Otros profesionales sanitarios… por ejemplo, farmacéuticos/Fumar mata. ¿No lo sabía usted?

Otros profesionales sanitarios... por ejemplo, farmacéuticosFairall L, Bachmann M, Lombard C, Timmerman V, Uebel K, Zwarenstein M, et al. Task shifting of antiretroviral treatment from doctors to primary-care nurses in South Africa (STRECH) a pragmatic, parallel, cluster-randomised trial. Lancet. 2012; 380(9.845): 889-898.

El programa STRETCH (Streamlining Tasks and Roles to Expand Treatment and Carefor HIV, Racionalizando las tareas y funciones para expandir el tratamiento y el cuidado para el VIH) es un método eficaz y factible de extender la provisión de tratamientos antirretrovirales allí donde exista una falta de médicos que limite el acceso a dicho tratamiento.

El presente estudio muestra cómo de la escasez pueden surgir ideas que ayuden a salir de ella. No obstante, la implementación de cualquier potencial solución, especialmente en el campo de la salud, debe ser adecuadamente evaluada con el fin primordial de analizar tanto su eficacia como su seguridad.

En Sudáfrica existe una considerable falta de personal médico, lo que dificulta el manejo y la puesta en marcha de tratamientos antirretrovirales para personas infectadas con el VIH. A partir de este problema, surgió la hipótesis de si los profesionales de enfermería, debidamente entrenados para esta tarea, pueden iniciar y mantener los tratamientos antirretrovirales. Para ello, los investigadores diseñaron un ensayo pragmático, paralelo y aleatorizado por grupos, asignando a ciertos centros de salud a implementar el programa STRETCH, y a otros a continuar con el cuidado habitual.

El resultado principal fue la proporción de pacientes con una carga viral indetectable (<400 copias por mL) al cabo de 12 meses del programa. Un total de 3.029 pacientes fueron incluidos en el programa de intervención, mientras que 3.862 fueron manejados según los cuidados habituales. Después del seguimiento de los pacientes, el tiempo hasta la muerte de estos no varió entre los dos grupos (HR: 0,94; IC del 95%: 0,76-1,15). Y la supresión de la carga viral, por debajo de 400 copias/mL, fue similar en los grupos de intervención (71%) y de control (70%), con una diferencia de riesgos no significativa (1,1%; IC del 95%: –2,4-4,6).

Dos aspectos se pueden concluir de este estudio. Primero, otros profesionales sanitarios que no son médicos están debidamente capacitados para que, tras una formación específica, puedan abordar el manejo de determinados tipos de pacientes. El origen de esta idea ha sido la escasez de médicos, que no es un aspecto propio solo de países en vías de desarrollo, y en otros países desarrollados, como Gran Bretaña, que presentan el mismo problema, ya se ha producido este tipo de intervenciones por parte de profesionales de enfermería y de farmacéuticos. Segundo, antes de llevar a cabo cualquier variación notable en el campo de la salud, por pequeña que pudiera suponer, siempre es necesario evaluar tanto la eficacia de esta como la ausencia de riesgos.

 

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Pirie K, Peto R, Reeves G, Green J, Beral V, for the Million Women Study Collaborators. The 21st century hazards of smoking and benefits of stopping: a prospective study of one million women in the UK. Lancet. 2012 (DOI:10.1016/S0140-6736(12)61720-6.)

Dos terceras partes de las muertes que se producen en el quinto, sexto o séptimo decenio de la vida de las mujeres fumadoras son causadas por el tabaco. Así, las fumadoras pierden una media de, al menos, 10 años de su vida. Dejar de fumar antes de cumplir los 40 evita más del 90% del exceso de mortalidad. Hacerlo antes de los 30, evita más del 97%.

Este estudio reclutó, entre 1996 y 2001, a 1.300.000 mujeres, las cuales fueron entrevistadas de nuevo 3 y 8 años más tarde con el fin de observar los efectos de fumar de forma prolongada, así como de dejar de fumar. Entre las participantes, que tenían una edad media de 55 años, se observó un 6% de muertes.

Al inicio, unas eran fumadoras (20%), otras exfumadoras (28%) y más de la mitad (52%) no habían fumado nunca. Cuando se estudió posteriormente la tasa de mortalidad, se vio que las que fumaban tenían un riesgo casi tres veces superior de morir que las que no fumaban. De las causas de muerte más frecuentes, todas vieron incrementado su riesgo. Por ejemplo, en el cáncer de pulmón, el riesgo aumentó 22 veces.

Sin embargo, entre aquellas que dejaron de fumar entre los 25 y 34 años de edad el riesgo de mortalidad por cualquier causa prácticamente no aumentó, mientras que aumentó solo un 20% en las que lo dejaron entre los 35 y los 44 años de edad. Si el riesgo se focaliza exclusivamente en el de muerte por cáncer de pulmón, en el primer grupo aumentaba un 84%, mientras que en el segundo lo hacía en un 334%.

Dos aspectos más deben llamar la atención de los resultados de este estudio. Cuanto más joven se ha empezado a fumar, mayor es el riesgo de muerte posteriormente. Con respecto a la cantidad diaria de cigarrillos fumados, ocurre una cosa similar: la mortalidad se incrementa al hacerlo el número de cigarrillos. Incluso fumar «poco», entre 1 y 9 cigarrillos diarios, duplica el riesgo de muerte comparado con las que nunca fumaron.

El presente estudio demuestra, una vez más, el efecto absolutamente pernicioso del tabaco, así como las ventajas importantísimas de dejarlo, mayores cuanto antes se produzca dicho abandono. El farmacéutico tiene ante sí un enorme potencial de actuación educando a los pacientes que sean fumadores, e instándolos al abandono del hábito tabáquico. Transmitir continuamente los efectos que genera su consumo, así como los beneficios que se asocian a su abandono, debe ser una tarea prioritaria en el desempeño de la profesión. Al menos, ¡que nadie pueda decir que no lo sabía!

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