben que lo son.
José Antonio Fornos, doctor en Farmacia de Cangas de Morrazo (Pontevedra) y coordinador del Grupo de Diabetes de la Sociedad Española de Farmacia Comunitaria (SEFAC), comenta que la detección de estos pacientes mediante cribado permitiría a los farmacéuticos aumentar el porcentaje de pacientes diagnosticados, evitando las complicaciones que conlleva el retraso diagnóstico. «Se sabe que cuando existe ese retraso, los pacientes ya presentan comorbilidades –añade–. Hemos llevado a cabo estudios sobre cribado en varias partes de España y tenemos pendiente uno a escala nacional para demostrar la efectividad que pueden tener los farmacéuticos para la detección de personas diabéticas no diagnosticadas».
En opinión de Fornos, el papel del farmacéutico no es diagnosticar la enfermedad, sino detectar factores de riesgo y recomendar a la persona con sospecha de ser diabética que consulte con su médico. Entre esos factores de riesgo asociados al desarrollo de diabetes tipo 2 se encuentran un índice de masa corporal (IMC) igual o superior a 27, antecedentes familiares de diabetes, hipertensión arterial, dislipemia, antecedentes de diabetes gestacional o antecedentes patológicos obstétricos, antecedentes de glucosa basal alterada o tolerancia alterada a la glucosa y tabaquismo.
La accesibilidad y proximidad a la población sitúan a este profesional sanitario en un lugar ideal para detectar esos casos, así como las complicaciones derivadas de la enfermedad y colaborar en la educación sanitaria de los pacientes. En este sentido, Fornos recuerda que «los farmacéuticos comunitarios trabajamos en unas 20.000 farmacias en todo el territorio nacional, somos la red asistencial más cercana al paciente».
Sobre este punto coincide Montserrat Soley. El farmacéutico es un profesional de confianza al que los pacientes visitan con cierta periodicidad. «Con frecuencia le pedimos información sobre algún aspecto que no hemos podido comentar con el médico. Es el profesional que puede ofrecernos recomendaciones sobre temas de salud y, cuando nos recetan otros medicamentos que no son para la diabetes pero que pueden afectarnos, por ejemplo los que llevan sacarosa, nos advierte de ello o de la necesidad de regular la dosis de la medicación que tomamos –señala la presidenta de la ADC–. En estos aspectos tiene un papel fundamental».

Múltiples tipos de intervenciones
La atención farmacéutica a la persona con diabetes tiene muchas y muy variadas vertientes. Una de ellas es la educación de los pacientes tanto en materia de uso de los medicamentos como de tratamientos no farmacológicos, un ámbito en el que se incluyen recomendaciones sobre dieta y nutrición, práctica de ejercicio o fitoterapia. También, evidentemente, en el uso de dispositivos para el control de la glucemia. «Somos los primeros que ayudan y enseñan a los pacientes cómo utilizar el glucómetro o cómo tienen que pincharse –dice José Antonio Fornos–. Además de dispensar las tiras reactivas, enseñamos cómo utilizarlas. Es lo que llamamos autoanálisis asistido por el farmacéutico, porque no todos los pacientes saben cómo realizar este tipo de autocontroles ni cómo registrar los resultados».
Otro aspecto a tener en cuenta es que el farmacéutico puede ser de gran ayuda a la hora de facilitar la adherencia a los tratamientos. «Es el responsable de la dispensación y el seguimiento de los medicamentos –recuerda Fornos–. Por ello, y por la cercanía con el paciente, es el más indicado para ayudar a mejorar el cumplimiento terapéutico. De hecho, se sabe que cuanto mejor es el conocimiento de la enfermedad y de los medicamentos –para qué sirven, cómo utilizarlos, etc.–, mejor es el cumplimiento del tratamiento por parte del paciente. Hemos publicado varios artículos en la revista de la Sociedad Española de Diabetes en los que llegamos a la conclusión de que la acción del farmacéutico dirigida a mejorar el conocimiento de la medicación por parte del paciente mejora la adherencia y su satisfacción».
Además, con la expansión de la receta electrónica las visitas al médico suelen ser más espaciadas. «Durante el tiempo en que los pacientes tienen pautado un tratamiento determinado, nosotros somos los profesionales que los vemos mes tras mes. Evidentemente, eso significa que nuestra implicación aumenta», indica.

Mayor colaboración
El farmacéutico es un profesional que puede aportar mucho a mejorar la salud y la calidad de vida de los pacientes diabéticos a los que atiende, aunque su implicación podría ser mayor si mejoraran ciertas situaciones. Por un lado, es necesario facilitar su formación en el conocimiento de la enfermedad a través de publicaciones y proyectos. Por otro, es necesario un mayor reconocimiento de la labor que desempeñan y que en muchas ocasiones no es bien conocida por otros profesionales ni adecuadamente utilizada por las administraciones sanitarias, situación que critica José Antonio Fornos en la entrevista adjunta a este reportaje, donde opina que los farmacéuticos deberían estar integrados en equipos multidisciplinares con otros profesionales sanitarios. La solución pasa por un mayor entendimiento y colaboración entre todos. «Me gustaría que la Administración y demás profesionales sanitarios se pusieran de acuerdo y se comunicaran con nosotros para la creación de equipos multidisciplinares basados en la idea de que el paciente constituye el centro de la atención», concluye.

 

José Antonio Fornos«Nuestra obligación es ayudar al paciente con diabetes a que gestione su enfermedad»
José Antonio Fornos
Doctor en Farmacia. Coordinador del Grupo de Diabetes de la Sociedad Española de Farmacia Comunitaria.

