Herida quirúrgica y tabaquismo/Concienciación del problema de la hepatitis C

Herida quirúrgica y tabaquismoSorensen L. Wound healing and infection in surgery. Arch Surg. 2012; 147(4): 373-383

Las complicaciones posquirúrgicas son más habituales en los fumadores que en los no fumadores, y también en los que han sido fumadores que en aquellos que nunca han fumado. Finalmente, es de destacar que incluso una cesación tabáquica conseguida poco antes de la cirugía reduce las probabilidades de infección en la zona intervenida, aunque no otras complicaciones.

Desde hace décadas se han observado efectos negativos en el resultado posquirúrgico en personas fumadoras; sin embargo, no se han realizado estudios que recopilen y analicen toda esa información, por lo que un investigador danés decidió realizar una revisión sistemática para valorar la asociación entre el hábito de fumar y las complicaciones posquirúrgicas, y estimar cuál es el impacto de la cesación tabáquica sobre los resultados observados tras la cirugía.

Para ello, se extrajeron los datos de los estudios de cohortes y de ensayos clínicos controlados, identificando, como resultado principal, a todos los tipos de episodios adversos posteriores al acto quirúrgico, ya fueran a corto plazo (como necrosis tisular, retraso en cicatrización, dehiscencia de la herida, infección en sitio quirúrgico, etc.), o a largo plazo (como hernia).

Los resultados mostraron que hubo una mayor probabilidad de necrosis, retraso en la cicatrización, infección quirúrgica, hernia, etc., con un valor de la OR de 1,79-3,60 entre los fumadores comparados con los no fumadores. Cuando se analizaron los datos entre los exfumadores y los que nunca fumaron, se vio una diferencia a favor de los que nunca fueron fumadores. En los estudios que analizaron a los pacientes que dejaron de fumar poco antes de la cirugía, si bien no se redujo el riesgo de complicaciones, se observó una disminución de la tasa de infección en la zona intervenida. Los perjuicios que el tabaco origina en los vasos sanguíneos, entre otros problemas, explicarían este riesgo incrementado.

La farmacia comunitaria tiene una gran labor en la identificación y concienciación de los fumadores para colaborar con ellos en la cesación de este hábito, que es tan perjudicial a todos los niveles.

 

sehablade477_2Concienciación del problema de la hepatitis C

Korthius P, Feaster D, Gómez Z, Das M, Tross S, Wiest K, et al. Injection behaviors among injection drug users in treatment: the role of hepatitis C awareness. 2012; 37(4): 552-555.

Con frecuencia se ha observado un comportamiento de riesgo en los usuarios de drogas intravenosas; pero además se ha comprobado que el hecho de que los usuarios conozcan el riesgo de infección por hepatitis C se asocia a un mayor comportamiento de riesgo. De todo ello puede deducirse que es necesario llevar a cabo nuevas intervenciones para prevenir dicho comportamiento en aquellos individuos portadores del virus, concienciándoles de la importancia de evitar su transmisión.

Es sabido que el usuario de drogas intravenosas es el vector más importante en la transmisión del virus de la hepatitis C (VHC). Asimismo, muchos estudios muestran que hasta dos terceras partes de estos individuos tienen comportamientos de riesgo en el momento de la inyección, tales como compartir jeringas y agujas para administrarse la droga. Teniendo en cuenta que los estudios previos habían mostrado resultados diversos respecto del conocimiento de la infección y la conducta seguida en la inyección de las drogas, un grupo de investigadores estadounidenses evaluaron la prevalencia de las prácticas de uso de drogas entre los adictos a ellas, y compararon el comportamiento entre los que presentaban la infección y los que no o lo desconocían.

En el estudio, más del 30% de los participantes manifestaron haber compartido jeringas o agujas. Sin embargo, habían adquirido las agujas en las farmacias, programas de intercambio o de suministros a diabéticos, pero menos de la mitad utilizó de forma permanente una aguja limpia. Entre los que las limpiaban, la lejía fue el método más habitual, aunque muchos lo hicieron exclusivamente con agua y jabón.

Los que sabían que estaban infectados por el VHC presentaron un comportamiento más arriesgado en la autoadministración de las drogas, y más del doble (comparados con los que no estaban infectados o desconocían esta situación) habían compartido la jeringa o aguja con otros usuarios (OR: 2,37; IC del 95%: 1,15-4,88).

A pesar de que la mayoría de los usuarios de drogas intravenosas que participaron en el estudio habían adquirido sus jeringas y agujas de una forma segura –en farmacias, sobre todo–, posteriormente más de la mitad mostraron una utilización nada segura, reutilizándolas sin esterilizar o compartiéndolas, especialmente aquellos que sabían estar infectados por el virus. La solución a este problema de salud pasa por la implementación de programas y actuaciones que incrementen la concienciación de este problema entre los usuarios de drogas intravenosas. Todos los profesionales y organismos sanitarios deben implicarse en estos programas y participar con eficacia en dichas intervenciones. La farmacia comunitaria desempeña un papel importante en este aspecto.

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