– ¿En qué medida considera esencial el papel del farmacéutico comunitario en la atención al paciente diabético?
– A grandes rasgos, considero que su papel es imprescindible desde muchos puntos de vista. El primero y básico es la dispensación de los medicamentos –antidiabéticos orales e insulina– para los pacientes, pero al mismo tiempo es importante la labor de seguimiento farmacoterapéutico de estos pacientes, lo que engloba todo lo que concierne a la educación diabetológica.
– Háblenos del papel que puede ejercer el farmacéutico en educación diabetológica.
– Es un tema muy amplio. El farmacéutico es el profesional sanitario más accesible y próximo al paciente. En las farmacias de España se atiende cada día a unos 2 millones de personas. El paciente diabético es una persona necesitada de educación sanitaria y farmacoterapéutica, lo cual engloba la educación diabetológica dirigida a mejorar su gestión de la enfermedad. Lógicamente, si tenemos al paciente a nuestro lado, nuestra labor como educadores puede abarcar muchísimos temas, como los estilos de vida, hábitos higiénico-alimentarios, ejercicio, administración de la medicación, ayuda en el autoanálisis de glucemia y hemoglobina glicosilada, etc. Podemos ayudarles en la mejora de su calidad de vida en general.
– Usted ha dicho en alguna ocasión que el farmacéutico debería estar integrado en un equipo multidisciplinar con otros profesionales.
– Nuestra idea es formar parte de un equipo multidisciplinar, en el que, además del farmacéutico, estén el médico, la enfermera, el podólogo, el psicólogo, etc. Si existiese este tipo de equipo multidisciplinar sería más fácil la colaboración y la derivación entre nosotros.
– ¿Existe un adecuado conocimiento acerca del trabajo que puede ejercer el farmacéutico en este ámbito?
– La población general y los pacientes diabéticos saben la labor que podemos desempeñar. En la última reunión del Foro de Pacientes ellos pedían nuestra integración y una mayor implicación en los equipos de salud. Nos lo pedían a nosotros así como a la Administración sanitaria. Sin embargo, el resto de profesionales sanitarios desconocen en gran parte o no valoran adecuadamente la labor que podemos hacer. Hay casos puntuales de estrecha colaboración, también a nivel institucional, pero en equipos multidisciplinares se echa en falta la presencia de farmacéuticos. Como mucho, suelen trabajar médicos entre sí y, en ocasiones, con enfermería. Muchas veces el resto de profesionales no existimos para ellos, por lo menos a nivel práctico.
– ¿Qué habría que hacer para mejorar esta situación?
– Habría que mejorar la comunicación, tanto individual como colectivamente, y fundamentalmente con la Administración, que es la responsable de la optimización de recursos. Los farmacéuticos somos un recurso que la Administración no utiliza. Nos tiene infrautilizados probablemente porque no estamos dentro del sistema. Somos profesionales sanitarios privados, con ejercicio público, pero nuestro sueldo y nuestra estructura no dependen directamente de la Administración.
– ¿Cuál sería su mensaje a los farmacéuticos con motivo del Día Mundial de la Diabetes?
– Debemos pensar que somos profesionales sanitarios y que nuestra obligación es ayudar al paciente con diabetes a que gestione su enfermedad. Como el resto de profesionales, nosotros estamos ayudando, formando e informando, pero el paciente con diabetes es el primer agente de su propia salud y tiene que corresponsabilizarse en su cuidado. Los farmacéuticos debemos estar a su lado y tener presente que el centro lo constituye el paciente, no el medicamento.

 

Proyecto DIFAC
Una de las claves de la atención farmacéutica al paciente con diabetes es la formación. En este contexto es de destacar el Proyecto DIFAC (Diabetes en Farmacia Comunitaria), una iniciativa de la SEFAC, avalada por la Sociedad Española de Diabetes, cuyo objetivo es aumentar la implicación del farmacéutico comunitario con el paciente diabético.
José Luis Fornos, que es uno de los coordinadores, explica que en su primera edición participan más de 850 farmacéuticos. «Ha finalizado el curso de formación a formadores, está en marcha el curso online para la formación de farmacéuticos y en estos momentos se están celebrando 26 sesiones presenciales por ciudades de toda España», comenta.
DIFAC parte de la premisa de que el reconocimiento del farmacéutico como profesional sanitario puede resultar esencial, en colaboración con el equipo multidisciplinar, para la educación, concienciación y seguimiento del paciente diabético y la mejora de su calidad de vida.
«Tras la fase online y presencial –añade Fornos–, habrá una fase de implementación que incidirá en la puesta en marcha de todo lo que han aprendido los farmacéuticos, en colaboración con médicos y pacientes».

 

Guía Práctica de Atención Farmacéutica al Paciente Diabético
Hace algo más de un año SEFAC y SED presentaron la primera guía consensuada entre farmacéuticos y médicos para mejorar la atención farmacéutica a los pacientes diabéticos, la cual que sirvió de base para el programa de formación DIFAC. Para José Antonio Fornos, que fue también el coordinador de este libro, se creó con dos objetivos: «El primero, que los farmacéuticos dispusieran de una guía de consulta útil; y el segundo, que sirviera como llamamiento para una mayor colaboración con otros profesionales sanitarios».
Se trata de una obra de consulta rápida que incrementa la capacitación del farmacéutico y que facilita su conocimiento de la enfermedad, su diagnóstico, sus complicaciones y su tratamiento no farmacológico. Es gratuita para los socios de DIFAC. El resto de interesados la pueden adquirir a través de la página web de esta sociedad científica (www.sefac.org).

 

 

 

 

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